“No creo que ninguno tenga ganas de volver a juntarse“

Lee Ranaldo vuelve a sorprender en Electrim Trim, su nuevo disco, donde toma distancia del noise para continuar explorando las formas de la canción. Uno de los artífices del sonido de Sonic Youth da por terminada la actividad de la banda y habla de su nuevo trabajo solista antes de visitar Sudamérica a fin de año.

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles
10 min readOct 24, 2017

--

Por Santiago Delucchi — Fotos Matías Corral

Las canas no le quitan las mañas a Lee Ranaldo. Tal vez sea porque, en el fondo, sigue siendo joven –y sónico–. O porque aún lo mata la curiosidad. O porque su búsqueda es incansable. Lo cierto es que, en esta época en que a ningún pope de la música comercial se le cae una idea original, a él se le ocurre hacer un disco a su antojo, de canciones caleidoscópicas, aventuradas y expresamente melódicas. Así es la sensación que transmite Electric Trim: de viajes y fascinaciones, entre climas acústicos y eléctricos, sin fórmulas, sin esquemas, casi como si se burlara de los clichés de la industria. Tiene la imaginación de un niño, delirada y algo impredecible. Tiene los secretos del pop psicodélico. Tiene las visiones hechas palabras. Y tiene sus guitarras, que se afinan distinto y que acoplan con la esencia de su pasado.

Hay un pequeño mundo que permanece, como imantado, alrededor de Sonic Youth. No importa que se hayan separado hace rato: las partes escindidas –sus ex integrantes– siguen creando y operando una música que, por más personal y distanciada que sea, se conecta de una forma u otra con la orbe sónica. De eso dan cuenta, sin disimulos, los proyectos de Thurston Moore y de Kim Gordon. No tan simple, sin embargo, resulta esta observación con Ranaldo. Y es que, en su carrera como solista, él es quien más ha sacudido la brújula. Su misión principal pasó a ser las canciones. Antes, como parte de Sonic Youth, también lo hacía. Pero sus actividades paralelas parecían orientarse hacia los extremos y los experimentos, primero como acólito de Glenn Branca, después como performer en galerías de arte. Su nuevo itinerario comenzó con Between the Times and the Tides (2012). Luego vino Last Night on Earth (2013), un álbum firmado junto a The Dust, su banda de entonces. Y ahora, con la llegada de Electric Trim, concreta lo que tantos anhelan y pocos consiguen: seguir ensanchando su labor cancionera.

Algo ya se vislumbra desde el arte de tapa, una fotografía firmada por Richard Prince (el mismo artista que prestó una de sus pinturas para Sonic Nurse). Esas marcas sobre el asfalto, serpenteadas por el desenfreno, indican que nada puede ser muy lineal en la carretera de Electric Trim. “Last Looks” resume bastante bien ese ánimo: comienza siendo una cosa –una suerte de balada, entre timbres acústicos y beats acuáticos–, pero cerca del final se revira por completo, para desembocar por un tobogán bastante más rockero e imponente. “Moroccan Mountains”, el primero de los nueve temas, abre con una atmósfera casi onírica. Y ahí, entre campanas y una guitarra acústica que retumba, arroja unas palabras habladas. “Esta es la última parada”, dice Lee antes de empezar a cantar. Cada canción es un paseo irrepetible, pero hay un hilo que parece atravesarlo todo: de “Let’s Start Again” a “New Thing”, se respira el aura de los Beatles. Es una de las debilidades que reconoce su autor. Y es, también, parte del trabajo del catalán Raül “Refree” Fernández, productor del disco y nuevo socio en escena. No hay una banda estable detrás, pero sí varios colaboradores: Sharon Van Etten, Nels Cline, Kid Millions y los miembros de The Dust (Alan Licht, Tim Luntzel y Steve Shelley). También participa el escritor Jonathan Lethem.

El año pasado, Ranaldo tocó en el CCK. Se anunciaba como un show acústico: él solo con su guitarra. Y así fue, aunque irradiado por un despliegue mágico de recursos y sonoridades. Este año, semanas antes de la edición de Electric Trim, el neoyorquino volvió a Sudamérica, pero no salió de Brasil. Su cometido, esta vez, era otro. “Di un par de conciertos, de nuevo solo, pero en realidad vine por dos semanas para trabajar en la banda sonora de una película”, cuenta por teléfono desde Río de Janeiro, para terminar su explicación: “Se llama We Still Have the Deep Black Night, y es el tercer film de Gustavo Galvão. La historia tiene lugar en Brasilia y en Berlín. Y es sobre una banda, aunque también sobre la situación social y política de este país. O más bien de cómo está el mundo”.

“Me interesa que mis canciones tengan la posibilidad de atravesar varios procesos y etapas. Lo que escribo, en un principio solo con mi guitarra acústica, debe tener esa condición. Esas son las canciones que considero buenas: las que sobreviven a los tratamientos y a los posibles cambios.”

