México moderno, la identidad cultural mexicana en el Malba

México moderno. Vanguardia y revolución recorre por medio de cuatro ejes centrales la historia de la identidad cultural mexicana de comienzos del siglo XX con una serie de obras consagradas y otras menos conocidas.

Los Inrockuptibles
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5 min readJan 17, 2018

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Por Malena Rey

Jose Guadalupe Posada / La calavera Catrina (1912)

Condensar la historia del arte popular mexicano de la primera mitad del siglo XX en un puñado de obras representativas que puedan explicitar la complejidad y riqueza de sus manifestaciones ante los espectadores extranjeros suponía un desafío que México moderno. Vanguardia y revolución pudo procesar de la mejor manera. En la muestra de más de 170 obras que puede verse en Malba hay lugar para los artistas más obvios y consagrados –Frida, Rivera, Siqueiros–, pero sobre todo hay espacio para una serie de pintores menos reconocidos que llaman la atención por sus desafíos estéticos al momento de producir sus obras en cuestión –González Camarena, Antonio Ruiz “El Corcito”, Julio Castellanos, Adolfo Best Maugard, entre otros exiliados que recalaron en México y allí se quedaron, como Leonora Carrington.

La exposición (que fue organizada junto al Museo Nacional de Arte de México) busca explícitamente hacer patente cómo fue que se construyó la identidad artística-cultural mexicana –cosa que fue sucediendo al mismo tiempo que se definían las atribuciones del Estado-Nación–, y lo propone a través de cuatro ejes que pueden parecer un poco didácticos, pero que ayudan sin duda a dividir aguas. Ellos son la modernidad cosmopolita, la revolución social, la cultura popular y la experiencia surrealista, expuestas cada una en una sala. La superposición de estos ejes, lo rico de los cruces, corre por cuenta del visitante de la muestra: “El objetivo ha sido expresar el espíritu de la época e intentar probar como el muralismo –una especie de marca registrada internacional del período– es solo una parte –importante, por cierto– de una gran ebullición cultural. Si bien la muestra tiene como subtítulo ‘Vanguardia y revolución’, cabe aclarar que la mayor parte de las obras son de la etapa posrevolucionaria (desde los años 20 hasta mediados de los 40). La Revolución está presente, sin embargo, de modo implícito, en sus ecos y consecuencias, que culturalmente se manifestaron en todo el programa que comenzó con José Vasconcelos en 1921”, dice Victoria Giraudo, una de las curadoras. Y un recorrido posible por la exposición sería justamente ese: rastrear en qué y de qué manera esos ecos de una revolución tan sangrienta como la mexicana fue procesada por el arte.

Diego Rivera / Baile en Tehuantepec (1928)

Otro recorrido posible podría ser el que busque en qué marcas salta a la luz que la vanguardia mexicana no fue una mera imitación de lo sucedido en Europa sino que se trató de un híbrido deforme y vigoroso que procesó influencias para encontrar un arte nuevo en el que se conjugaran las distintas herencias culturales, cosa que puede verse sobre todo en la sala dedicada a la experiencia surrealista, con Artaud y Breton (quien al visitar México en 1938 dijo que se trataba de “un lugar surrealista por excelencia”) mezclados con las raíces ancestrales mexicanas en los planos oníricos de las obras de Agustín Lazo y de María Izquierdo, en los montajes de Lola Álvarez Bravo, y en la producción de Rivera y Kahlo, pareja que recorre las distintas salas resistiendo a los encasillamientos.

David Alfaro Siqueiros / Autorretrato Coronelazo (1945)

Aunque no haya tenido obra plástica, José Vasconcelos es también un protagonista de esta muestra: fue el primer secretario de Educación Pública en 1921 y quien desde su puesto organizó una gran campaña de educación rural y artística, propiciando el muralismo al ofrecerle muros públicos a los artistas. Estaba convencido de que los mexicanos debían fundir su propia patria con la gran patria hispanoamericana, y las consecuencias de su trabajo pueden verse tanto en la sala dedicada a “modernidad cosmopolita” como en la de “cultura popular”, con obra pictórica, fotografías y hasta una serie de máscaras anónimas. Los carnavales, las danzas, los trajes típicos de los pueblos comenzaron a interpretarse como símbolo de lo nacional, y se muestran en las obras de México para el mundo. Párrafo aparte merece el extendidísimo y complejo culto a la muerte, otro símbolo del ser mexicano, con La calavera catrina de José Guadalupe Posada (ver arriba) como indiscutida representante. Es que en México la muerte es un ritual vitalista. “Nuestro culto a la muerte es culto a la vida, del mismo modo que el amor, que es hambre de vida, es anhelo de muerte. La contemplación del horror y aun la familiaridad y la complacencia de su trato, constituyen uno de los rasgos más notables del carácter mexicano”, refería Octavio Paz de este rito que es a la vez herencia de los indios y de los españoles. La muerte baila, la muerte no es un misterio sino una calavera vestida para la fiesta.

Leonora Carrington / Night Nursery Everything (1947)

Una línea que recorre los cuatro ejes de la exposición pasa por dar visibilidad a las mujeres y resituarlas en un relato de la historia del arte que las tenía históricamente invisibilizadas. Si bien Frida siempre fue una punta de lanza y una protagonista de la escena cultural de su país, en esta muestra se quiso rescatar el trabajo de otras mujeres que a partir de los años 20 comenzaron a insertarse en el mundillo a la par de los hombres. La utilización de sus cuerpos desnudos, la reivindicación del pasado, del género y la raza, se hace presente en las obras de Rosa Rolanda, María Izquierdo, Olga Costa, Lola Cueto, las ya mencionadas Leonora Carrington y Lola Álvarez Bravo. Poner su producción en escena y discutirla a la par de la de sus colegas hombres es algo que estaba pendiente y que se propusieron los organizadores en particular.

Heterogénea, colorida, profunda, llena de cruces enriquecedores, México moderno condensa una serie de lenguajes visuales que hasta el día de hoy son representativos y se siguen procesando, en ese entramado de identidades inestables que es el arte latinoamericano.

México moderno. Vanguardia y revolución
Hasta el 19 de febrero en Malba (Av. Figueroa Alcorta 3415, CABA).

> malba.org.ar

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