Mark Hamill habla de “Star Wars: El despertar de la fuerza”
¿Quién en su sano juicio, o incluso en su demencia fanática, imaginaba que algún día volvería a ver en pantalla a Harrison Ford, ahora septuagenario, interpretando a Han Solo? De repente, estaba ahí, al lado de Chewbacca, diciéndole que “estaban en casa”. Sentimos lo mismo. Estábamos aturdidos: el cine se hizo más grande, superXL, todo es mega. Nos enamoramos de Star Wars por sus milagros, su imaginario, hace mucho mucho tiempo, y hoy es imposible no sentir ese retorno. Para muchos de nosotros, sus virtudes y sus torpezas, su mito y su ánimo de franquicia, son la matriz donde aprendimos a ser pasionales, insensatos respecto del cine (¿qué otra cosa es la cinefilia?). Hoy, ser pasional es lo que el cine busca que hagamos. Es lo que factura. Es el negocio. Hoy la franquicia es transgénica; SW es el mito original del cine enorme, y lo fue sin esperarlo. Es por eso, que cada cómic, videogame, libro, película, serie animada, juguete, locura de merchandising comprime pecados, virtudes, fascinaciones, conductas psicóticas, nobleza. Star Wars vuelve. ¿Qué será en esta ocasión? ¿Hipérbole de su éxito anterior o una mera repetición?
“Como cualquier buena película animada de Disney, estos films apelan al niño interior en todos nosotros, no importa cuál sea tu edad cronológica. Y J.J. Abrams es el perfecto ejemplo de alguien que entiende eso y sabe cómo reinterpretarlo de la manera correcta.”
El regreso se da con Episodio VII, es decir, la continuación de aquel odiado/amado final con los Ewoks ayudando a derrocar al Imperio en El regreso del Jedi. Sin Vader. Pero con Luke, Leia, Han, Chewie, R2-D2 y C-3PO (y una camada de nuevos personajes, que son claramente los protagonistas). Sin el extorsivo papá George Lucas. Con Disney, J.J. Abrams y Kathleen Kenned (es decir, Lucasfilm). El mismo Luke, el actor Mark Hamill, deja en claro la forma en que todos, al menos los que sentimos algo por SW, vivimos la saga. A la hora de describir su primera charla respecto de qué haría Luke en la nueva trilogía, dice: “Yo siempre creí que la trilogía original claramente refleja un amor por el cine. Hablamos sobre los diálogos ágiles y de un grandioso sentido del humor. Aquellos films parecían combinar tantos elementos instantáneamente reconocibles, pero montados de una nueva manera. Hoy, en el nuevo film, todo lo viejo es nuevo de vuelta. Así que, más que sentarnos a analizar su visión para el film, nos pusimos a charlar acerca de, no solo las películas de Star Wars, sino del cine en general.”
Ahí está la clave: cada plano de Episodio VII que se ha visto ha sido investigado como si fuera una cura para el cáncer, pero SW supo ser otra cosa. Era el cine. O una forma de él. Caprichosa, lunática, capaz de hipnotizar. No era solo rapiña para conductas obsesivo-compulsivas. Hay algo de esa sensación que aparece en esta nueva película, que hoy podemos confirmar que nunca pudimos respirar en las precuelas (más allá de que nos gusten o no, ahí el mito es usado y abusado; aquí pareciera que se lo quiere reconfigurar, que sea la textura pero no el corte, algo que Abrams aprendió a hacer en ambas Star Trek). Hamill: “Como cualquier buena película animada de Disney, estos films apelan al niño interior en todos nosotros, no importa cuál sea tu edad cronológica. Y J.J. es el perfecto ejemplo de alguien que entiende eso y sabe cómo reinterpretarlo de la manera correcta. Somos muy afortunados de que lo hayan elegido a él. Es como un niño, en muchos aspectos. Es un cineasta y escritor brillante, y puede relacionarse instantáneamente con el material que le dan. Estoy seguro de que las películas originales de Star Wars fueron parte de la razón por la que quiso convertirse en director y escritor de cine. Están honrando lo que existía antes. Es una recreación perfecta del mundo que creó George, pero con nuevas situaciones y nuevos personajes”.
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¿Qué razones podría ver Hammil en la saga que definió su vida? “Siempre pensé que estas películas son dueñas de muchas cosas pero, sobre todo, poseen un gran optimismo. Hay una falta de cinismo honesta allí, ya que refuerzan todo lo que las grandes fábulas y cuentos de hadas te enseñan: la perseverancia y la pureza de corazón te ayudarán a triunfar. Espero que la audiencia las encuentre inspiradoras nuevamente. Espero que esta nueva trilogía tenga el sentido del humor que solía tener la anterior. Y que nadie se tome a sí mismo demasiado en serio. Cruzo los dedos para que a algún niño de seis años, que nunca haya visto un film de la saga, le parezcan entretenidas; un poco atemorizantes, pero no tanto. Espero que les otorgue un sentido de la aventura, y el sentimiento de que si trabajan mucho por algo y dan todo de sí, lograrán lo que se propongan. De eso se trata todo esto.”
Star Wars, Sr. Hamill, trata de muchas cosas, muchos factores y formas que hasta hoy estaban dispersas, chocando unas contra otras. Pero ahora parecen a un instante de amalgamarse, de ser leyenda, otra vez, paro volver a ser cine, ahí donde SW realmente importa: en la pantalla. En este puntapié inicial que es Episodio VII a un futuro lleno de películas SW, Hamill insiste con citar aquella primera Una nueva esperanza: “Fue perfecta para la época, cuando todos éramos cínicos. Es asombroso que no mucho ha cambiado desde entonces en el mundo real. Esta es una oportunidad para escapar de todo eso”.
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Star Wars: El despertar de la fuerza
Estrena el 17 de diciembre
