Portfolio: Dismaland, de Banksy
El reverso sombrío del imperio sensible del capitalismo. La contracara disfuncional, trunca, perversa y oscura de los parques de diversiones. Un macabro universo conformado por princesas contrahechas, pesadillas que se vuelven realidad, y castillos de hadas que se caen a pedazos. El artista callejero inglés Banksy volvió a sorprender con otra magistral jugada, que le pega un puñetazo profundo al idilio y la ingenuidad de Disney ahí donde más le duele. Durante solo seis semanas inauguró Dismaland, este parque de atracciones desconcertantes en la ciudad costera británica de Weston-super-Mare, y no se libró de la polémica que tanto busca.
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Esta es una parodia que violenta a su objeto parodiado con saña, un proyecto ambicioso que pone la distopía ante nuestros ojos a través de una mirada cínica sobre la corrupción, la guerra y el consumismo: hay un estanque para barcas lleno de refugiados, un campo de entrenamiento anarquista, y hasta la parca manejando desquiciada los autitos chocadores. Como si fuera poco, Banksy ofreció también una serie de conciertos en su suerte de aldea: De La Soul y las cuestionadas Pussy Riot.
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