La Patagonia rebelde de José Celestino Campusano
El director argentino sigue haciendo su camino con “El azote”, una historia cruda condimentada con elementos fantásticos. Estreno.
Por Juan Francisco Gacitúa
Cuando alcanza el punto más alto de sus habilidades, Campusano es un director que se anima a meterse en los temas a los que otros cineastas argentinos ni se asoman, mirándolos de frente, narrándolos de manera contundente y basándose en hechos verídicos que recoge de su acercamiento. Cuando no está en sus mejores películas se transforma en una imitación barata de Emilio Vieyra, persignado en que la abyección y la pereza formal vayan de la mano, y el problema es que últimamente la línea que separa a esas dos facetas es muy delgada, o que quizá su cine camina encima de ella haciendo equilibrio constantemente.
El azote, su segunda incursión en la Patagonia, sigue a un asistente social con pasado en el heavy metal y un presente bastante más oscuro, con la violencia y las miserias diarias que enfrenta en el centro de menores donde trabaja y una vida familiar y amorosa en pleno desmoronamiento.
No hay nada en esta película que pueda reformar a convencidos y negadores de su estilo, y si bien la manera en que la cámara retrata la periferia barilochense es extraordinaria, el guion y la dirección de intérpretes siguen en ese tono de The Wire si la hubiese producido Pol-ka en los noventas.
Pero dos aspectos puntuales suben la apuesta en direcciones contradictorias: algunos elementos fantásticos oxigenan la narración, y complejizan los modos en los que el bien y el mal se van disponiendo en la trama, mientras que la búsqueda inclaudicable de Campusano por plasmar La Realidad en la pantalla empieza a llevarlo por decisiones que pasan de lo formal a lo éticamente cuestionable. Y no es como si no tragáramos violencia explícita y verídica de cualquier noticiero, o como si un preadolescente no pudiera llegar a una mujer desnuda en dos clics (y un personaje de la película ve a una en persona, en un breve plano que representa el abuso sexual por parte de su tía), pero inevitablemente algo hace ruido cuando las escenas provienen de alguien que en varias entrevistas asegura no deleitarse con retratar las bajezas humanas de esa manera. Cuando meterse en la pornomiseria (casi literal) es la única herramienta para reflejar una problemática, el cine bruto se vuelve sádico y no hay intenciones nobles que lo justifiquen.
El azote
De José Celestino Campusano
Con Kiran Sharbis, Facundo Saenz Sañudo y Nadia Fleitas
