Por qué Saga se convirtió en el Game of Thrones del cómic

El relato escrito por Vaughan y dibujado por Staples sabe combinar sorpresa, épica y desarrollo de personajes en una historieta.

Los Inrockuptibles
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3 min readFeb 5, 2018

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Por Juan Manuel Domínguez

Desde hace años y varios volúmenes locales (ahora llega el sexto de la mano de Utopia Editorial), Saga se ha convertido en la Game of Thrones del mundo de la historieta. El cómic industrial norteamericano, sobre todo aquel enorme pero que no posee grandes franquicias comprometidas en el cine (Image y Dark Horse, por ejemplo), vive un momento híbrido, pleno de intenciones e ideas que, al mismo tiempo que quieren existir, ser contadas, parecen mirar de reojo la posibilidad de devenir la próxima nueva gran serie adaptada a la TV. Saga es la GoT del cómic actual, pero eso solo implica resaltar no tanto su potencial en pantalla, sino cómo el relato cósmico escrito por Brian K. Vaughan y dibujado por Fiona Staples ha sabido concentrar en partes iguales sorpresa, épica, personajes que fascinan y un cualquier-cosa-puede-pasar que, antes que una alternativa a la tradición, parece ser la nueva y natural forma de determinados relatos pop de sobrevivir a sus expectativas.

De una forma sincera, Saga sabe ser una aventura moderna, una que logra hasta ser política en sus decisiones.

La potencia de Saga, más allá de los genéricos que puedan mencionarse, pasa precisamente por su sentido de la aventura, por la forma en que Vaughan logra comprimir perfectamente tics naturales del cómic (el “Continúara…”) para jugar con ellos a su voluntad, entendiendo su poder y sus puntos suspensivos. En Vaughan la ópera espacial adquiere todo lo que necesita para dejar de ser perpetuada como un relato infantil en galaxias muy muy lejanas, y volverse más puntiaguda, más decidida e infinitamente más confiada en el poder de un cuento dibujado. No por nada las ideas del guionista encuentran en el trabajo de Staples una perfecta caja de resonancia. Lo que en el papel suena a buena idea, Staples lo convierte en una imagen épica (un árbol-cohete que usa magia como combustible) que está a años luz de la “épica” que Hollywood ha homogeneizado y fosilizado en muy poco tiempo. Aquí, la inventiva justa y medida genera no solo buenas ideas: Vaughan hace historieta de forma más cercana a como narra Michael Chabon o Neil Gaiman. Es decir, saber hacer de los personajes una zona a explorar, un lugar donde vivir, entiende de instintos y mitos del cine, cómics y otros medios, pero los procesa de una forma que parecía refundar al mismo tiempo que afirma el poder de un género. De una forma sincera, Saga sabe ser una aventura moderna, una que logra hasta ser política en sus decisiones. Y deja en claro que ya casi no hay imágenes con esta potencia en el cine; quizá la revolución sea algo que se imprime y esté en venta.

Saga
Brian K. Vaughan y Fiona Staples
(Utopia Editorial)
168 páginas

> utopiaeditorial.com

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