Regina Spektor “Fidelity” (2006)
Este es quizás el tema más conocido de la cantante rusa-neoyorquina. Tapa de Los Inrockuptibles en mayo de 2007, Regina Spektor suele verse tímida e introvertida, como incómoda con la situación de fama.
Con su piel blanca y sus ojos grandes y celestes, a simple vista completa el cliché de mujer aniñada y sumisa, que rápidamente se ve quebrado y en crisis cuando canta “Someone next door’s fucking to one of my songs” y “Sailor Song” (no olvidar el estribillo “Marianne is a bitch”, poesía pura).
Lejos del paradigma de la chica linda, algo rara y dueña del “quiero ser como ella” de toda una generación (léase Amelié y/o Zooey Deschanel), Regina se muestra impredecible y lejos de las modas, con una personalidad y una voz que supieron tener fans de la talla de Lou Reed.
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En el video de “Fidelity”, canción que escribió mientras veía la película Alta fidelidad, se la ve cantar en un mundo blanco y negro, estructurado y aburrido, como de señoras que toman el five o’clock tea. Sola, le canta y toma su infusión con un hombre inexistente, al que interpela diciendo “Suppouse I never ever met you, supouse we never fell in love”. Cuando aparecen los colores en forma de tinta en polvo, el chico se materializa y ambos se quedan jugando en una situación lúdica y juvenil, en la que se la ve cómoda, como en su salsa. Imposible no quedarse cantando sus “oh oh oh” cuando termina el video.
El año pasado vino a Buenos Aires y tocó dos noches en el Gran Rex. Si no fue el recital más silencioso de la historia le pega en el palo: al público presente le fue imposible darle a los agudos de Regina y prefirió hacerse al silencio, o al menos cantó los temas en voz baja. Por momentos sola con su piano, otras con la banda y a veces a cappella, dejó en claro –por si alguien lo dudaba– que se la banca. Cualquier cosa al lado de su voz es pura guirnalda y decoración. / Agustina Gewerc