Under the Dome: atrapados sin salida

La serie Under the Dome, adaptación de la novela La cúpula de Stephen King, entre la ciencia ficción y la trama política, es una de las buenas sorpresas del año. / Por Olivier Joyard

Los Inrockuptibles
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3 min readDec 30, 2013

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Desde el final de Lost en 2010 a la televisión le faltaba una serie ambiciosa en los límites de la ciencia ficción y de la parábola política, capaz de analizar y diseccionar nuestra época. Falling Skies y Revolution habrían podido cumplir esa misión, pero pierden verosimilitud después de algunos episodios. La iconoclasta Fringe acaba de terminar, The Walking Dead descarrila hacia destinos insospechados, y la adaptación de la novela de Stephen King Under the Dome (traducida como La cúpula y publicada en 2009) se presenta ahora como una buena candidata.

Cuando la cadena CBS se hizo cargo del proyecto, entraron a jugar en las ligas mayores: consiguieron que Steven Spielberg se hiciera cargo de la producción ejecutiva y que armara equipo con dos ex Lost, Brian K. Vaughan y Jack Bender, y convocaron a uno de los guionistas más experimentados del mundo de las series, Neal Baer.

Desde un punto de vista comercial, la primera temporada de Under the Dome ya estaba totalmente amortizada incluso antes de su estreno, gracias al contrato de streaming firmado con Amazon, a las ventas internacionales y a las reducciones de impuestos permitidas en Carolina del Norte, principal locación del rodaje.

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Ahora bien, estos datos no tienen nada que ver con los méritos artísticos. Resulta que el piloto de Under the Dome es uno de los más intrigantes que se hayan visto recientemente. La historia comienza una soleada y apacible mañana en Chester’s Mills, pequeña ciudad de Maine. Inesperadamente, la tierra tiembla. Algo que parece un terremoto o una tormenta electromagnética perturba la atmósfera. Y, de repente, una superficie transparente aísla a los habitantes del pueblo del resto del mundo. Inútil intentar atravesarla: los sonidos no pasan a través de ella, los autos y los aviones se estrellan como frutas podridas, unos adolescentes convulsionan y deliran cuando se le acercan. Varias decenas de almas se encuentran bajo una cúpula, aislados, tan cerca y tan lejos de todo.

Under the Dome vuelve a poner de moda una historia estadounidense clásica, la de una comunidad encerrada en sí misma, a punto de descubrir la lucha entre la barbarie y la libertad, porque algún día habrá que saber quién instaló esa cúpula e intentar salir de allí. Lo hace con un sólido sentido de las referencias, lo que la enriquece sin vampirizarla. Lost se impone como una inspiración, pero los autores saber ver más allá. Pensamos también en La cuarta dimensión y en la película de John Carpenter, The fog, en la que una pequeña ciudad portuaria, que se parece mucho a Chester’s Mills, se ve amenazada por una espesa niebla. Por momentos misteriosa, a veces divertida y siempre afilada –detalle gore: en el primer capítulo una pobre vaca es cortada al medio rápidamente–, Under the Dome podría volverse indispensable. Faltan dos condiciones antes de entregarnos como espectadores: que las debilidades de algunos personajes desaparezcan y que el potencial político del relato, del que se ven algunas líneas argumentales sólidas entre el poder de la policía y las autoridades, se desarrolle.

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La primera temporada se emite todos los lunes a las 22 por TNT.

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