“pom pom”, de Ariel Pink

Los Inrockuptibles
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3 min readDec 31, 2014

¿Estamos preparados para tolerar al verdadero Ariel Pink? Esa es la gran pregunta que este cantautor freak nos obliga a hacernos en pom pom, su tercer álbum para el sello 4AD y el décimo de su difusa discografía. Dividir su carrera en dos etapas pre y post “profesionalismo” no es un capricho: si bien sus primeras grabaciones caseras fueron editadas (en CD-R) por el sello de los Animal Collective, fue recién en Before Today (2010) –tras consolidar una banda estable y meterse por primera vez en un estudio–, que su música alcanzó un reconocimiento global, por afuera de una escena experimental fascinada por sus métodos de autodidacta y por las canciones hermosas que se escondían debajo del ruido de un casete gastado. Before Today fue la revelación y Mature Themes (2012) la confirmación de un talento único para procesar influencias hasta lograr canciones perfectas (“Round and round” y su versión de “Baby” son apenas dos de las que deberían correr a escuchar), que hubieran podido sonar en la rotación de Aspen o cualquier radio de clásicos sin desentonar, con todo lo extraño y fascinante que eso resulta viniendo de semejante outsider. De 2010 en adelante, cualquiera podía darse cuenta de que Ariel Pink era un genio. Pero difícilmente él se aguantara mucho tiempo más mostrando únicamente su versión más accesible. Así que va de nuevo la pregunta: ¿estamos preparados para tolerar al verdadero Ariel Pink?

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Además de un genio, Pink es un provocador permanente. Nadie usa pantalones cortos, soquetes blancos y mocasines (como él lució en su show en Buenos Aires) si no es para causar un impacto. “Al igual que a Jesús, a mí me gustan los pedófilos: ¿acaso eso me convierte en un pedófilo?”, dijo hace poco en una entrevista. En las diecisiete canciones de pom pom se intuye ese mismo proceso de razonamiento, que empieza con una pregunta (“¿Acaso esto está mal?”), sigue con una respuesta (“No”) y concluye con una toma de posición (“Así que ahora arreglate”).

Es bueno estar prevenido sobre este mecanismo antes de encarar la ardua tarea de enfrentarse a los setenta y cinco minutos del disco, porque una vez que decodificamos la señal aparece una libertad que nos atraviesa. Si desconfían y solo van a escuchar un tema para decidir si le dan o no una oportunidad, que sea “Put Your Number In My Phone”, una canción soleada en la que los Magnetic Fields, los Beach Boys y Kevin Ayers conviven en armonía. Si, en cambio, ya están convencidos, pueden arrancar por cualquier lado, porque el orden de los tracks no tiene ninguna importancia. En ese sentido, pom pom funciona como un eslabón entre las dos etapas de la carrera de Ariel Pink: la calidad del audio es irreprochable, pero ahí termina cualquier intento de cohesión. Como en los últimos discos de Of Montreal, un mismo tema puede cambiar de ritmo y de instrumentación en un instante, ralentizarse como si el walkman se hubiera quedado sin pilas o pasar en fast forward. De la misma manera, una canción de pop chicloso y chillón puede desembocar en otra mucho más oscura e industrial. Soul, glam, pop, funk y kraut se van alternando el protagonismo, formando un relato coral entre las diversas voces que aparecen en la cabeza de este artista multifacético. Como todo provocador, por momentos resulta agobiante. Pero al mismo tiempo es absolutamente necesario.

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Ariel Pink
pom pom

(4AD)

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