Conocé a SZA, una de los grandes sorpresas de 2017

Después de tres EPs deslumbrantes, SZA se aleja del paraguas de Rihanna y Kendrick Lamar y cuenta, sin dar ninguna vuelta, cómo lidia con el éxito de Ctrl, un disco debut grandioso donde su zigzagueo por el neo soul ya encandiló a Pharrell, Solange Knowles y RZA, de Wu-Tang Clan.

Los Inrockuptibles
Los Inrockuptibles
7 min readJan 3, 2018

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Por Eric Vernay

Todo está cambiando muy rápido para vos con este primer disco. En una canción, decís que tenés ganas de recordar de dónde venís: ¿De dónde venís?
Cuando escribía eso, pensaba en mis raíces, en aquellos que están relacionados con mi pasado: mi mamá, claro, pero también mi novio, porque me conoce desde la época en que era pésima en la escuela y en la que hacía que me echaran de todos mis trabajos. Esas personas me ayudan a mantener los pies sobre la tierra. Vieron mi lado más feo, más sucio, en peor estado, y entonces están ahí para recordármelo y para motivarme. Ya que saben de qué soy capaz empezando de cero.

Creciste en Maplewood, una pequeña ciudad de New Jersey con mayoría de blancos. ¿Fue difícil crecer ahí, en la época del 11 de septiembre, siendo negra y musulmana?
Sí, claramente. Pero creo que crecer es difícil en general (risas). Fue a fines de los años 90, principios de los 2000. La ciudad es linda, cálida, pero me costaba integrarme. En todas las cosas que me interesaban no había jóvenes negros. En gimnasia, por ejemplo, en mi equipo éramos tres chicas negras de un total de cuarenta. Lo mismo en mi barrio: éramos una de las pocas familias de color en varias manzanas a la redonda. Pero yo quería relacionarme con la gente, integrarme, ser como los demás. Pese a todo, es un lugar al que quiero mucho, volví el feriado del 4 de julio para ver a mi mamá. De hecho, me quedó el recuerdo por un buen tiempo de varias picaduras de mosquitos (risas).

“Tenemos la misma relación con el mundo, Frank Ocean y yo. Lo que él expresa, tengo la sensación de sentirlo yo también, y de entenderlo.”

Se escucha a tu mamá en el disco: habla de control –como un eco del título del disco, Ctrl– y de la fe como protección contra el caos de la existencia ¿Es un texto que vos le escribiste?
¡No! Mi mamá es tan divertida que si yo hubiera escrito su texto se habría notado. Ella es muy educada, muy consciente de lo que dice, hubiera pensado demasiado y perdido espontaneidad. Entonces no, simplemente hablamos durante una hora y usé el final de la conversación. La idea del disco alrededor del control no viene directamente de ese diálogo, pero sí de mi mamá, eso seguro: para ella, es un elemento central. Necesita el control para respirar y lo sabe: su combate es constante. Digamos que al lado de ella, soy una salvaje absoluta. Por ejemplo, a ella le gustaría que yo controlara un poco más mi lenguaje. Pero yo me hallo en ella y me gustaría tener más control sobre mi existencia.

La dificultad de aceptarse y de encontrar un lugar de pertenencia son temas centrales del disco. Para evocar ese sentimiento de soledad y de alienación, hacés referencia a las comedias románticas de Drew Barrymore de los años 90, sobre todo a Jamás besada, la historia de una periodista con problemas de autoestima que vuelve a la secundaria a hacer una entrevista.
¡Me encanta esa película! Como el personaje de Drew Barrymore, haciendo este disco volví a vivir un poco la ansiedad de la secundaria, esta vez como adulta. Pero ahora es más fácil y agradable. Siento menos miedo.

Tu voz parece más afirmada, menos ahogada bajo los efectos vaporosos del cloud R’n’B.
Le quité la reverberación, cambié de micrófono y aumenté el volumen. Es mi manera de cantar más desnuda y directa. Antes no me animaba a exponerla así, me avergonzaba el sonido de mi propia voz. Trataba de ocultarla. En este disco nos reconciliamos.

¿Te gustaría realmente ser una “chica normal”, como cantás en una canción?
No, porque el deseo de fundirse con el decorado que me obsesionaba en la adolescencia se disipó. Pero a veces sí me gustaría ser menos ansiosa. Cuando tengo una crisis, ¡vuelvo loco a todo el mundo! (risas). Antes de los recitales, tengo escalofríos y ganas de vomitar. Cuando siento aprecio por alguien, me bloqueo, no le puedo hablar normalmente. Por ejemplo, cuando conocí a Beyoncé me quedé en blanco, le dije cualquier cosa, fue vergonzoso.

“Me gusta decir cosas horribles en músicas que suenen lindas.”

