Malena Pichot y Charo López hablan de “Persona”

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles
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12 min readAug 26, 2016

El largo y elegante galpón de Chacarita donde en un rato va a comenzar Persona empieza a poblarse de a poco de jóvenes y no tan jóvenes. Un público heterogéneo hecho de adolescentes, parejitas, de mujeres con amigas en salida de sábado, que en pocos minutos más estará riéndose a rienda suelta de la “estupidez compleja” que, según Malena Pichot, padece la gente que está en contra de que se legalice el aborto. El mismo público que se desatará ante el apabullante monólogo de Vanesa Strauch, en el que confiesa sin culpa que su madre la prefiere flaca, aunque su delgadez extrema se deba al consumo de cocaína. O ante los dichos de Ana Carolina, una de las más suspicaces a la hora de confesar que no sabe a qué baño ir en un restaurante porque se siente un poco mujer, pero un poco hombre también, y propone entonces que los retretes se distingan según su uso: para hacer pis o para hacer caca.

Es interesante girar la cabeza de la butaca y ver que alrededor todo es risa: carcajadas en las que se escapan ciertas angustias, ciertas tensiones contenidas, como cuando Pichot, ácida, le avisa a las mujeres de la sala que siempre pueden negarse a hacer una fellatio, y ejemplifica llevándose el micrófono a la boca, rechazándolo con un ademán. ¿Por qué es tan necesario reírse de estas cosas y criticarlas, aunque incomode? Las cuatro humoristas al frente de Persona se reconocen feministas de una nueva camada. Son actrices que se plantan en su ser mujer y desde allí atacan al patriarcado con lo que mejor les sale: hacer reír, ridiculizar, aunque para ello haya que exponer miserias, sacar los trapitos al sol, y dejarlos ahí, a la vista de todos y de todas.

ENTREVISTA> ¿Cómo surgió la obra Persona y cómo fue cambiando a lo largo del tiempo?
Charo López: Empezamos Ana Carolina y yo en el teatro El Universal, que es muy chiquito, ahí por Plaza Serrano, porque estábamos las dos como bola sin manija, buscando espacio. Al principio era un híbrido medio raro, y comenzamos a invitar gente del circuito del humor. Un día vino Vanesa Strauch a hacer un monólogo y nos pareció bárbaro sumarla al elenco. Le pedimos que se quedara y se quedó. Después empezó a venir Malena a ver y a probar material, pero sin anunciarla ni nada; era como un regalo que se llevaba la gente por la sorpresa de que estaba ella. Y también le pedimos que se quedara.
Malena Pichot: El stand up tiene eso de que se va armando sobre la marcha, no es que hay una estructura o un casting. Vas probando y si funciona, crece solo.

¿Y cómo manejan el tema de los roles dentro de la obra? Son cuatro monólogos individuales e independientes, pero hay un momento colectivo al final, y todo el tiempo entre ustedes están conectadas. ¿Cómo se organizan sin los típicos roles del director, el productor, etc.?
López
: Tenemos lo que llamamos “gerencias”, que vamos rotando, pero nosotras nos ocupamos de todo. Recién este año sumamos a una asistente, que nos ayuda con la técnica. Se dio naturalmente esta organización, después de tener experiencias horribles con productores que tienen otra estructura mental. Entre nosotras entendemos qué queremos para el show y qué no.
Pichot: La producción corre por cuenta nuestra. Hablamos con los teatros, etc. Todo lo que debería hacer un productor, lo dividimos entre las cuatro. No es que no quisiéramos productor, solo que buscamos alguien en quien confiar y no encontramos.

“La única manera de ser punk hoy es siendo feminista.” (Malena Pichot)

¿Persona fue mutando mucho en estos dos años en que está en cartel?
Pichot: Sí, como los monólogos son individuales, y cada una se hace su chiste, naturalmente va variando. El stand up siempre cambia porque no lo podés ensayar. Lo escribís y la única manera es probarlo en vivo, a ver si funciona el chiste. El show se arma en vivo.
López: El final de la obra es una escena más compleja, con más vestuario. La fuimos animando de a poquito a ver qué pasaba con otra estructura.

¿Y el nombre de la obra cómo surgió?
Es un robo a mano armada a la película. El chiste era tener el nombre de la película de Bergman Persona, y de hecho el primer flyer era una copia u homenaje del afiche… Todos los shows de humor tienen en sus afiches gente como muy feliz, muy contenta, entonces nos divertía eso, hacer un cartel que no tuviera nada que ver con un show de stand up. Ese fue nuestro primer chiste.

