“¿De qué sirve ser el mejor cantante de rock’n’roll del mundo si no cantás?”

Liam Gallagher vuelve con su disco As You Were después de cuatro años lejos de la música y reconoce sus ganas de revivir a Oasis. En esta entrevista, el cantante mancuniano habla de sus más logradas canciones desde los tiempos en que rivalizaba con su hermano Noel y demuestra que su ironía sigue intacta.

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles
12 min readOct 17, 2017

--

Por JD Beauvallet

Durante más de diez años, Liam Gallagher conservó de los felices años de Oasis su jactancia, su arrogancia. Pero como esto ya no se sostenía con canciones dignas de ese nombre, sus fanfarronadas empezaron a transformarse seriamente en una molestia. De todas formas lo salva su humor cruel, que se mantuvo intacto; Liam Gallagher pasó los años 2010 bramando mecánicamente canciones densas con sus sombríos Beady Eye, el premio consuelo que heredó después de la desbandada lastimosa de Oasis, en pleno Rock en Seine, el 28 de agosto de 2009.

Esperando una reunión inevitable de Oasis y fructíferos conciertos como consecuencia de ello, Liam Gallagher por fin salió de su casa, de su depresión, de su divorcio, para animarse a lo impensable: rivalizar con su hermano Noel, componiendo o cocomponiendo un disco completo que llevará por primera vez el nombre “Liam Gallagher” en la caja.

“Los cuatro peores años de mi vida. Tenía la sensación de que no servía para nada. Poco a poco, me replegué sobre mí mismo y perdí la confianza en mí. ¿De qué sirve ser el mejor cantante de rock’n’roll del mundo si no cantás?”

No te exponés sin correr riesgos cuando tenés tanta autoestima. “Soy el mejor songwriter del mundo”, dijo hace poco delante de los micrófonos estadounidenses. Y eso que ni siquiera es el mejor songwriter de la familia Gallagher. Hay que decir que Noel solo le dejó las migas de un festín que sirvió durante años con una regularidad y una grandeza asombrosas. En aquel entonces no se podía juzgar el songwriting de Liam Gallagher. Pero enfrentado a sus obsesiones –de Love a The La’s pasando por Lennon, todos con L como Liam–, el más joven de los dos hermanos le rinde un homenaje sincero y humilde a un pop británico, que no es para nada britpop, en su primer disco solista: As You Were. Sí, leyeron bien: “Liam Gallagher” y “humilde” en la misma frase. Esa es la gran novedad de este nuevo encuentro en Londres: Liam Gallagher reconoce sus dudas, sus errores. Y lo hace con un humor desopilante que transforma esta larga entrevista en un gran momento de stand-up comedy.

ENTREVISTA> ¿Cuál es tu primer recuerdo de un sonido?
Mi voz. Debo tener menos de un año, estoy en una cuna, en el jardín de mi abuela en Irlanda, y una avispa de mierda me pica. Grité tan fuerte que me di miedo. En ese entonces, no conocía todavía la palabra “fuck”, pero en la intención es lo que grité (risas). ¡La primera dimensión de la amplitud de mis pulmones!

¿La primera vez que cantaste?
Hay imágenes en las que estoy cantando un hit de Elvis en una fiesta de la escuela. Tengo seis años y ya muevo las caderas como él, peinado como un rockabilly. Mi mamá estaba obsesionada con los Rolling Stones, creo que con Mick Jagger en particular. Mi papá escuchaba sobre todo música irlandesa y tocaba un poco la guitarra tradicional. Pero bueno, no éramos los malditos Osmond Brothers en casa, ¡no nos pasábamos la vida cantando y tocando!

A mí la música me la sobaba un poco, prefería el fútbol. Me la pasaba afuera con una pelota. Mi hermano Noel era el loco por la música, así como Paul, el mayor, era un mod. Noel se creía punk. Entre ellos dos, siempre había música de fondo en la casa, pero formaba parte del decorado para mí. La primera vez que la música me habló directa y profundamente fue cuando escuché “Sally Cinnamon” de Stone Roses en 1987. Me dije: “Por fin músicos que no usan cuero negro, que se visten como nosotros, como casuals, como scallies, como si acabaran de jugar al fútbol”. En seguida me apropié de la banda, los fui a ver tocar al International de Mánchester. Mi primer recital. Noel escuchaba mucho The Smiths en esa época, pero yo no estaba seguro de que eso fuera para mí. De hecho, cuando nos cruzábamos en el barrio con un fan de The Smiths o de The Cure, con mis amigos nos reíamos de ellos. “¿Te pasa algo, rarito?” (risas).

