La guerra de Malvinas según Lola Arias
La dramaturga presenta dos producciones originales sobre la guerra de Malvinas a partir de testimonios y recuerdos de ex combatientes argentinos e ingleses: una obra de teatro documental y una película.
Por Alejandro Lingenti
Las huellas de la guerra de Malvinas siguen presentes en la sociedad argentina, está claro. Y también en la inglesa. Sobre esos traumas trabaja con profundidad y un abordaje muy singular Campo minado, la impactante obra de Lola Arias que, luego de ser estrenada hace dos años en el Centro De Las Artes UNSAM, llega ahora a la Sala Casacuberta del Teatro San Martín, gracias al British Council.
Campo minado indaga en esas marcas indelebles que deja una guerra, explora la relación entre experiencia y ficción y se pone al servicio de las variadas formas de representación de la memoria. La obra ya recorrió veintiséis ciudades de todo el mundo y pronto será estrenada en Italia y Japón. Al mismo tiempo, Teatro de guerra, el film que Arias estrenó en la última edición del Bafici, será exhibido este mes en el Festival de San Sebastián. La película no es un mero registro de la trastienda de la obra. Más bien la resignifica y le suma valor agregado con una serie de recursos poderosos e imaginativos que, para conservar su auténtica eficacia, no conviene revelar.
Lola Arias arrancó con este proyecto en 2013, cuando fue invitada a participar en After The War, una muestra internacional dedicada a los ecos de los grandes conflictos bélicos en la que presentó una videoinstalación donde cinco ex combatientes argentinos reconstruían la guerra de Malvinas a partir de sus propios recuerdos. Ese fue el germen de la obra, que agrupa seis historias de vida de veteranos de guerra realmente apasionantes. Con citar apenas dos de los casos alcanza para tener una idea de la potencia del material: Rubén Otero es un argentino que sobrevivió al hundimiento del buque General Belgrano y ahora tiene una banda de tributo a los Beatles; David Jackso es un inglés que se pasó la guerra escuchando y transcribiendo códigos por radio y hoy escucha a otros veteranos en su consultorio de psicólogo.
“Estoy a favor de un arte que produzca una realidad nueva, que nos haga crear un futuro en el presente. Creo el arte puede modificar tanto percepciones de las cosas como relaciones. Puede cambiar situaciones, abrir espacios… Creo en esa intervención del arte en la escena pública y política, por eso soy artista.”
“Muchas veces entré en crisis con mi forma de trabajar”, confiesa Arias. “Porque suelo preguntar qué significa exactamente meterse en la vida de otro, sobre todo cuando hago estos trabajos documentales. Estás haciendo preguntas que quizás nadie hizo antes, desarmando la narrativa que alguien tiene de su propia vida para transformarla en un objeto artístico. Es un terreno muy delicado. Tengo una relación compleja con los protagonistas de estas obras. Esa relación pasa por muchos momentos distintos a lo largo del tiempo: confianza, desconfianza, miedo, pelea, resistencia, amor”.
Este año, esta prolífica artista argentina –que también publicó poesía, el libro de cuentos Los posnucleares (2011) y hasta grabó discos en sociedad con Ulises Conti– estrenó en Alemania Why They Want To Hear, otra experiencia de teatro documental protagonizada por Raaed Alkour, un arqueólogo sirio que intentó conseguir el estatus de refugiado en Alemania y quedó atrapado durante años en la densa burocracia de ese país europeo.
“Esa obra estrenó en la época en la que las autoridades alemanas estaban discutiendo qué había que hacer con estos casos. Sobre el final, Raaed dice: ‘Hace 1.621 días que estoy en este país esperando una decisión; mientras espero decidí hacer esta obra’. Es una performance muy inmediata, muy real. Y gracias a la obra él pudo tener un permiso de trabajo, un sueldo –por primera vez en cuatro años– y una beca para estudiar en Alemania. La obra sirvió para visibilizar esa situación, que es la de muchos otros más en Europa, y para conseguir cosas muy concretas. Me gusta que las cosas que hago tengan un impacto en la realidad”.
“Suelo preguntar qué significa exactamente meterse en la vida de otro, sobre todo cuando hago estos trabajos documentales. Estás haciendo preguntas que quizás nadie hizo antes, desarmando la narrativa que alguien tiene de su propia vida para transformarla en un objeto artístico.”
En ese sentido, Arias se siente muy cerca del concepto de “arte útil” que propone la artista cubana Tania Bruguera. “El arte útil es transformar el afecto en eficacia. También es una forma de practicar el arte social. ¿Qué hay más gratificante que ver una idea propia incorporada a la vida cotidiana de la gente?”, argumenta Bruguera, protagonista de unos cuantos revuelos con sus provocativas obras. “Pienso igual que ella. Estoy a favor de un arte que produzca una realidad nueva, que nos haga crear un futuro en el presente. Creo el arte puede modificar tanto percepciones de las cosas como relaciones. Puede cambiar situaciones, abrir espacios… Creo en esa intervención del arte en la escena pública y política, por eso soy artista. Cada vez más mis proyectos tienen como base la idea de intervenir en ciertos problemas sociales contemporáneos de una manera lo más inmediata posible. Con Campo minado me planteé el desafío de generar una comunidad temporaria utópica, un encuentro que parecía imposible. Es una obra en la que los protagonistas tienen la posibilidad de escuchar el relato del otro y también la de construir algo juntos. Pero la verdad es que no veo una división tajante entre estos trabajos de intervención sobre la realidad y otros más intimistas que hice, como El amor es un francotirador, Melancolía y representación o Formas de caminar con un libro. Soy la misma artista. Puedo trabajar sobre asuntos más personales o más en plan activista. Son dos líneas de un mismo trabajo”.
Lola Arias
Campo minado
Desde el sábado 8 de septiembre, de miércoles a domingos a las 20.30, en el Sala Casacuberta del Teatro San Martín (Av. Corrientes 1530, CABA).
Teatro de guerra
En la Sala Leopoldo Lugones (Av. Corrientes 1529, CABA), desde el jueves 6 y todos los sábados de septiembre a las 22 en Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415, CABA). Desde el 20/9 en el Gaumont (Av. Rivadavia 1635, CABA)