ENTREVISTA> El año pasado tocaste en Buenos Aires, sin banda, con tus guitarras acústicas, y ahí sonaron algunas de las canciones de Electric Trim. ¿Cómo fue la transición de esas presentaciones en solitario a la grabación de un álbum con más instrumentos y colaboradores?
Fue un proceso muy interesante. Porque todas estas canciones empezaron siendo algo muy básico: un puñado de demos. Entonces, cuando nos pusimos a trabajar en las canciones, a construirlas, todo se volvió cada vez más atractivo. Queríamos saber cómo iban a quedar. Y la verdad es que el resultado nos sorprendió a todos. Yo no tenía expectativas al principio, realmente. Me entregué a la posibilidad de sorpresa que podía darme cada canción, dado que antes no era más que un simple boceto. Arranqué yo solo, siempre con mi guitarra acústica, excepto por una canción que hice en el piano: “Let’s Start Again”. Y luego todo se fue transformando. Llevó su tiempo, porque teníamos que descubrir qué instrumentos y qué sonidos iban para cada canción.

¿Por qué elegiste trabajar con un productor como Raül “Refree” Fernández? ¿Cómo se conocieron?
Ya había colaborado con él antes… Nos conocimos en 2013, en Barcelona: trabajamos juntos en un disco de reversiones que se llama Acoustic Dust. Fue una grabación muy rápida junto a mi banda, The Dust, en formato acústico, donde hicimos temas de mis dos discos anteriores. Nos caímos muy bien. Ambos pensamos que sería bueno volver a trabajar juntos, pero esta vez en material nuevo. Después, una vez que resolvimos la fecha, todo se fue dando y acomodando. Él también tocó varios instrumentos y agregó algunos elementos electrónicos, como sampleos y beats.

Tu disco anterior, Last Night On Earth, es casi un guiño a la psicodelia, sobre todo a Grateful Dead, una de tus grandes y viejas pasiones. ¿Qué cosas se te cruzaron mientras concebías Electric Trim?
Es difícil citar algo en este caso. Básicamente porque las referencias pasaron por todo el mapa. No hay algo único, ni muy específico, para señalar. A veces, cuando te ponés a trabajar en un álbum, te sorprendés un poco con lo que termina apareciendo en las canciones. Solo un ejemplo: hay momentos en los que asoman cosas de la música disco y quizá cuesta imaginar que me haya influido, pero lo cierto es que eso sonaba bastante cuando yo era joven, en la década del 70.

Este álbum realza tu destreza para torcer el rumbo de las canciones. ¿Buscaste elevar la apuesta en ese sentido?
No fue algo planeado, pero reconozco que me interesa que mis canciones tengan la posibilidad de atravesar varios procesos y etapas. Lo que escribo, en un principio solo con mi guitarra acústica, debe tener esa condición. Esas son las canciones que considero buenas: las que sobreviven a los tratamientos y a los posibles cambios. Me gusta la idea de que las canciones puedan adaptarse a los diferentes conceptos que surgen durante la grabación. A veces, inclusive, dos abordajes distintos de la misma canción pueden funcionar bien ensamblados. Creo que, para este álbum, realmente aprovechamos lo que puede dar un estudio de grabación, en la mejor tradición de las producciones emblemáticas de fines de los 60, como Pet Sounds o como Revolver y Sgt. Pepper’s… Ahí el estudio adquiere otro valor: ya no es solo ese lugar donde se coloca un micrófono para grabar, sino que además es una herramienta esencial en el armado de las canciones. Me encanta cuando pasa eso.

“Cada uno está demasiado entusiasmado con lo suyo. Lo que hacemos ahora nos parece más interesante que regresar con Sonic Youth.”

Tus canciones parecen no encajar en este mundo de réplicas y fórmulas calcadas. ¿Cuál es tu truco?
Bueno, no lo sé, tal vez sea por las afinaciones de las guitarras. Todo sale de ahí cuando escribo canciones. Alterno entre distintas afinaciones. Y eso incide. Es decir: se nota el modo en que cierta afinación se relaciona con cierta canción. Hay un contraste, en ese sentido. Supongo que eso ayuda a que mis canciones sean más distinguibles. Al menos me permite jugar un poco más: diferentes guitarras, diferentes afinaciones, diferentes canciones.

Electric Trim contiene un gran trabajo de coros, sobre todo femeninos. ¿Buscaste ese color adrede? ¿O simplemente se dio a partir de tu encuentro con Sharon Van Etten?
Siempre me gustó contar con una voz femenina. Porque creo que mi voz se complementa bastante bien con la de las mujeres. Así que sí, fue algo buscado: quise reproducir un poco lo que había hecho en Between the Times and the Tides. Además sentía que este nuevo disco, en general, se prestaba para hacer muchas cosas con las voces. Me entusiasmaba la idea de volver a escuchar una voz femenina en algunos temas. Pensé que era algo importante para el álbum. Por eso invité a Sharon.