¿Qué les provoca el hecho de llenar la sala todos los sábados sin tener agentes de prensa ni difusión dirigida? ¿Son de ir a ver otros espectáculos de stand up?
Pichot
: Es una alegría muy grande que venga tanta gente. Y obviamente tiene que ver con las redes sociales. Pero bueno, no sé cómo hacen los otros shows de stand up para promocionarse. No voy a ver stand up porque fui muchas veces buscando la esperanza, y no la encontré… Sé que hay gente buena, obvio, pero no son muchos. Dejé de ir porque me angustio. Hace años que me quiero hacer la diferente y a la gente le decís “stand up” y piensa en la mediocridad del programa La hora de reír. Somos eso también…
López: Yo voy de vez en cuando, cuando sé que hay alguien que me gusta. Hay algunos jóvenes que de repente aparecen y son esperanzadores. Y también hay mucha gente rancia, que no te da ganas de ver stand up nunca más en tu vida.

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El espectáculo de ustedes es marcadamente feminista. ¿Vivieron puntualmente situaciones de machismo en sus carreras? ¿Estaba presente el feminismo en sus vidas o apareció más bien como una reacción?
Pichot
: Cuando entré a Persona estaba medio formado el espectáculo. Ya había mucho olor a concha alrededor mío (risas). En mi caso, fui muy de a poco sintiendo todas las cuestiones feministas sin saber que eso era “ser feminista”, y sufriendo un montón de cosas sin entender qué era lo que estaba pasando. No me pasaron cosas siniestras de machismo explícito, pero sí viví pequeños machismos todos los días, como todas las mujeres.
López: Yo me formé en el ámbito de la improvisación, donde hay muy pocas mujeres. Y también me pasa eso de que vengo siendo feminista antes de saberlo. Incluso teniéndole miedo a la palabra “feminista” y todo. Después fui entendiendo que era una feminista de primera cepa. Pero me ha pasado de ir a festivales y formar parte de la única dupla de mujeres que se presentaba y me parecía al principio una curiosidad, pero después empecé a entender por qué. Siempre me entusiasmó eso: encontrar un buen rol dentro de las compañías o los espacios en los que tenés que convivir con hombres. A mí me abrió los ojos hace mucho tiempo una improvisadora mexicana. Ella me dijo: “¿Te diste cuenta de que siempre las mujeres abren las improvisaciones barriendo, cocinando, o haciendo algo de la casa? Nunca viene una con actitud de ‘vamos a invadir este país’ o ‘acabo de inventar una vacuna’”. Y es porque tenés la cabeza tan llena de humo que creés que tenés que entrar haciendo algo que se entienda rápido como barrer, cocinar y ser una sierva…

¿Viven el humor como una militancia?
Totalmente. Para las mujeres, hacer humor es como una militancia doble, porque ya una mujer haciendo humor implica estar militando. O una mujer haciendo chistes sobre la caca. Te da un abanico muy grande de temas para tocar.
Pichot: Sí, y también creo que es lo único que me sale. Pero porque me entretiene. Además de que me parece que es un lindo mensaje, realmente a mí me divierte, me interesa pensar en las cuestiones de género desde el humor, así como también hay unos standaperos biólogos y hacen chistes con eso…

“En la tele tenés a toda la gente que avala que exista ese tipo de pensamiento tan cosificante. La mayoría de la gente piensa como Cabito… Veía en Duro de domar cómo trataban a Mengolini y me angustiaba muchísimo.” (Charo López)

En Persona, ustedes se ríen de los estereotipos del patriarcado, hablan de temas tabú como la masturbación femenina o la identidad de género, y desde el humor visibilizan esos conflictos sin victimizarse…
La militancia necesita de la solemnidad y a mí me pasaba en la facultad de Letras que yo entendía que los militantes estaban haciendo algo noble y bueno, pero a mí me daba risa… ¿Cómo puede ser que yo me esté riendo de esta gente que está luchando por un mundo mejor? Y creo que tiene que ver con eso: la solemnidad, la fe, el optimismo, todas cosas que no me interesaban. El feminismo es más punk. Porque es como que la contracultura ya no existe, y el feminismo es el único espacio ante el cual la gente todavía duda o se asusta. La única manera de ser punk hoy es siendo feminista.