Firmaste con el sello TDE, en medio de raperos como Kendrick Lamar o Schoolboy Q. ¿Te sentís cómoda en ese ambiente viril?
En el escenario con ellos, ¡era la única chica! Pero me siento en mi lugar con ellos. Uso la misma ropa deportiva que ellos. Bueno, sí, hoy soy más femenina [N. de la R.: tiene puesto un vestido muy apretado], pero normal, ¡soy una adulta ahora! (risas) Me acabo de mudar a Los Ángeles, entonces los veo más seguido. Pasamos tiempo juntos, es divertido. Me pongo menos nerviosa con ellos.

En tus canciones, no dudás en evocar tus miedos, incluso tus complejos físicos. Algo raro en el marco glamoroso del R’n’B. Ese tipo de honestidad un poco torturada te acerca a Frank Ocean.
¡Gracias! Él es increíble. Pienso seguido en Frank Ocean y su música, ¡probablemente demasiado seguido! Me siento muy cercana de lo que él hace.

Sufrías fobia social. ¿Cómo se traduce concretamente?
Me gusta el amor recíproco. Porque sé lo que es ser tímida, temerosa, rechazada. Entonces me gusta reforzar ese amor. Pero en lo que respecta a la atención, el hecho de ser observada y, en consecuencia, la consideración que va de la mano con la celebridad, me cuesta manejarlo. No sé por qué. Mi mente se descontrola un poco: “¿Qué es esto? ¿Qué está pasando?”.

“Es mi manera de cantar más desnuda y directa. Antes no me animaba a exponerla así, me avergonzaba el sonido de mi propia voz. Trataba de ocultarla. En este disco nos reconciliamos.”

Parecés fascinada por Forrest Gump, película que ya evocabas en tu disco anterior, cuando citabas un ruego de Jenny, y recordás esta vez al comparar la famosa caja de chocolates con la vagina. ¿Te reconocés en ese personaje, a la vez lleno de amor y con dificultades sociales?
Me siento muy cercana a la película. Y a Forrest, sí. Cuando crecía, me fui identificando más con Jenny. [N. de la R.: el gran amor de Forrest, interpretado por Robin Wright en la película de Zemeckis]. Sus sentimientos varios y su dualidad me tocan mucho.

Es gracioso porque Forrest Gump también inspiró una canción conmovedora de Frank Ocean.
Tenemos la misma relación con el mundo, Frank Ocean y yo. Lo que él expresa, tengo la sensación de sentirlo yo también, y de entenderlo.

Las referencias al cine de los 90 abundan en tu música, con las comedias románticas de Drew Barrymore, Forrest Gump, pero también el aterrador personaje interpretado por Kathy Bates en Misery, quien aparece con su hacha en el clip, que sin embargo es muy sensual, de “Love Galore”. ¿Fue tu idea?
Sí, soy muy fanática de Misery. Lo que prefiero en las películas es cuando agregan cosas sombrías de forma perturbadora, como en El bebé de Rosemary o Misery. Kathy Bates es muy inquietante en Misery, y parece que se divierte siéndolo. Lo que más me interesa es la yuxtaposición. Cuando hay un equilibrio entre las tinieblas y la belleza en las películas, cuando los lados oscuros y luminosos se alimentan uno al otro no de forma dulce y reconfortante sino sorprendente. Una historia de amor simpática y ¡puf!, matan a alguien (risas).

Aparece un poco ese equilibrio en tu música. En particular en la canción “Supermodel”, en la que le contás a tu ex que lo engañaste con su amigo. ¡Es muy violento! ¿Te querías vengar?
Y es de verdad agresivo porque lo que digo en la canción es verdadero. Un poco se la buscó, me dejó plantada una noche de San Valentín… De todas formas, no es una canción de venganza, ya no estamos juntos. No quería lastimarlo. Pero al mismo tiempo quería que lo supiera. Era una manera de volver al pasado para arreglar eso de una buena vez. Me gusta decir cosas horribles en músicas que suenen lindas. Esa canción la grabamos de forma diferente, sin la base rítmica habitual: solo la guitarra. Dejaba mucho espacio para mi voz. En el vacío que había que llenar, era más fácil dar rienda suelta a mis pensamientos más ocultos. Estaba abrumada por la emoción. Escribí “Supermodel” al mismo tiempo que se creaba la música, improvisando. Freestyle.

¡Un poco como Lil Wayne! ¿Solés escribir tan rápido?
Sí, tengo ADD: pienso muy rápido y tengo hormigas en el culo. Entonces bajar un cambio para escribir me resulta un problema.

En la escuela, ¿eras considerada una nerd?
Sí, y era realmente excluida. Tenía miedo de ser inteligente, porque eso era aburrido: ¡Me iban a excluir más! Era muy buena en Lengua, y después en Filosofía… Me daba miedo la soledad, y al mismo tiempo me gustaba.

¿Cómo reaccionás ante la fama que se viene?
Me aterra.

Ctrl (TDE)

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