La primera temporada de Togetherness
Más allá de algunos logrados intentos de otras cadenas televisivas y competidores como Netflix, Amazon, Hulu y la empresa que se meta en el medio, HBO sigue siendo la señal que lidera la galaxia serial, no solo por tradición (imposible desatender “detalles” como The Wire, The Sopranos, Curb Your Enthusiasm, etc.), sino también por los reflejos a la hora de sumar talentos a sus filas. En ese sentido, las últimas adquisiciones de HBO son algunos de los nombres más sobresalientes de lo que hasta no hace mucho se conocía como mumblecore, esa veta contemporánea del cine independiente estadounidense que privilegia los diálogos y las situaciones cotidianas por sobre el desarrollo de complicadas tramas. Además de convocar a Joe Swanberg para dirigir un par de episodios de Looking y la aceitada captación de Lena Dunham, responsable de Girls, tras su segundo largometraje (antes de Tiny Furniture existió Creative Nonfiction), HBO redobló la apuesta convocando a los hermanos Jay y Mark Duplass, inquietos responsables de películas como The Puffy Chair, Baghead, Cyrus, The Do-Deca-Pentathlon y Jeff, Who Lives at Home.
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Togetherness, la miniserie coescrita y codirigida por ambos, es un excelente ejemplo del talento y las búsquedas de los Duplass, un corte transversal a la más aburguesada vida cotidiana estadounidense y sus white people problems, con una fuertísima impronta realista, ideal para la identificación instantánea. Los crecientes problemas de comunicación de un matrimonio establecido –interpretado por Mark Duplass y Melanie Lynskey–, cuya cotidianeidad juega en contra de la sexualidad y el romanticismo, se contrastan con la incipiente relación –amorosa o no– del mejor amigo de uno (el alivio humorístico, interpretado por Steve Zissis, cocreador y coescriba de la serie) y la hermana de la otra (una bella, impecable y desaforada Amanda Peet). El resultado es una simpática dramedia en la que priman los detalles: intentar salir de la rutina sexual, presentar amigos nuevos a los más viejos, dirimir diferencias laborales con superiores, descubrir hacia dónde van los intereses y gustos propios, etc.
Construida como si se tratase de un largometraje dividido en ocho episodios, esta primera temporada de Togetherness –con la segunda ya en preproducción– tiene a su favor la ajustada y deliberadamente poco ambiciosa intención de retratar algunas neurosis modernas, dándoles el tiempo de desarrollo necesario, principalmente desde las cuidadas actuaciones, punto de partida y llegada en la redondez autoral en toda la obra de los Duplass. Todo un mérito, más allá de que siempre haya sido una apuesta segura, dados los apellidos involucrados.
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