Peter Perrett vuelve para demostrar por qué sigue siendo único
El ex The Only Ones regresa con How the West Was Won, una oportunidad perfecta para que toda una nueva generación descubra al gran antihéroe menospreciado por el rock inglés.
Por Noemi Lecoq
La carrera meteórica recorrida por The Only Ones (tres discos en tres años, de 1978 a 1980) da la sensación de haber sido un gran desperdicio. Desde el debut, Peter Perrett, el cantante y líder, tenía todo aquello necesario para instalarse en el firmamento del rock inglés: un cerebro brillante, un humor seductor, un talento como compositor y letrista digno de Lou Reed, un carisma evidente, un estilo destroy… En su canción más conocida, la increíble “Another Girl, Another Planet”, que ilumina el homónimo primer álbum de 1978, Perrett se pavonea de entrada con “siempre coqueteé con la muerte”. Detrás de ese espíritu burlón, se esconde una triste verdad: si bien hace tiempo que está limpio, Peter Perrett pasó buena parte de su vida jugando con fuego, en particular con las drogas duras.
Ahí está la explicación para los largos períodos de silencio en su discografía. Perrett explica sin dejar lugar alguno a ambigüedades que “la droga destruye completamente la creatividad. Uno puede creer en algún momento que la estimula, pero es una ilusión. Enseguida abarca todo y suprime cualquier tipo de deseo musical. Nunca disfruté esa mitología del rock, esa fascinación por ese estilo de vida y todos esos clichés. Lo único que importa son las letras geniales, la música que consiga ser al mismo tiempo disonante y bella, el rock en tanto arte”. Al ser consultado si lo sorprende su propia longevidad, él responde con una carcajada: “Cuando empecé, me hubiera sorprendido haber dejado aunque sea un único disco. Lo hacía nada más que para divertirme y no me imaginaba la música como una carrera posible. Nunca hubiera considerado seguir tocando a los 65. Ni siquiera me imaginaba llegar vivo a los cuarenta”.
Muchos de los músicos de su generación ya no están entre nosotros. Es imposible evitar pensar en su gran amigo desaparecido en 1991 Johnny Thunders, ex New York Dolls, con quien colaboró en su fantástico primer disco solista So Alone. Al charlar con Peter Perret se nota ese adolescente romántico que supo ser, escapando a los dieciséis con su noviecita Zena, con quien hoy todavía está casado. Sus dos hijos, Jamie y Peter Jr., respectivamente guitarrista y bajista, fueron un tiempo breve parte de los Babyshambles de Peter Doherty en tiempos del debut, a principios de los años 2000. Hoy son el tierno acompañamiento de su padre en How the West Was Won, un disco impresionante para un regreso inesperado. Peter sonríe al diferenciar “las ganas que uno tiene de hacer alguna cosa y de hacerla de una vez por todas. Son dos cosas muy distintas. Y a veces son varias décadas las que separan a una de la otra”.
En el disco nuevo se destaca la delicadeza de su composición, las observaciones filosas y astutas, su acento inglés, la pasión palpable, la mixtura de optimismo y despreocupación. Estas diez canciones sorprenden por su sencilla existencia, pero todavía más por su calidad de escritura y de interpretación. A modo de preámbulo, la canción del título entremezcla la hostilidad y el placer, que van de la mano hasta el final de la última canción, “Take Me Home”, balada maltrecha y devastadora.
“La droga destruye completamente la creatividad. Uno puede creer en algún momento que la estimula, pero es una ilusión. Enseguida abarca todo y suprime cualquier tipo de deseo musical. Nunca disfruté esa mitología del rock, esa fascinación por ese estilo de vida y todos esos clichés."
How the West Was Won les da noticias reconfortantes de Peter Perrett a todos aquellos que lo admiran desde hace tanto tiempo, como por ejemplo sus fans los Libertines, los Go-Betweens, The House Of Love, Suede o incluso Ash. También es la oportunidad para que toda una nueva generación descubra a este antihéroe menospreciado por el rock inglés, raro ejemplo de perdedor magnífico que con los años se las sigue arreglando para todavía componer con bríos y seguir siendo relevante.
Peter cuenta cómo pasa sus días y reconoce que “rara vez voy a recitales. El último que me impresionó fue el de Courtney Barnett. Hago muchos paseos a pie. Es una batalla constante tratar de mantener el semblante de la buena salud, sobre todo cuando uno es cantante. Bobby Gillespie, de Primal Scream, vive en la esquina de casa y a veces me golpea la puerta para que salgamos a caminar. Caminamos mucho juntos y vamos hasta una disquería lejana donde por lo general se compra medio local. Es un coleccionista de vinilos obsesivo. También miro mucho fútbol en la tele, esa es una pasión que jamás me abandonó. Encima a mi equipo, Tottenham Hotspur, le está yendo muy bien este año. El mundo cambió: ¡saqué un disco y los Spurs por fin son mejores que el Arsenal! Realmente es una buena época para mí”. Este sobreviviente del caos por fin cree en el porvenir.