Playlist > David Bowie 70’s: la revolución

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles
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3 min readJan 12, 2017

Después de sus dos primeros discos y una clara búsqueda de identidad, David Bowie entra a los setenta con The Man Who Sold the World (1970), un disco denso que mezcla blues, rock progresivo y mucha furia valvular. Mick Ronson en la guitarra y el productor Tony Visconti se instalan como colaboradores habituales del Duque para aportar lo suyo a las nuevas canciones. Un disco casi olvidado, hasta que Nirvana le dio otra vida a “The Man Who Sold the World” en su unplugged.

Los setenta de Bowie se caracterizaron por la abundancia y la imprevisibilidad. Apenas un año después sacó Hunky Dory, donde vuelve a invocar –con la tapa y ahora en sus letras– a la androginia. Un regreso más calmo al folk psicodélico con aportes fundamentales de Rick Wakeman en el piano. Salen gemas como “Life on Mars?”, “Queen Bitch”, “Quicksand”, “Oh! You Pretty Things”, y también referencias a sus contemporáneos Bob Dylan, Neil Young y Andy Warhol.

Si hablamos de un mini ranking de los setenta, el primer lugar se lo lleva The Rise and Fall of Ziggy Stardust and the Spiders from Mars, de 1972. Acá hace irrupción el personaje, el arte combinado con el glam rock, el teatro y el performer que viene del espacio. La estrella de rock y el alien se juntan en un disco piramidal en la historia del rock. Con mucha culpa dejamos afuera de esta playlist a clásicos como “Moonage Daydream”, “Lady Stardust”, “Hang On To Yourself” y “Sufragette City”.

En 1973 llegó Aladin Sane y la tapa emblemática del rayo. Bowie mató a Ziggy Stardust en vivo pero el marciano siguió merodeando sus dos discos siguientes. PinUps (1973) y Diamond Dogs (1974) marcaron un regreso y una despedida del rock duro y la distorsión, con alusiones a Orwell y un pesimismo bien latente en su lírica.

Young Americans (1975) fue otro volantazo de esta etapa, el disco “negro” del Duque. Sin ponerse colorado, Bowie cambia su cara completamente (vean la tapa) y juega al R&B, el soul y el disco. Un viaje literal y musical a las raíces de la música estadounidense.

Inquieto por naturaleza, empieza a preparar el terreno para su trilogía berlinesa (sin dudas, su etapa más oscura) con Station to Station (1976), una mezcla entre avant garde y soul. Sino, comparen “Station to Station” y “Golden Years”. Los años de mayor intensidad en la relación del Thin White Duke y las drogas.

Chau soul, chau rock clásico, Bowie arranca el terceto germánico con Low (1977), un disco mitad instrumental con largos viajes ambientales, mucho sintetizador y más tecnología. La entrada de Brian Eno al estudio y la influencia de Kraftwerk se palpa en temas como “Always Crashing the Same Car”. El alien se pone introspectivo y brumoso.

La mano de Robert Fripp aparece en Heroes, el disco, y en los famosos acordes de “Heroes”, la canción. En el documental Five Years de la BBC pueden ver a Fripp, Eno y Visconti contar anécdotas de la grabación del disco y las guitarras que sumó el ex King Crimson al hit, imperdible.

Con Lodger (1979) Bowie mantiene la oscuridad pero se anima a más y experimenta con ritmos tribales (“African Night Flight”) y reggaes deformes (“Yassassin (Turkish For: Long Live”). Un cierre para una década rupturista y la punta de lanza para sus diez años más pop: los ochenta.

> Playlist: Los ochenta de Bowie: el masivo

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