Scorsese se pone metafísico y abraza la fe individual en “Silencio”

Los Inrockuptibles
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2 min readMar 17, 2017

Hay en Martin Scorsese un costado pagano, fiestero, desenfrenado, y otro más cerebral, interior, introvertido. En esta tensión entre el cuerpo y el espíritu, el cielo y la tierra, la tentación y la redención, el placer y la culpabilidad, hay que comprender la dialéctica que hay en su cine y cómo puede pasar de una película como El lobo de Wall Street a una como Silencio, obra austera (respecto de los cánones de Scorsese), en la línea de La última tentación de Cristo o de Kundun. Entre la agitación neoyorkina contemporánea y la austeridad del siglo XVII de un imposible diálogo con Dios, encontramos la misma pregunta scorsesiana: “Are you talkin’ to me?”.

Scorsese no defiende la religión católica como un sistema de poder, fuerza prosélita y colonial, sino que traza un elogio de la fe individual, de la creencia íntima, del pensamiento, del diálogo interior con uno mismo.

Silencio dura casi tres horas y, hay que decirlo, durante la primera es bastante aburrida. Los sacerdotes portugueses Garupe (Adam Driver) y Rodrigues (Andrew Garfield) desembarcan en Japón para propagar la buena palabra católica y encontrar a su mentor desaparecido, el padre Ferreira (Liam Neeson). En el Japón budista, el catolicismo está prohibido y la minoría que reza a Jesús es perseguida. La película despliega una dramaturgia sin misterio en la que vemos a cristianos esconderse, rezar clandestinamente, ser detenidos y sufrir indignas torturas y castigos. Cuando aparece la figura de un alto dignatario japonés sintoísta llamado “el gran inquisidor”, Silencio se vuelve apasionante. A través de sus combates verbales, salimos del retrato superficial y maniqueo que opone a buenos cristianos y al malvado orden japonés para entrar en una reflexión teológica, política y metafísica de alto vuelo.

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Silencio - Martin Scorsese

Andrew Garfield y Adam Driver en Silencio.[/caption]

Silencio da un paso más en la complejidad cuando los sacerdotes encuentran finalmente a su mentor, el padre Ferreira. Vive en Japón, se casó con una japonesa y oficialmente apostató la fe católica. ¿Rechazo, traición? La respuesta es más retorcida, y ocupa toda la última y magnífica parte de la película, hasta un último plano sublime y bello, simple y con mucho sentido. Scorsese no defiende la religión católica como un sistema de poder, fuerza prosélita y colonial, sino que traza un elogio de la fe individual, de la creencia íntima, del pensamiento, del diálogo interior con uno mismo. Así, la película concluye como una desgarradora y fuerte oda a la libertad y al espíritu.

[youtube]https://www.youtube.com/watch?v=E5GCx1Z2eVM[/youtube]

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Silencio
(Silence)
De Martin Scorsese
Con Andrew Garfield y Adam Driver

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