Las nuevas voces de la literatura argentina
Por primera vez, la Bienal Arte Joven Buenos Aires incluye entre sus disciplinas a la literatura en tres géneros: cuento, poesía y narrativa. Toda una apuesta para descubrir nuevas voces entre los autores locales. ¿Qué es una clínica de obra? ¿Cómo se trabaja una novela hasta dejarla lista para su publicación? Te lo contamos acá, según la experiencia de Natalia Rozenblum y Martín Jali, dos de los seleccionados.
Los Inrockuptibles y la Bienal Arte Joven Buenos Aires se unieron para traerte los destacados del evento multidisciplinario que celebra a los jóvenes creadores.
La literatura es una disciplina muy atractiva, pero a la vez compleja a la hora de generar a través de ella una instancia de legitimación. ¿Son los premios los que hacen que una obra se conozca? ¿Las reseñas en suplementos culturales? ¿La difusión informal de boca en boca? ¿O el reconocimiento de otros pares escritores, o de la academia? Estas preguntas no tienen una sola respuesta, y los autores jóvenes muchas veces tienen que atravesar un largo camino hasta encontrar a sus lectores. Por eso el hecho de que por primera vez la Bienal cuente con la disciplina de Literatura es una noticia para festejar. Porque entre otras cosas presenta una alternativa a ese sinuoso camino por el que pasan las obras inacabadas y presenta –en la categoría Novela– una forma de acortarlo: las clínicas de obra grupales, comandadas por dos escritores reconocidos como son Hernán Ronsino y Marina Mariasch.
¿Cómo es eso? Dieciséis autores fueron seleccionados en la categoría Proyecto a desarrollar: todos contaban con una obra avanzada, a la que le faltaba una horneada para que viera la luz. A ese proceso de reescritura y corrección se están abocando ahora, en talleres grupales semanales de ocho integrantes, organizados por la Bienal. Una vez finalizada la instancia de taller, un jurado evaluará las obras y elegirá una novela ganadora, que será publicada por la prestigiosa editorial Entropía –donde fueron editados, por ejemplo, los primeros libros de Pola Oloixarac y Romina Paula.
Martín Jali –que además de bienalista lleva adelante el original club de lectura Escape a Plutón– es uno de los participantes de la categoría Novela, y comparte su experiencia con nosotros. “Presenté una novela que por ahora lleva el título de Los paisajes imaginarios. Me parece que por la instancia de escritura en la que me encuentro todavía estoy descubriendo de a poco, capa a capa, el material que tengo entre manos. Lo que comenzó como una novela coral se convirtió en un tratado sobre los consumos culturales de una generación, y después, en la recorrida por una ciudad imaginaria, unos años en el futuro, donde se va tejiendo una manera de mirar y accionar sobre la realidad. Hace apenas unos días le expliqué a unos amigos que la novela trata sobre la historia de amor entre una anarquista performática y un programador web. Creo que mi proyecto, a su manera, circula por estas zonas”, cuenta. Jali es uno de los integrantes de la clínica de obra coordinada por Hernán Ronsino, que tiene lugar todos los viernes: “Nunca había asistido a ninguna clase de taller y la experiencia es muy enriquecedora. Más allá del prestigio y la calidad de su obra, Hernán es un tutor que transmite una energía muy genuina, y tiene una lucidez bárbara para detectar de inmediato los problemas a los que se está enfrentando cada obra. Esto no le impide ser severo, por supuesto, pero tiene la cualidad de sugerir los cambios necesarios para que el proyecto de cada uno se potencie. Es decir, no solo detecta los errores, sino que, a partir de ellos, genera un intercambio donde el proyecto siempre sale favorecido. Creo que este tipo de dinámica de premiación y de apoyo institucional es esencial, especialmente para los autores jóvenes, y es una hermosa novedad que la Bienal haya decidido incluir la disciplina Literatura este año”, agrega también.
