Retrato: Pablo Siquier
En el marco de los festejos de los cincuenta años de la glamorosa galería Ruth Benzacar –ubicada ahora en pleno Villa Crespo, cerca del cruce ferroviario de la calle Velazco–, y como corolario de un 2015 agitado que contó con una exposición de Liliana Porter, entre otras, la muestra elegida para cerrar el año es Confort Psíquico, de Pablo Siquier. Concebida como un recorrido por cuatro nuevas obras de gran formato realizadas en hierro trefilado, instaladas en la galería como si fueran cuadros o pinturas metálicas, estas piezas repasan la trayectoria de uno de los más exitosos artistas argentinos en actividad, que había mostrado lo último en 2012, en el Centro Cultural Recoleta.
“A pesar de lo que podía esperar, a través de los años el grado de desconcierto que mi propio trabajo me produce y el grado de confusión a la hora de explicarlo ha ido aumentando. Eso, sumado a la cada vez más lejana presencia del cuerpo, hicieron que el cerebro fuera el centro de todas las operaciones, con resultados nefastos”, dice Siquier sobre el elocuente título elegido para esta exhibición, que se aleja de los inmensos murales de carbonilla que mostró en varias otras ocasiones, y que son su marca registrada.
Lejos entonces de sus zonas de confort, acá el desafío pasa por hacer dialogar estas obras abstractas y enfrentadas en una sala amplia y completamente blanca, y en reparar en sus conexiones y en sus diferencias, en sus sinuosos bordes y en sus connotaciones industriales, repetitivas. Obras urbanas y herméticas que en su frío y rigidez abren también el espacio adecuado para las fugas mentales.
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Pablo Siquier
Confort Psíquico
En Ruth Benzacar (J. Ramírez de Velazco 1287, CABA) hasta el 15 de enero de 2016.