Reseña: “Si el destino viene a mí”, de Mariana Obersztern
Mariana Obersztern, directora de Lengua madre sobre fondo blanco y El aire alrededor, encierra a seis actores en una habitación en su nueva obra: Si el destino viene a mí. / Por Juana Grisolía
-
Después de la repercusión crítica y de público de Lengua madre sobre fondo blanco y El aire alrededor, estrenadas en la primera mitad de la década pasada, el teatro de Mariana Obersztern pareciera haber cobrado un matiz decididamente teórico, formalista, dando lugar a un corpus que, sin desatender su pulsión de modernidad, se fue volviendo cada vez más singular, orbitando lejos de las tendencias dominantes. Si Keine piano, partitas para violín, su propuesta anterior, se presentaba como una partitura, apelando a la comparación musical, podría decirse que su nueva obra es una pieza de cámara para seis instrumentos. Instrumentos que, oportunamente, la directora afinó en una tonalidad distinta a la establecida. No es que estén desafinados, al contrario: están prolijamente afinados en una tonalidad que de entrada resulta un tanto artificial, antinatural. Seis actores, seis cuerpos-personajes encerrados en una habitación, que no terminan de entender qué están haciendo ahí ni qué se espera de ellos. ¿Cuál es el tema de Si el destino…? Nada menos que la relación autor-director con sus actores y esa urdimbre de texto y movimiento que constituye la escena. Y si bien en algún punto los seis personajes replican las célebres criaturas de Pirandello, desde esa matriz autoreflexiva, seminal de la modernidad, Obersztern logra dar con una obra fresca, vital y contemporánea, que tampoco responde al modelo de “teatro dentro del teatro” de Veronese o Zorzoli (por citar ejemplos locales), sino que va más allá en su radicalidad y resulta por momentos inasible, desconcertantemente críptica. Si la solemnidad es un riesgo al acecho en cualquier obra, en una que se pretenda metateatral lo es a la enésima potencia. De eso está lejos Obersztern, incluso en los momentos más bruscos y destemplados, como cuando uno de los intérpretes increpa a gritos al espectro del director. Y aunque deslumbre con sus malabarismos textuales o sus mecanismos espaciales de relojería, Si el destino… demuestra que se puede ser complejo, sofisticado y cerebral y, al mismo tiempo, ingrávido, chispeante y portador de esa rara cualidad llamada “gracia”.
-
Si el destino viene a mí
De Mariana Obersztern
Con Federico Gelber, Denise Groesman, Laura López Moyano, Agustina Muñoz, Laura Paredes y Luciano Suardi
En El extranjero, Valentín Gómez 3378, CABA. Viernes a las 23.15.