“Estoy orgulloso de Oasis. Si dependiera solo de mí, reuniría a la banda y escribiría nuevas canciones magníficas, daríamos recitales espectaculares. Pero eso está en manos de Noel.”

¿Tenías tiempo para otras pasiones?
Yo era un infeliz que atraía problemas. Después, por primera vez, con los Stone Roses, leí entrevistas a músicos. Descubrí y me sorprendí con influencias que nunca había escuchado nombrar, como Love o The Byrds, y empecé a armarme mi propia colección de discos. Iba a disquerías como Piccadilly Records en Mánchester, pero sobre todo a un pequeño local de nuestro barrio de Burnage: Sifters Records. No tenía trabajo en aquel momento, y el día que recibía mi cheque de desempleo, me compraba un poco de porro, un pâté en croûte y, con lo que sobraba, compraba discos en Sifters. El Sr. Sifter se ocupó de mi educación. Oasis le rindió un homenaje con la canción “Shakermaker”.

¿Ibas al estadio Maine Road para alentar al Manchester City?
No me perdía ni un partido, incluso en los momentos más sombríos del Manchester City, cuando estábamos en lo más bajo de la tabla o incluso afuera, antes de que nos volviéramos uno de los clubes más ricos del mundo. Vi a mi club jugar en tercera división; jugaban como el culo y aun así era maravilloso. Pero ¿sabés qué? Prefiero el club hoy, cuando gana. Como dicen los jugadores estúpidos: “Todo lo que importa son los tres puntos de la victoria”.

¿Seguís comprando música?
No soy un gourmet, un conocedor. No me parece emocionante escuchar música en un iPod. La música que me conmovió en la adolescencia sigue ahí, al lado mío. Si tuviera que no comprar nunca más un disco, creo que me alcanzaría con los que ya tengo. Ninguno envejeció. Pero mi verdadera pasión no es escuchar a los otros, sino hacer mi propia música. Salvo cuando estoy deprimido: ahí, necesito escuchar los Sex Pistols. Me devuelven a la vida.

Tocaste este verano en Glastonbury. ¿Pudiste escuchar a nuevos artistas?
Quería ver otras bandas, pero cuando terminé de tocar quedé roto y me olvidé. Solo vi esos del grime, quería verificar qué era este nuevo funk. Me encanta su actitud, me recuerda la fase hip-hop de la adolescencia, aunque en el fondo prefiero el rock’n’roll. En esa época era la oveja negra de mi banda, el único que escuchaba bandas con guitarras, mientras que todos mis amigos iban a The Haçienda. Yo no iba mucho, su música electrónica me partía la cabeza.

¿Cómo viviste el regreso al escenario bajo tu propio nombre después de cuatro años de ausencia?
Fue genial, tan natural, tan reconfortante, como subir a una bici después de mucho tiempo. La voz estaba intacta y eso que hacía años que no la había usado realmente: no tomo clases de canto, arruinaría mi estilo. En fin, no canto nunca en mi casa. A lo sumo, toco la guitarra para no perderle la mano. La diferencia es que ahora cuido mucho mi voz, no paso noches sin dormir, de fiesta, antes de un concierto. En los principios de Oasis, corría muchos riesgos, tomé mucho alcohol y mucha droga; fue un vuelo lleno de turbulencias. Fui criado por una mujer gigantesca; por lo tanto mi alma es XXL. Sé discernir entre el bien y el mal, sé salvarme. Entonces me calmé, tomo agua, como miel. Pero ojo: dame un micrófono y es la guerra. Soy yo contra el micrófono. Y voy a ganar.

¿Eras más tímido al principio?
No, no conozco esa palabra, aunque es raro cantar en un escenario. No soy exactamente un show ambulante, no estoy ahí para hacer que el público aplauda. Sigo siendo la misma persona, me visto igual en el escenario que en la vida. Y este tiempo, privado del escenario durante cuatro años, fue un drama (silencio)… Los cuatro peores años de mi vida. Tenía la sensación de que no servía para nada. Poco a poco, me replegué sobre mí mismo y perdí la confianza en mí. ¿De qué sirve ser el mejor cantante de rock’n’roll del mundo si no cantás? Tampoco iba a dedicarme a la cocina o a la pintura. Entonces pasé cuatro años quejándome, tomando, gastando la plata en mi divorcio. Nunca había sido tan infeliz. En este estado, no había manera de volver a la música.
Pero poco a poco empecé a escribir canciones solo con la guitarra. Las dos primeras, “Bold” y “When I’m in Need”, les gustaron a mis amigos, firmé un contrato con Warner basado en la fe en esas dos maquetas y me fui a L.A. a coescribir con Greg Kurstin (N. de la R.: colaborador de Beck y de Adele) y Andrew Wyatt de Miike Snow. Fue la primera vez que trabajé en grupo, tenía miedo pero terminó desbloqueándome.

