Los mejores videojuegos de la historia

En la revista de diciembre salimos con un especial de videojuegos y nos dimos un gusto: elegir los mejores de la historia. Más una lista de gozos personales que un canon, aquí van quince títulos que nunca olvidaremos. / Por Javier Diz, Juan Manuel Domínguez y Augusto Finocchiaro Preci

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles
6 min readDec 16, 2012

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Pong (1972)
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=pDrRnJOCKZc[/youtube]
“Paddle the paddle to the side to the side”, grita a toda velocidad Frank Black, el único –por ahora– que le dedicó una canción al juego que inició todo esto. Y no era más que eso. Dos paletas (dos rayitas) balanceándose de lado a lado, enfrentadas, una pelotita (un puntito) en el medio y voilà: un futuro brillante. Ok, nos prometimos no ser canónicos, pero el Pong va más allá de dar el patadón para que una industria se instituya; es también la dinámica perfecta entre la máquina y el hombre: la pelotita con efecto era ya una realidad. / JD

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Dragon’s Lair (1983)

Pintaba para revolución y terminó siendo una rareza abandonada en el fondo de los salones. Una aventura á la Disney en la que había que ayudar a un caballero a rescatar a una princesa capturada por un dragón y protegida por toda clase de monstruos en su castillo. La novedad era que se trataba de un dibujo animado (laser disc) que respondía a acciones puntuales (no apto para impacientes), que irremediablemente había que aprenderse de memoria a costa de nuestros bolsillos. Resistido por muchos y amado por (nos)otros. / JD

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Gaplus (1984)
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=9LRPgF1KH-w[/youtube]
La fiebre que iniciaría el Space Invaders fue cambiando de forma y perfeccionándose año tras año. Del Galaxy al Galaxian y luego a la maravilla del Galaga, que tendrá más actualizaciones. De todas las versiones, la más desquiciada es el Gaplus (o Galaga 3), donde el diseño de las naves (ya a esta altura insectos monstruosos) es más definido y la jugabilidad es perfecta (si hasta cuando la nave recolecta aliados y se hace grande ¡sentimos que pesa!). Párrafo aparte para el challenge, que debería incluirse como competencia olímpica. / JD

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Ghosts ‘n Goblins (1985)

Bienvenidos al infierno. O al juego más turro que se recuerde. ¿Se acuerdan? Otro de caballero que debe rescatar a una princesa, pero que en el camino la cosa se le hace difícil (imposible, para casi todos): muertos vivos, diablitos, plantas carnívoras, pajarracos y esqueletos voladores (?) dificultan la tarea ya negada por la disposición misma del juego de que los walking dead salgan de sus tumbas en el momento menos oportuno. De ahí, vuelta a empezar –previo paseo en calzones por el cementerio (¿o acaso muchos llegaron al castillo?). Conocerlo es odiarlo. / JD

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R-Type (1987)

La niña estrella de los arcade de navecitas en los ochenta. Lo que hasta entonces era más una cuestión deportiva (disparar y esquivar), con el R-Type se transformó casi en un trip narrativo, en el que se suceden las pantallas y los ambientes se descubren de una belleza inédita, que distraen la atención (“no me importa morir”, cantaban EOY). No hay coreografías en loop, nada es predecible; la plasticidad en el movimiento de las naves, sus diseños, la diversidad de los disparos (ajenos y propios) quedan en la mente como altas viñetas lisérgicas. Oh, ¡y esa música! / JD

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Super Mario World (1990)
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=Cjqa9cPDhPo[/youtube]
En la consola que sea (Nintendo, Game Boy, Nintendo 64, GameCube, Wii, la reciente Wii U), la monarquía Mario hace valer su mostachón de andar a los saltos. Pero el Super Mario World, de Super Nes, el debut 16 bits de comehongos es el instante justo entre el 2D que lo vio entubarse llevado a la perfección y el 3D que lo catapultó a los confines de la galaxia; el instante donde la belleza naif, de diseño, empieza a ser norma y la jugabilidad orate, pero también revolucionaria. Super Mario World y su felicidad todavía de vieja escuela son, como casi todos los Mario, el mejor Mario de todos. ¡Que viva el Rey! / JMD

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The Secret of Monkey Island (1990)

¡Monos de tres cabezas! ¡Grog! ¡Lechuck! Los hay mejores (tanto en esta forma de juego extinta, aunque amada ad infinitum, hoy llamada “Point-and-click”, como bien lo sabe el Grim Fandango o incluso hasta alguna de las secuelas de la aventura de piratas de Lucasart). Pero el corazón no sabe de razones, solo escucha “Yo soy cola, tu pegamento.” El universo caricaturesco-bucanero-cómico de Piratas del Caribe ya existía: Guybrush Threepwood, aspirante a terror de los mares, la pasa peor que George Constanza recorriendo islas. Y es igual de entrañable. / JMD

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Super Mario Kart 64 (1996)

