Telegram, el servicio de mensajería que quiere destronar a WhatsApp

La creciente popularidad de Telegram, una aplicación para enviar mensajes que vino a hacerle competencia a WhatsApp, tiene su razón de ser: ofrecen privacidad y open source. / Por Agustina Gewerc

Los Inrockuptibles
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3 min readMay 9, 2014

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Hace algunos meses, en estas páginas esbozamos unas líneas sobre los beneficios de Snapchat, un servicio de mensajería instantánea que autodestruye los elementos enviados en ambos dispositivos (emisor y receptor) después de algunos segundos de recibido el mensaje. Pero, por ese entonces, WhatsApp seguía siendo la aplicación para chatear más elegida por los usuarios de smartphones. A fines del año pasado –en agosto para iPhone y en octubre para Android– apareció Telegram, prometiendo privacidad, algo que pareciera imposible por estos tiempos de espionaje.

Para refrescar la memoria de los olvidadizos: en 2013, Edward Snowden, un ex técnico de la National Security Agency de los Estados Unidos, dio a conocer la existencia de un programa masivo de espionaje que le permitió al gobierno tener acceso a los datos de usuarios de grandes empresas de comunicación e Internet. Las víctimas más conocidas de este programa fueron la canciller alemana, Angela Merkel, y la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff; y entre ellas, una lista larguísima de usuarios no tan célebres que fueron ultrajados. Algo de esto es lo que facilitó el crecimiento exponencial de los usuarios que eligen Telegram. Cuando Facebook compró WhatsApp, en febrero de este año –y en los momentos en los que la app de mensajes de texto más usada estaba caída–, muchos usuarios descargaron esta nueva aplicación. Ante las denuncias de Snowden, al mundo entero le cayó la ficha: no solo existe información que dejamos voluntariamente visible a través de las redes sociales y otros productos de interacción con usuarios, sino que espiarnos a través de aplicaciones, telefonía y mails es más simple de lo que creíamos.

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Telegram se define como un sistema open source (código abierto), lo que significa que cualquier usuario puede chequear su código para verificar la seguridad y crear alternativas no oficiales para usar la aplicación.

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¿Pero cuál es la innovación en cuanto a la privacidad? Desde la empresa, la explicación es que los mensajes secretos tienen un “end-to-end encryption”, lo que significa que solo los que participan de esa conversación pueden leerlos, es decir, que nadie puede interceptarlos, ni siquiera los creadores de la app. Telegram, además, permite setear la autodestrucción de los mensajes de una conversación privada para que, después de un determinado tiempo, se eliminen en ambos dispositivos (emisor y receptor), como si nunca hubiese ocurrido. Con Telegram, entonces, todos podríamos resistir un archivo.

Telegram se define como un sistema open source (código abierto), lo que significa que cualquier usuario puede chequear su código para verificar la seguridad y crear alternativas no oficiales para usar la aplicación. En otras palabras, Telegram es a WhatsApp lo que Linux es a Windows.

Los monopolios nunca son buenos, a eso lo tenemos claro, pero ¿cómo hacer para consensuar entre todos el pasaje a otra app? Porque le guste o no al mercado, en materia de aplicaciones para chatear, la primacía siempre se la lleva una sola. Pareciera que estamos ante un posible sucesor de WhatsApp, y el tiempo dirá si persiste o si Zuckerberg y sus amigos tienen planeado un nuevo volantazo.

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