También hicieron un dueto: “Last Looks”. ¿Ya habías pensado en ella para esa canción?
Sí, era una idea que ya tenía… ¡Y salió muy bien! Sharon y yo no nos conocíamos mucho de antes, solo nos habíamos cruzado un par de veces, entre giras y festivales. Resultó ser una gran persona. Y la cantante indicada para hacer esa canción.

Hay más colaboraciones en el disco: Nels Cline en guitarra, Kid Millions en batería…
Nels es un viejo amigo, ya hicimos varias cosas juntos. Me encanta poder contar con él, siempre que se pueda, porque simplemente es asombroso cómo toca y lo que le aporta a una canción. En cuanto a Kid, nos conocimos hace poco: justo coincidimos en un proyecto de su banda, Oneida. Me invitaron para tocar en un disco que se grabó en vivo, en el que también participó James McNew de Yo La Tengo. Tocamos varias veces por esto en los últimos meses y nos fuimos haciendo amigos.

Otro de los colaboradores de Electric Trim no es un músico, sino un escritor: Jonathan Lethem. ¿Esto tuvo que ver con los recitados?
Exacto. Jonathan aportó toda una nueva dimensión. Su participación hizo que las letras se expandieran totalmente. Gracias a él, se sumaron otras palabras, otras ideas, otras miradas. Antes todo venía de mi cabeza. No estaba mal, pero a mí siempre me interesó innovar con las letras. Por eso, esta vez, fue genial contar con alguien más.

“Hablo regularmente con todos. Compartí algunas presentaciones con los proyectos de Thurston y de Kim. Y a veces nos mostramos algunas ideas. Para mí eso es algo normal.”

¿Cómo llegaste a trabajar con Jonathan?
Nos conocimos por un amigo en común… De hecho, este amigo creció con él y, si no me equivoco, es uno de los personajes de uno de sus libros, La fortaleza de la soledad. Con el tiempo, Jonathan y yo también nos hicimos amigos. Intentamos hacer algo juntos para el disco anterior, pero no se dio. Me alegra que ahora sí hayamos podido hacerlo y que haya salido tan bien.

El disco anterior lo firmaste junto a The Dust. Pero eso no pasó con Electric Trim
Es que el disco anterior era básicamente sobre la banda: éramos nosotros cuatro, en una misma sala, tocando y grabando las canciones. Y este álbum es diferente: acá me concentré en las canciones y sus necesidades. Se planeó de entrada así. También colabora la banda, pero ya todos sabíamos que iba a haber más participaciones y que solo iba a aparecer mi nombre.

¿Con quiénes vas a salir de gira? ¿No sigue más The Dust?
No, por lo pronto no. Steve está tocando con Thurston. Y el bajista, Tim, se tomó un tiempo por unos asuntos de salud. Así que ahora me va a acompañar una nueva banda. Va a estar Alan, que sigue tocando conmigo. También forma parte Raül, el productor del disco. Y tenemos a una chica de Brooklyn en la batería.

Hace unos meses, Thurston conjeturó que, de seguir con Sonic Youth, podrían estar grabando un manifiesto de tres horas sobre situacionismo zen…
Es una posibilidad, sí… (risas). ¿Quién sabe qué hubiese sucedido? Siempre estábamos cambiando, entre discos y proyectos. ¡Así que pudo haber sido cualquier cosa!

¿Cómo están las cosas con Steve, Kim y Thurston? ¿Hablan a menudo?
Sí, por supuesto, hablo regularmente con todos. Compartí algunas presentaciones con los proyectos de Thurston y de Kim. Y a veces nos mostramos algunas ideas. Para mí eso es algo normal. Además todavía tenemos algunas cuestiones comerciales con relación a Sonic Youth. Así que siempre hay algún motivo para que nos pongamos en contacto.

Hace no mucho sugeriste que era tiempo de ponerle una cruz a Sonic Youth, de dejar al grupo descansar en paz. ¿Seguís sintiendo lo mismo?
Sonic Youth significó mucho para tanta gente… Y tuvimos una carrera bastante larga. No es que vayamos a desaparecer, pero no creo que ninguno de nosotros tenga ganas de volver a juntarse. Cada uno está demasiado entusiasmado con lo suyo. Lo que hacemos ahora nos parece más interesante que regresar con Sonic Youth. Tiene sentido: tocamos juntos durante treinta años… Es el momento de hacer otra música antes de que se acabe el tiempo.

Lee Ranaldo
Electric trim

(Matador)

En vivo el miércoles 20 de diciembre a las 22 en el Teatro Xirgu Espacio Untref (Chacabuco 875, CABA). Banda invitada: Dedes. Entradas a la venta por plateanet.

> leeranaldo.com

> matadorrecords.com

--

--

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles

El medio para los que hacen — Música, cine, libros, artes y más.