Muestra: Historias en los márgenes, de Adriana Varejão
El MALBA presenta Historias en los márgenes, primera exposición panorámica de Adriana Varejão, una de las mayores exponentes del arte brasilero de su generación. / Por Lara Marmor
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A meses de la exposición panorámica de la joven brasileña Beatriz Milhazes, MALBA abre su temporada con Adriana Varejão (Río de Janeiro, 1964). La pintura de Milhazes es sensual, llena de arabescos y color, y Varejão pinta retratos, paisajes, mapas y arquitecturas donde se entretejen con profusa erudición la historia de Brasil, Portugal y China; técnicas como la cerámica, la azulejería o el tatuaje y la iconografía barroca. Ambas exposiciones se enlazan en una lógica común. Dos años atrás, una obra de Varejão alcanzaba el precio más alto de un artista brasileño vivo, record superado en 2012 por Milhazes.
El alto valor simbólico y de mercado refuerza la posición de las artistas y habilita exposiciones internacionales de este tipo, que son consecuencia también de una histórica política cultural con estrategias de fomento a la producción artística en un país donde las artistas mujeres, como Anita Malfatti, Tarsila do Amaral, Mira Schendel o Lygia Clark, ocupan un lugar central.
Varejão pinta retratos, paisajes, mapas y arquitecturas donde se entretejen con profusa erudición la historia de Brasil, Portugal y China.
Si la obra de Milhazes está ligada al imaginario del carnaval, Varejão retoma el legado de la antropofagia, doctrina que en 1928 planteó un nuevo orden estético e ideológico con el buen salvaje de Rousseau devorando europeos. Historias en los márgenes reúne cuarenta pinturas que son el resultado de una operación conceptual de selección y procesamiento de información que busca la subversión de la mirada eurocéntrica por otra enfocada precisamente en los márgenes. Chinesa (1992) una de las piezas con las que empieza el recorrido de la muestra, integra el conjunto de autorretratos donde Varejão aparece como mestiza, castiza o caníbal. China, África y aquello enmarcado como otredad son neurálgicas en su obra. En Mapa de Lopo Homem II (1992–2004) la tela está cortada y suturada como herida: el corte es un gesto recurrente en Varejão para darle forma a la pintura como cuerpo. El mapa de referencia para la obra forma parte de las diez cartas náuticas de 1519 del Atlas náutico del mundo. Es, como señala el curador Adriano Pedrosa, uno de los primeros conjuntos cartográficos de América, y Varejão lo eligió por la centralidad de África y por cercanía entre Brasil y China.
Desde la década del noventa, la obra de Varejão se inserta en los macroprocesos de globalización, la expansión del multiculturalismo y la internalización del arte con exposiciones y obras que plantean la descentralización y cuestionan al dominio blanco/occidental como lo hacen la Bienal de Witney del ’93 o la de San Pablo del ’98, dedicada a la antropofagia, en la cual Varejão participa. A pesar de la compleja red de tramas, la muestra de MALBA está ordenada cronológicamente y está montada de manera segmentaria en salas, y aunque el foco curatorial no reside en la idea de relación, Pedrosa en el catálogo, recomendable para acompañar la muestra, realiza un atrapante ejercicio de close reading donde se mete en la génesis e interpretación de cada pieza.
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Adriana Varejão
Historias en los márgenes
En MALBA, Av. Figueroa Alcorta 3415. Hasta el 10 de junio.
(Imagen: Adriana Varejao. Mapa de Lopo Homem II, 1992–2004)