Top 5: Bandas de sonido

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5) The Good, the Bad and the Ugly
(Ennio Morricone, 1966)

¿Qué sería del clásico de Leone sin esas flautas que suenan como buitres a punto de comerse un cadáver perdido en el desierto? ¿A dónde hubiera llegado el spaghetti western sin las cabalgatas polvorientas de Morricone? Respuestas: 1) sería “la de película de Clint Eastwood mirando a otros tipos”; 2) no pasaba de un plato de moñitos con manteca. Ennio también mete magia en los títulos de los temas (“La diligencia del fantasma” es una película en sí mismo). Años más tarde, bandas como Calexico jugarían a ser Morricone en el arenero de la plaza.

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4) Escape from New York
(John Carpenter, 1981)

No es común que un director haga la música de sus propias películas. Escuchando los discos que sacó David Lynch, uno puede entender por qué. Sin embargo, a Carpenter no le tembló el synth y se puso a armar unos climas buenísimos para que suenen de fondo mientras Kurt Russell vive la peor noche de su vida, en una Nueva York en la que los protagonistas de Friends sobrevivirían exactamente 0,2 segundos. Dicen que en los descansos, Isaac Hayes, que actúa en el film, se le acercaba a Carpenter y le decía al oído “meté algo más caliente, John”.

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3) Popol Vuh
Herz aus Glas
(Werner Herzog, 1977)

Si bien los Vuh (así los llamamos nosotros, la gente del ghetto) tienen un puñado de bandas de sonido con Herzog, Herz aus glas (o Coeur de verre para los que quieren seguir alimentando el mito del francés pretencioso) es, lejos, la mejor de todas. El dato más curioso de este discazo es que sale en 1977 y su sonido es muy 1967, (¿habrán sido los primeros en hacer psicodelia revival?). Un dato curioso: este disco no figura en el Krautrocksampler: a Julian Cope se le escapó la tortuguen.

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2) Waldo de los Ríos
Quién puede matar a un niño
(Ibáñez Serrador, 1976)

A una película de terror soleado le queda perfecto el término de “brillante”. Esta genialidad creada por un Ibáñez Serrador inspiradísimo contagió al querido Waldo y lo sacó por un momento de la batea de ofertas. Theremines, niños fantasmagóricos cantando, melodías de vals macabros. Todo esto podemos encontrar en esta banda de sonido cuyo título fue cobardemente modificado en varios países (se editó como Island of the Damned, algo así como un programa para chicos de Captain Sensible y compañía).

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1) Goblin
Profondo Rosso
(Dario Argento, 1975)

Músicos fetiches de Dario Argento liderados por Claudio Simonetti, que tiene un parecido a Sergio Marchi mezclado con Graña (!). Pero bueno, dejando los genes de lado, este disco tiene todo lo que un gótico sueña aunque termina siendo muy progresivo. Sin embargo, para los amigos de Rick Wakeman, el disco es solo un puñado de oscuros bailables, y eso pone a Goblin en un lugar privilegiado: la terraza del castillo donde tranquilamente un conde en trance toma sangre con vodka para aguantar toda la noche.