Por su parte, Natalia Rozenblum es otra de las bienalistas que está pasando por esta etapa de reescritura. A ella la conocimos el año pasado por su primera novela, Los enfermos, publicada por Alto Pogo, un relato oscuro muy bien escrito sobre la relación de una madre con su hijo en coma. Y Natalia es también la cara visible detrás del proyecto La Vecina Libros, una librería “íntima” que funciona por Internet y tiene sede física y “a puertas cerradas” en Olivos. A diferencia de Jali, Natalia está participando de la clínica de Marina Mariasch y cuenta así su proceso: “Baño de damas empezó como un cuento en 2011 y fue mutando con los años hasta volverse una novela corta. Al principio era la mirada de una chica joven sobre las señoras mayores del club, pero después me di cuenta de que lo que verdaderamente me interesaba eran esas señoras y su intimidad, sin la intervención y el prejuicio de alguien que está afuera. Así que decidí que una de ellas fuera la narradora. Más o menos esa fue la versión que presenté a la Bienal, casi terminada, pero llena de dudas. Cuando me avisaron que había quedado seleccionada, hice una nueva versión que me pareció que iba mejor, pero seguía con un problema: no me convencía el conflicto inicial que era que este grupo de amigas quería derrocar al presidente del club. Entonces hace poco me sinceré. A mí lo que me interesaba era cómo la protagonista vive su intimidad, la relación con su cuerpo y los otros cuerpos, cuáles son sus deseos, y no un conflicto externo. De modo que empecé todo de nuevo, y acá estoy. A esta altura ya tengo dos tercios y espero terminarla muy pronto”.
“En el grupo que coordino, hay una variedad de registros, de géneros. Pero si hay algo en común, más allá de esa diversidad, tiene que ver con la exploración de la ciudad de Buenos Aires. Hay muchas Buenos Aires, distintos rincones, diferentes tonos de narrarla.” (Hernán Ronsino)
¿Cómo es esto de trabajar una novela grupalmente? ¿Y qué tienen en común los textos presentados? Hernán Ronsino nos cuenta que en los talleres puntualmente “se van leyendo los textos, lo que están escribiendo, y hacemos devoluciones en grupo. Los ocho integrantes de cada grupo están muy involucrados en las lecturas de los demás. Es un trabajo colectivo muy interesante. En el grupo que coordino, hay una variedad de registros, de géneros. Pero si hay algo en común, más allá de esa diversidad, tiene que ver con la exploración de la ciudad de Buenos Aires. Hay muchas Buenos Aires, distintos rincones, diferentes tonos de narrarla”, explica. Y Martín Jali, desde adentro de ese grupo, agrega que “cada uno tiene sus zonas de preferencia, sus propios métodos de escritura e ideas distintas sobre la literatura. Hay quienes vienen de la música, otros que han viajado por el mundo o han estudiado cine, algunos han hecho taller con Félix Bruzzone, o Hernán Vanoli o Juan Forn, y esto arma un cruce de perspectivas súper atractivo. Cada una de los proyectos que estamos trabajando muestra un poco esto: desde novelas de ciencia ficción, como la de Santiago Pérez, mapeos urbanos-sentimentales, como el proyecto de Lucia Rud, o historias con pulso vonnegutiano situadas en Kosovo, como lo que está escribiendo Eric Barenboim. En el último encuentro de taller coincidimos en que todos esperábamos la llegada del viernes por ser “el día del taller”. Creo que eso expresa un poco el calibre del intercambio y el buen ambiente que hay en cada sesión”.
Y además de novelas, la Bienal Arte Joven Buenos Aires también seleccionó a un puñado de poetas que participarán en una antología a publicarse por Mansalva, y a un grupo de cuentistas, que formarán parte de otra antología a editarse en septiembre por Eterna Cadencia, dos editoriales importantes, que esta vez funcionarán de plataforma para impulsar nuevas voces locales.
Estos son todos los autores que están participando de las clínicas: Natalia Rozenblum, Rodolfo Omar Serio, Corina Bistritsky, Nicolás Ferraro, Agustina Massa, Carolina Romano, Jazmín Carballo, Julieta Yanel Salman, Martín Jali, Tomás Schuliaquer, Lucía Rud, Matías Buonfrate, Eric Barenboim, Nubia Bado, Santiago Pérez Izquierdo, Valentina González Nucci.
Para más información acerca de la Bienal Arte Joven, visitá bienal.buenosaires.gob.ar/