Aunque todavía resista en las madrugadas del Pro Evolution Soccer (“con la vieja, noooo”), el síndrome “comunión de las pandillas” ya no es lo que era (¡malditos juegos online!). Pero, nietos, hubo un tiempo en que codearse, hacer bullicio y mirar a una pantalla divida en cuatro era la gloria. Y Super Mario Kart 64 es la Capilla Sixtina de ese instante: Mario y elenco en karting por paisajes hiper ñoños pero dotados de armas (bananas, hongos, caparazones de tortuga: destrucción masiva, que le dicen) y de ánimo fierrero. Rápido, furioso y, claro, hermoso. / JMD

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Marvel vs Capcom 2: New Age of Heroes (2000)
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=wDmyA9KZCi4[/youtube]
Perdón, Mortal Kombat, pero este es el Kayne West de los videojuegos de pelea. La fuckin apoteosis (o eso creíamos hasta su fastuosamente desfachatada secuela ¡once años después!). El infierno geek, donde uno pasaría la eternidad, es la fusión no solo del fichín fundacional a la hora de los bifes modernos (Ryu y pandilla) con ¡Iron Man y demás Avengers! sino también de varios ADN de estilos de juegos de pelea (el tres vs tres de King of Fighters). O sea, un mutante, colorinche, hiperbólico, desatado, que hace del “yo-toqué-cualquier-botón” un arte de la adrenalina. / JMD

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Deus Ex (2000)

Un Role Playing game futurista con su buena dosis de violencia y tiros que se centra en un mundo dominado por corporaciones, la nanotecnología y el terrorismo. A medida que pasan los niveles, las capacidades de los implantes tecnológicos en el cuerpo se desarrollan y se pueden ir eligiendo según la propia forma de jugar. Una historia bien narrada con la firma del groso de Warren Spector. Varios juegos exitosos actuales deberían aprender de Deus Ex. Adelantado a su época. / AFP

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Metal Gear Solid 3 (2004)

Los Metal Gear siempre están en lo más alto de los rankings. Por su originalidad, su estilo sigiloso y de espionaje en la guerra fría, sus increíbles duelos contra cada jefe final y su soundtrack a lo Bond, El Solid 3 realmente rompió la barrera entre los guiones de Hollywood y los de los games. Además, su jugabilidad (el duelo de snipers en medio de la jungla) y su suspenso hicieron a más de uno decidirse por la Play 2 en vez de la Xbox (ya que era exclusivo de Sony). / AFP

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Fallout 3 (2008)
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=iYZpR51XgW0[/youtube]
El Fallout mezcla el mapa abierto post apocalíptico con un FPS y la aventura gráfica (donde las decisiones en los diálogos cambian por completo el juego) con un excelente y delicado humor y suspenso, repleto de detalles de la paranoia nuclear de los años 50. Un juego que encontró el equilibrio entre tiros y conversaciones, con un profundo detalle a la hora de plantearte decisiones morales y éticas, que hacen que tenga cientos de caminos por tomar. Largo, entretenido, difícil y ultra jugable. / AFP

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FIFA 10 (2009)

Los juegos de fútbol siempre fueron los más vendidos en la Argentina. Y el FIFA 10 fue el primero de la nueva generación que supo aprender de lo mejor de la saga Winning Eleven de PS2 y darle un toque de realismo que hace la diferencia sobre los PES. Con licencias originales y sus movimientos en 360 grados, revolucionó los juegos e hizo que muchos fundamentalistas del Winning se pasen de bando. De ahí en adelante, todas obras maestras del fútbol. / AFP

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Batman: Arkham City (2011)

¡Santa perfección, Batman! Aquellos no gamers tienen un rato difícil cuando tratan de entender los días (los hermosos días) ganados jugando horas y horas de Mass Effect 2, del Ocarina of Time, del Warcraft… Ahora, ¿qué pasa cuando un videojuego permite, literalmente, ser Batman? O sea, atacar sí o sí en silencio, fajarse con diecisiete tipos (incluido el Guasón), ir de techo en techo, volverse Sherlock Holmes; y, de paso baticañazo, ser Batman. Si la película de Nolan fuera divertida, consciente de lo mega cool de Batman, sería esta secuela de Rocksteady: el juego más perfecto posible de acá a Ciudad Gótica. / JMD

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Journey (2012)
[youtube]http://www.youtube.com/watch?v=KH5pnb_uotY[/youtube]
Desafía lo convencional y demuestra que no hacen falta súper gráficos y tiros para hacer un gran juego. Con diseños minimalistas y un gran empuje emocional, hay que lograr alcanzar una llamativa y enigmática luz en lo alto del monte. No hay carteles, ni voces, ni indicadores. La única manera de comunicarte con los demás es con sonidos y de manera anónima. Journey es lo que su nombre indica: un viaje de dos horas que fascina por su simpleza y su adictiva jugabilidad. / AFP

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