La maternidad forzada socialmente, el aborto legal, y sobre todo la violación solapada a la que muchas mujeres son sometidas son temas que difícilmente llegan al plano artístico y que ustedes se encargan de poner en primer lugar en la obra. ¿Cuánto de una experiencia previa de autoobservación y análisis hay para llegar con el humor a tratar estos temas tan determinantes?
López
: Hablar de estos temas se vuelve una necesidad: son los que más nos interesan. Ahí está la luz de lo que hay que decir. Y está buenísimo porque encontrás que la gente también necesitaba escucharlo, seguramente decirlo, y la risa descontractura toda la angustia que genera. Es muy visceral. Por suerte, no podés dominar la risa: si sale es porque está el monstruo metido adentro.
Pichot: A mí me pasa charlando. Alguna vez hablé con alguien de todas las veces en las que cogí cediendo por ceder, porque estaba en una situación concreta. Y después lo pensás de nuevo y te das cuenta de que no está bueno, y de que no es simplemente eso, y de que no me pasa solo a mí: “Uy, hubo una vez que fue bastante más desagradable que otra”. Y empezás a caer en que hay que transformar eso en un chiste, pero porque en nuestra cabeza el registro va para ese lado. Alguien puede hacer una novela con eso, nosotras hacemos stand up.

Pero el ambiente del stand up banaliza ciertos temas. En cambio, ustedes los profundizan, intentan que el público se vaya con algunas preguntas incómodas de la obra.
Cuando veo a un comediante haciendo un monólogo sobre el tupper en el que lleva las milanesas al trabajo pienso “a este chabón no le pasó nada”… Porque por más que seas un hombre blanco de clase media, algo feo o extraño te tiene que haber pasado…
López: Sobre qué hacer o no humor es una elección política. Ocupar diez minutos hablando de que odiás las frutas es una elección. Yo no lo puedo creer. Hay gente que elige hablar y escribir de eso, y gente que elige escucharlo.

El stand up siempre cambia porque no lo podés ensayar. Lo escribís y la única manera es probarlo en vivo, a ver si funciona el chiste. El show se arma en vivo. (Malena Pichot)

¿Y ustedes tratan de ocupar otros espacios de militancia feminista más allá del humor? Pienso en las marchas de #Niunamenos, o en los Encuentros de Mujeres, que están muy desprovistos de humor, justamente.
López
: En la previa de la última marcha de #Niunamenos participamos de una jornada de humoristas y escritoras haciendo chistes sobre el aborto. Ana Carolina es de todas nosotras la que pone más el cuerpo en las plazas y en las marchas. Es nuestra representante.

¿Nunca se les volvió en contra tocar estos temas en el escenario? ¿Y cómo es en el interior del país? Algunos pueblos más conservadores no sé si están preparados para escuchar estos chistes…
Pichot
: La gente ya sabe qué viene a ver. Pero a veces hay gente que no. Hubo una función en Baradero en la que estábamos asustadas porque en la primera fila había muchas señoras maestras de escuela con peinados y tapados. Ese mes, en la cartelera del teatro estaba el afiche de Peppa Pig y de nosotras. Todas fueron porque era lo que había para ver. Pensábamos que iba a ser un desastre, y las señoras se murieron de risa, porque claramente a ellas también les pasan estas cosas. Nunca tuve una situación tensa de esas que te arruinan el show… Nada de lo que no se pueda volver.

