Margot Robbie dobla la apuesta con Yo, Tonya

A los 27, la australiana nominada al Oscar por su papel en la película de Craig Gillespie, se volvió una figura clave del nuevo cine norteamericano. Estreno.

Los Inrockuptibles
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5 min readMar 7, 2018

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Por Bruno Deruisseau

El jueguito de los rankings anuales es sintomático de la repentina trayectoria de Margot Robbie en los últimos años. En 2016, la actriz figuraba en la cima del no muy feminista ranking de las cien mujeres más sexies del mundo según la revista FHM. Si bien el año pasado descendió al cuarto puesto, su nombre ahora integra una nueva lista, más elegante, de las cien personas más influyentes según la revista Time, donde comparte páginas con Emma Stone, pero también con Neymar, Donald Trump, Julián Assange o Cindy Sherman.

La transformación de bimbo rubia a mujer con influencia se asemeja a la de otra actriz del hemisferio sur, Charlize Theron. Chica de tapa de FHM en 2001, la estrella de la última Mad Max tuvo que esperar quince años para aparecer en el prestigioso ranking de Time. Signo de los tiempos, que por fin parecen haber cambiado, y de una carrera hábilmente llevada, Margot Robbie hizo el mismo camino pero en dos añitos. A paso firme y segura de sí misma, ella es una de las actrices más cotizadas de Hollywood. Sin embargo, nada la preparó para tal acmé. Tercera de una familia de cuatro, creció en un pueblito perdido en el interior australiano. Ella tuvo una verdadera vida de country girl y, entre la granja de sus abuelos y pequeñas changas estudiantiles, enseguida se metió de lleno en el mundo del trabajo: “Mi mamá nos crio sola. Mis dos hermanos, mi hermana y yo empezamos a trabajar de muy jóvenes para llegar a fin de mes”, explica.

Con el título secundario en el bolsillo, vuela a Melbourne para estudiar teatro: “No conocía a nadie, tenía 17 años y estaba sin un mango. Si me iba mal, no hubiera tenido plata para volverme a casa”. Trabajó en un Subway y empezó los castings. Al año consiguió contrato en una tira adolescente y aprovechó para cambiar de agente y volar a Los Ángeles: “Apenas empecé, ya supe que quería mudarme a Hollywood. Mientras filmaba, aprendí el acento americano y ahorré todo lo que pude”. Su primer contrato en Hollywood fue en la serie Pan Am, donde interpretó a una aprendiz de azafata y compartió el protagonismo con Christina Ricci. Si bien la serie fue cancelada tras la primera temporada, su actuación se destacó. Tuvo una segunda oportunidad en Cuestión de tiempo, de Richard Curtis.

Hasta que llegó el día en que su agente le hizo leer el guion de El lobo de Wall Street, de Martin Scorsese: “Nunca hubiera llegado a un proyecto tan grande, pero como ya tenían una estrella inmensa como Leonardo DiCaprio, estaban abiertos a que alguien no tan conocido interprete a su esposa. Pero no me esperaba verlo cara a cara durante el casting. Pensé que solo tenía un par de minutos para diferenciarme de las demás candidatas. Empecé a improvisar una discusión. Nos empezamos a gritar uno a otro y terminé dándole un cachetazo. Cuando me fui, pensé que había arruinado mi carrera, pero un par de días después me ofrecieron el papel”.

Después de la película, me propusieron la tapa de Playboy, pero la rechacé. No quiero que mi familia ni mis futuros hijos me vean de esa manera. No me molesta desnudarme, pero solo si es una cuestión artística”, aclara.

Como Charlize Theron en Monster, ella dejó el glamour hollywoodense en el vestidor para interpretar a Tonya Harding, una cuasi white trash propulsada a convertirse en estrella de patinaje artístico antes de ser condenada por orquestar la rotura de piernas de su principal competidora.

Hay una virtud evidente en el departamento de moda desde que la actriz también brilla por su gusto en el vestuario, privilegiando la elegancia a la insinuación. Más tomboy que girly, ella cultiva la imagen de una mujer tan glamorosa bajo los reflectores como simple en las sombras de la intimidad, como evidencia su notable amor por la cerveza y la habitación que todavía ocupa en una casa compartida en Londres.

Buscando evitar ser “encasillada en los papeles de esposa”, ella descubrió enseguida una vena que no dejó de explotar y en la cual tal vez radique su singularidad. A Margot Robbie le encantan los papeles de badass y forajida. En Focus, encarna a una joven carterista que se transforma en una criminal en serio al contactarse con el gangster experimentado que interpreta Will Smith.

Tras ser la décimosexta Jane de Tarzán, se sintió atraída por el bandolerismo extremo de Suicide Squad. Más allá de la densidad del casting (Jared Leto, Will Smith, Cara Delevingne, Ben Affleck, Viola Davis), su interpretación estrafalaria de Harley Quinn se impuso como la gran atracción del film de supervillanos.

Tras demostrar que no era apenas una cara bonita, Margot Robbie consiguió, gracias a Yo, Tonya, deshacerse también de su bello envoltorio. Como Charlize Theron en Monster, ella dejó el glamour hollywoodense en el vestidor para interpretar a Tonya Harding, una cuasi white trash propulsada a convertirse en estrella de patinaje artístico antes de ser condenada por orquestar la rotura de piernas de su principal competidora.

Mientras espera la noche de los Oscar, la joven involucrada en el movimiento Time’s Up recuerda la de los Golden Globe: “Desde adentro, se sintió que estuvimos en una edición histórica de la ceremonia. Se dijeron muchas cosas importantes. Es un punto de inflexión, las cosas ya no van a ser como antes. Abusar de un poder jerárquico y casi siempre masculino se volvió imposible”. Y hasta su definición de feminismo es inclusiva: “Feminista es alguien que cree en la igualdad social y económica entre los géneros. Así que creo que los hombres pueden ser tan feministas como las mujeres.

Su nombre circula en más de una docena de próximas producciones, que incluyen varias películas derivadas de Suicide Squad y la próxima de Quentin Tarantino, pero antes la vamos a encontrar en un papel opuesto a Harley Quinn, ya que va a tener la ardua tarea de ponerse la corona de la Reina Isabel en Mary, Queen of Scots, de Josie Rourke. Híperactiva, también quiere invertir en su rol de productora: “Quiero que mi voz se escuche en el proceso creativo. Como actriz, solo puedo influir en mi personaje, pero no tengo peso en nada más, lo que a veces puede ser frustrante”.

Los dos primeros proyectos de su productora son una versión feminista de House of Cards llamada Shattered Glass y Dollface, una comedia sobre una soltera reciente que tiene que redescubrirse después de una separación. En otras palabras, el empoderamiento de Margot Robbie en Hollywood recién comienza.

Yo, Tonya se estrena en la Argentina el jueves 8 de marzo.

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