Una nueva amiga, de François Ozon
Al carajo con el spoiler: se puede decir que la nueva amiga de Ozon es un hombre que se disfraza de mujer y que es interpretado por Romain Duris. Porque la película no está construida en base al suspenso de este travestismo sino sobre las consecuencias que va a producir en el personaje y su entorno. El tema que le interesa a Ozon no es el hombre-mujer sino la mirada que la familia, los amigos y la sociedad tienen sobre ella/él.
Todo empieza con dos amigas de la infancia: Claire y Laura. Se conocen desde el jardín de infantes, crecieron juntas, se casaron. Luego, Laura muere prematuramente, y deja a su familia y a sus amigos devastados. Claire le promete a David, el novio viudo, cuidarlo a él y al bebé. Podemos imaginarnos: adulterio a la vista, con Claire tomando el lugar de Laura en los brazos de David en un gesto de “amistad” algo perverso. Pero no. Con Ozon, los desvíos del guión son, por suerte, innovadores y retorcidos. Claire descubre un día, por casualidad, que David se viste como Laura y le da la mamadera al bebé, haciendo a la vez de padre y de madre muerta, según una relectura moderna y transgénero de Laura de Otto Preminger. Al transformarse en Laura, ¿David construye un gesto de amor absoluto? ¿Se trata de un duelo algo particular? ¿Quiere darle a su hijo la sensación de una presencia materna? ¿O la muerte de Laura es la ocasión para hacer realidad la fantasía más antigua y profunda?
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Mientras dan vueltas todas estas preguntas relacionadas con David, Ozon se ocupa también de Claire. Primero, está en shock. Después acepta progresivamente que David se vista de Laura. Claire evoluciona pero David también, y también la relación. David se siente tan bien en la piel de una mujer que quiere quedarse en ella. O, mejor, sexualmente sigue siendo un hombre pero con género femenino: no se cambia el sexo pero se viste de mujer, se siente mujer, camina como mujer, cambia su nombre al muy apropiado “Virginia”. David se vuelve Virginia con tal deseo, tal placer comunicativo, tal ausencia de culpabilidad o de molestia que Claire se siente confundida y seducida. Pero ¿dónde se ubica exactamente el deseo de Claire? ¿Se está enamorando de David? ¿De Virginia? ¿Del fantasma de Laura? ¿Siente una emoción adúltera, lesbiana, mórbida? Frente a ella, ¿hay un ser real, virtual, una fantasía, una imagen, una ficción, una proyección?
Ozon maneja todos estos cuestionamientos, travestismos, hipótesis sexuales, deslizamientos de identidades y suspenso sentimental con un virtuosismo desconcertante. Igual de bueno que siempre en lo que se relaciona con la superficie de una película (precisión de los encuadres, nitidez de la fotografía, fluidez del montaje, decorados y vestimenta estilizados…), Ozon le agrega a su universo claro –al límite del cuento turbio– el misterio, la profundidad, la carne y el sentimiento. Logra lo que no había logrado en todas sus otras películas: el cruce de comedia y drama, de lo rosa y lo negro, del embalaje y del contenido. Y, sin agresividad ni torpeza, le agrega una carga política que es bienvenida.
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Una nueva amiga
(Une nouvelle amie)
De François Ozon
Con Romain Duris y Anaïs Demoustier
En el Festival Asterisco el sábado 18 a las 18.15 en el Cine Gaumont (Av. Rivadavia 1635, CABA).
