Retrato: Las miniaturas de Fabio Kacero

El libro de relatos del artista visual, Salisbury, destila un clasicismo inquietante. / Por Matías Capelli. Foto Nora Lezano.

Los Inrockuptibles
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2 min readAug 25, 2013

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Tiene que haber una conexión. Tiene que haberla porque todo, en última instancia, emana del mismo cuerpo y de la misma mente. Sin embargo, no es sencillo a primera vista advertir una conexión evidente entre la obra visual de Fabio Kacero y la materia textual que compone los casi cuarenta relatos de Salisbury, su primer libro de cuentos, publicado por Mansalva. Porque por un lado Kacero es autor de una obra desconcertante, inclasificable, que se entronca en la tradición del arte concreto para explorar variaciones formales con una radicalidad inusitada; pero por el otro, las páginas de Salisbury destilan un clasicismo atemporal a partir del relato de peripecias, de la construcción de miniaturas narrativas, instantáneas que en pocos trazos captan personajes misteriosos y paradojas que laten en lo ordinario.

En el campo de las artes visuales, Kacero ocupa un lugar ineludible que empezó a forjarse en los noventa y terminó de consolidarse la década pasada. Pero en materia literaria, más allá de aquella obra suya de 2006 “Fabio Kacero, autor del Jorge Luis Borges, autor del Pierre Menard, autor del Quijote”, en la que copiaba de puño y letra sobre una hoja blanca el clásico borgeano, y que puede ser leída ahora en serie con El Aleph engordado, de Pablo Katchadjian, la presencia de Kacero fue, hasta este momento, casi invisible. En la última década publicó algunos libritos, pero de circulación restringida: Nemebiax, Pollo y libertad y El bebé de los Madí vieron la luz en ediciones de autor de apenas cincuenta ejemplares cada uno.

Tiene que haber una conexión, se repite como un mantra el lector empecinado. Y entonces, promediando la lectura de Salisbury empieza a revelarse cierto parentesco, empiezan a palparse a través de las palabras algunas de las fuerzas ocultas que rigen el universo disperso y elusivo de Kacero. Y entonces cae la ficha. Basta pensar que la primera muestra oficial en la que participó, allá por 1991, se llamó El margen de lo mínimo. Un título que, tranquilamente, le podría haber calzado a la perfección a este volumen de relatos.

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Salisbury

Fabio Kacero
Salisbury

(Mansalva)

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