“No tomo clases de canto, arruinaría mi estilo. En fin, no canto nunca en mi casa. A lo sumo, toco la guitarra para no perderle la mano. La diferencia es que ahora cuido mucho mi voz, no paso noches sin dormir, de fiesta, antes de un concierto. En los principios de Oasis, corría muchos riesgos, tomé mucho alcohol y mucha droga; fue un vuelo lleno de turbulencias.”

¿Quién escuchó primero tus canciones?
Mi mamá. Y las adoró. Estaba tan aliviada de que yo volviera a la música, de que dejara de pasarme los días sentado pensando, sin hacer nada.

En Oasis casi no escribías. ¿Es difícil enfrentarte a esos niveles de composición?
Los roles eran claros: Noel componía y yo cantaba. No me consideré nunca un songwriter. Ser un gran cantante me alcanza. Como Elvis (risas). Llegado el caso, puedo crear una melodía, pero con muchas limitaciones. Eso no me impide tener guitarras acústicas por toda la casa.

¿Qué pensás de tus dos discos post-Oasis con Beady Eye?
Cuando Oasis se separó en 2009, me negué a encerrarme en mí mismo y deprimirme. Necesitaba una banda cerca de mí. No estaba listo para poner mi nombre en la caja de un disco. Hoy, me resulta natural. Mi disco es lo más personal que hice. Fue muy duro desnudarse así, escribir las letras, me costó mucho no mirarme. La terapia no es lo mío, pero escribir me purga de las ideas negras. Sin embargo, fue un largo recorrido: en la escuela era malísimo en Lengua, era un pequeño maleante. Pero sé que hay muchas cosas acá, en esta tormenta (se golpea la cabeza). Un maldito guiso psicodélico (risas). Entonces, cuando sale algo, es caótico. Soy como un artesano, paso cada canción por el peine fino, roza el toc. Sin dudas es porque no estoy seguro de mí mismo.

Parecías muy impactado en el recital-homenaje a las víctimas del ataque terrorista en Mánchester en mayo…
Participar fue un deber, no estaba ahí para que me aplaudieran. Si mis canciones pueden generar sonrisas en momentos tan terribles, debo hacerlo. Hubiera hecho lo mismo por las víctimas del Bataclan. Cuando mi hermano mayor Paul me llamó para avisarme del atentado, primero sentí una gran tristeza. Luego vino el enojo, contra el terrorismo, contra el gobierno financiado por el pueblo para asegurar su protección. Me exaspera la resiliencia, soportar sin reaccionar. Yo quiero seguir indignado y saber por qué y cómo llegamos hasta acá. Atacar Mánchester es atacarme a mí. Tantos amigos y familiares siguen viviendo ahí… Estábamos en un festival en Alemania el día del concierto-homenaje. Logramos tocar más temprano y tomarnos un avión a Mánchester. Cuando leo entrevistas a artistas que explican su ausencia porque no habían sido invitados, me llena de rabia. Nadie me invitó, me invité solo. Noel Gallagher no me va a hacer creer que él habría sido rechazado en la entrada si hubiera aparecido con su guitarra. “Soy Noel Gallagher de Oasis, quería tocar ‘Don’t Look Back in Anger’ para todas estas personas.” “Ah, no, lo lamento, amigo, no estás en la guest-list.” Los Stone Roses también podrían haber ido. Pero Noel es imperdonable: el señor estaba de vacaciones. Me da vergüenza en tanto que mancuniano y en tanto que Gallagher; avergonzó a nuestra mamá.

¿Este atentado te acercó a Mánchester, una ciudad de la que te fuiste hace veinte años?
Sigo adorando esa ciudad, su terquedad para conservar su humor y su personalidad independientemente de lo que le pase. Me alcanza con abrir mi placard y mirar mi ropa para acordarme de que sigo siendo mancuniano. Mi corazón sigue en Mánchester. Esta ciudad me construyó, es mi ADN.

“Noel escuchaba mucho The Smiths en esa época, pero yo no estaba seguro de que eso fuera para mí. De hecho, cuando nos cruzábamos en el barrio con un fan de The Smiths o de The Cure, con mis amigos nos reíamos de ellos. ‘¿Te pasa algo, rarito?‘ (risas).”

