Pino Solanas hace un mapa de la impunidad en “Viaje a los pueblos fumigados”

El senador oscila entre la denuncia y el espíritu didáctico en su nuevo documental sobre el abuso de agrotóxicos y agregados químicos en la Argentina.

Por Juan Manuel Domínguez

Pino Solanas regresa a lo que él define como un “fresco” sobre la Argentina, uno que comenzó en 2001 con Memoria del saqueo y que ahora llega a su octava película, Viaje a los pueblos fumigados. Solanas, senador y director, vuelve entonces a sus documentales de denuncia, y en este caso decide generar una película que muestra de forma exhaustiva la forma en que los agrotóxicos y los agregados químicos están presentes en nuestro día a día y cómo han destruido las zonas donde son usados prácticamente sin control. Solanas oscila entre la denuncia y el espíritu didáctico (y hasta pone el cuerpo, al hacerse un análisis para demostrar la presencia de glisofato en su organismo, dejando en claro que cualquiera de nosotros puede estar contaminado). Lo cierto es que vuelve a ser incisivo, y lo hace tan solo exponiendo –más allá del numerito “michaelmooreniano” del análisis en vivo y en directo–. Recorre siete provincias, habla con ingenieros, maestros, afectados, investigadores y más, para dejar en claro culpas (medios, productores, instituciones, empresas). Entonces, rápidamente la exposición calma de Solanas se vuelve una pesadilla (al estilo del libro Mal Comidos): utiliza más de cuarenta testimonios para dejar en claro que nuestro modelo y nuestro control de los alimentos es uno de los problemas más urgentes a resolver en Argentina.

Solanas muestra alternativas, escucha y a veces quizás abusa de la denuncia gráfica, pero es imposible negar de su potencia a la hora de ser una voz en off en muchos momentos del film. Ese es su real valor: confiar en el cine, entenderse anomalía y, aun así, continuar hacia adelante, a sus 82 años, dejando en evidencia lo que parece imposible de negar. Es en su pluralidad investigativa donde radica su inteligencia: en lugar de sonar pedante, Solanas parece ser, cada día más, un observador que sabe mostrar. Entre su desesperación y su gimnasia a la hora del cine documental furioso pero que no grita, Viaje a los pueblos fumigados se convierte en la confirmación de una obra que tiene más que ver con la urgencia, sin nunca dejar de entender el reloj interno del cine.

Viaje a los pueblos fumigados
De Pino Solanas