“Montage of Heck, the Home Recordings”, de Kurt Cobain

Todo fan de Nirvana soñó durante muchísimo tiempo con que Kurt Cobain hubiera dejado en algún lado un disco solista terminado, listo para ser editado. Especialmente después de escuchar el póstumo MTV Unplugged de 1994 (grabado en noviembre del año anterior), un álbum en el que parecía empezar a trazarse un futuro posible lejos del grunge: había algo en la dulzura agria de esas versiones acústicas que permitía imaginar a Cobain envejeciendo como un cantante de folk, lejos del ruido y la excitación del espíritu adolescente. Lamentablemente ese sueño fue interrumpido por la muerte del cantante, un hecho devastador pero inevitable. En ese sentido, es muchísimo más triste que hoy aparezca este Montage of Heck, the Home Recordings, y el sueño no solo no reviva sino que quede definitivamente enterrado. Pocas veces un disco fue tan innecesario.

Como una suerte de apéndice discográfico del documental del mismo nombre que la cadena HBO produjo y estrenó el año pasado, el álbum recopila fragmentos de canciones registradas por Cobain en un viejo grabador de casete, que claramente no estaban destinadas a ser escuchadas públicamente. No hay uno solo de los temas que no sea un borrador, una idea vaguísima, un intento, un fragmento instrumental apático. No solo no tienen sentido como canciones: ni siquiera se puede decir que haya un valor histórico o de archivo en su publicación. En definitiva, este disco agotador ilumina crudamente una zona que podía y debía haberse mantenido a la sombra. En lugar de descubrir un tesoro encontrado, el único objetivo que consigue su lanzamiento es el de evocar las miserias escondidas de un tipo que por algo las escondía.

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Kurt Cobain
Montage of Heck, the Home Recordings
(Universal)