¿Cuál es tu rasgo más mancuniano?
Hablamos siempre de la incapacidad de los pibes del norte para expresar sus sentimientos, sus emociones. A mí no me pasa eso, soy muy abierto, no me guardo nada. Con mis hijos, que tienen entre dieciséis y dieciocho años, nos decimos todo. Ser mancuniano es eso: la generosidad con los otros, la honestidad, la insubordinación. Hacemos las cosas muy seriamente sin tomarnos en serio. Somos unos genios. Y además está el fútbol. Incluso el Manchester United es un gran equipo. Hay que admirar a su exmánager, Alex Ferguson. Un pelotudo, lo detesto, pero aun así… (risas). Gente como Tony Wilson (N. de la R.: fundador de Factory Records y de The Haçienda) hizo mucho por el poder de la ciudad y de su escena, él también merece respeto. Aunque se haya negado a firmar con Oasis porque éramos demasiado mancunianos para él. ¡Y sí, pibe, somos de Mánchester!

Hay una película sobre la juventud de Morrissey en Mánchester. Él también fue criado en una gran familia irlandesa, con una madre fuerte…
Caminamos por las mismas calles, nos mojamos en las mismas tormentas, nos decepcionaron los mismos gobiernos… Lo quiero mucho, nos cruzamos varias veces, incluso se animó a burlarse de mi ropa (cara de indignación). Él, con sus putas flores se burla de mis parkas (risas). Es un letrista excepcional, muy gracioso, el mejor de Inglaterra (canta varios estribillos)… Solo que él es más complicado que yo: tan introvertido como yo extrovertido. Se toma todo, incluida su vida, de forma personal (risas). A mí en general no me importa nada. Como él, tengo gatos; me faltan los libros. No tengo ninguno. Pasan tantas cosas en mi cabeza que tengo miedo de una implosión si leo. Al menos, todas mis ideas me pertenecen, son de primera mano.

“Mi disco es lo más personal que hice. Fue muy duro desnudarse así, escribir las letras, me costó mucho no mirarme. La terapia no es lo mío, pero escribir me purga de las ideas negras.”

Siempre te gustó juzgar, en los diarios, a otros músicos. Aparte de Twitter, ¿te faltó eso durante tu largo retiro?
Sí, me faltó. Mi bocota está de vuelta (risas). Y sabés qué: no me arrepiento de nada de lo que dije en el pasado. Usé ampliamente mi libertad de expresión. En el concierto-homenaje en Mánchester me encontré con Chris Martin de Coldplay en los bastidores, pensando en qué íbamos a tocar juntos. Me sentía un poco mal, había dicho tantas porquerías sobre él. Pero me dijo: “Sobre todo, nunca pares. Me encanta cuando me tomás el pelo”. Más allá de eso, no tengo mucho para comentar hoy: ¿dónde están los verdaderos personajes? Solo veo bufones, rocks-stars de supermercado. Aparte de Richard Ashcroft, no tengo pares en el circuito. Sin embargo, necesitaría competencia. Los Beatles quizá no se habrían sobrepasado sin los Stones o los Kinks en frente. La emulación de los años noventa me falta. Lo que más me sorprende es que haya tan pocas bandas de chicos de dieciocho para venir a desafiarme. Existen, estoy seguro, pero en un mundo paralelo al mío, en Internet más que en el escenario.

En el partido Francia-Inglaterra, en homenaje a las víctimas de Mánchester, la Guardia Republicana tocó “Don’t Look Back in Anger”…
(Interrumpe) Buena intención. Gesto magnífico del ejército francés. Vive la France. Pero esa versión: ¡qué horror! Le tuve que sacar el sonido a la tele. Una canción así, tan poderosa, significa más para el público que cualquier discurso político. Eso hay que reconocérselo: Noel Gallagher es un gran songwriter. Veinte años después, “Don’t Look Back in Anger” se volvió un himno. Estoy orgulloso de Oasis. Si dependiera solo de mí, reuniría a la banda y escribiría nuevas canciones magníficas, daríamos recitales espectaculares. Pero eso está en manos de Noel.

Liam Gallagher
As You Were

(Warner)

> liamgallagher.com

--

--

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles

Published in Los Inrockuptibles

El medio para los que hacen — Música, cine, series, libros, artes, gastronomía y más

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles

Written by Los Inrockuptibles

El medio para los que hacen — Música, cine, libros, artes y más.