Sobre todo vos, Malena, que tenés muchos seguidores en las redes, te tomás el tiempo de discutir o confrontar con los que critican justamente este rol aguerrido y feminista. ¿Cómo llevás las repercusiones de lo que decís en tu vida cotidiana?
Pichot
: Me divierte el ida y vuelta con las críticas que me hacen por Twitter. No me esfuerzo en contestar, sino que es algo que sostengo sin problemas. Desde que soy feminista tengo novio, al revés de lo que piensa la gente… Me hacen esa pregunta de “cómo te bancás las reacciones de la gente” y creo que de afuera parece mucho más importante de lo que es. Al final te gana el orgullo. “Soy re punk, me odian todos, ¡bien!” Es una cosa que parece que en las redes es tremenda pero no pasa nada, no se sufre tanto.
López: Para mí es divertido llevarle la contra a alguien. Hablar de aborto en Twitter es increíble. Se arman unos debates de payasos tan grandes que me gusta buscar quiénes son y verles las fotos: siempre es gente con fotos de fútbol, bebés y autos. Si te quedás solo con el que te odia y te dice “asesina” es un garrón. Pero si ves quiénes son, te das cuenta de que está bien que esa persona te odie porque no tiene nada que ver con una.
Pichot: Para mí, hoy es sexy estar enojada. Todo lo que se considera sexy en esta sociedad para mí es un horror, me da vergüenza ser eso. Y lo fui: a los quince años estaba con push up y tacos. Pero por suerte entendí que no tenés que agradarles a todos. Tenés que agradarle al que querés agradarle, y nada de estar pendiente de las miradas sobre una. Pero bueno, entiendo que es difícil pensar eso a los dieciocho años. Todas estas cuestiones y estos pensamientos tienen que ver con la edad, con algunas ideas que van madurando. No es que siempre tuvimos herramientas para sobreponernos a la violencia machista.

“Sobre qué hacer o no humor es una elección política. Ocupar diez minutos hablando de que odiás las frutas es una elección. Yo no lo puedo creer. Hay gente que elige hablar y escribir de eso, y gente que elige escucharlo.” (Charo López)

¿Y les interesaría ocupar con estos temas otros espacios más mediáticos como la televisión, en donde la mujer está permanentemente cosificada?
Creo que te gana el sistema. No importa lo que digas en la televisión, siempre hay otro que hace caca sobre lo que decís. Calculo que habrá algún espacio en el que podés irrumpir unos segundos. Pero el año que fui a Duro de domar, la pasé como el orto, y era imposible decir algo.
López: En la tele tenés a toda la gente que avala que exista ese tipo de pensamiento tan cosificante. La mayoría de la gente piensa como Cabito… Veía en Duro de domar cómo trataban a Mengolini y me angustiaba muchísimo. Tenés que tener el alma empetrolada para soportar esas cosas.
Pichot: Para mí, en la tele de aire es imposible dar ninguna batalla. Nuestros sketchs de Cualca fueron como un agujero en la Matrix que salieron porque se colaron ahí. Y realmente fue así, porque nunca mostré un piloto. Mandaban el material al aire sin chequear. Fue como que lo dejaron pasar y pasó.

Hace pocos meses estuvieron de gira en España. ¿Qué pasa cuando salen del país y se encuentran con otro público que tiene otros códigos y tal vez se ríe de cosas diferentes?
López
: Me parece que la gente en todos los países se ríe de lo mismo. En España está el tema extra de que les da gracia nuestro acento, entonces desde el vamos el público es más amable y está más contento, receptivo.
Pichot: En el interior se ríen más que en Buenos Aires, pero porque ven menos obras y hay más excitación porque fuimos hasta ahí. En España eran más feministas también. Y había más hombres en el público. A la salida nos hablaban de feminismo, empezaban a elaborar sus propias teorías.

¿Y qué es Hermostra? ¿Un show nuevo de las dos?
Hermostra es un libro que va a salir pronto, y que hicimos juntas. Es como una parodia de los libros de consejos de belleza y empoderamiento, pero todo un delirio. Fuimos a España las dos y usamos ese nombre para los shows. Nos encanta porque es muy travesti.

¿De qué se ríen las humoristas? ¿De que alguien se caiga en la calle?
López: Eso es infalible, es internacional. Trato de reírme todo el tiempo que puedo.
Pichot: Yo me río bastante de la pavada, de cualquier cosa. La verdad es que en el presente me gustaría admirar a muchos más comediantes de los que admiro. Me gusta mucho María Bamford. Tiene una serie en Netflix ahora, Lady Dynamite, sobre una mujer demente, muy muy inteligente, inspirada en su propia vida.
López: En este momento, es la que más me gusta. Ella es como un gran ejemplo de cuando la mujer deja de querer agradar. Cuando una ya está jugada, eso hace que puedas sentirte más libre y ser vos misma. Cuando aflojás eso, tu potencial creativo está a pleno. Cuando ya desde el vamos sabés que no te aprueban, entonces podés hacer todo lo que quieras.

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Persona
Con Malena Pichot, Charo López, Ana Carolina y Vanesa Strauch
En Santos 4040 (Santos Dumont 4040, CABA) sábado 27 a las 22 y sábados 22.30 del 3/9 al 29/10.

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