“Views”, de Drake
Views arranca como la primera escena del más sensible de los blockbusters hollywoodenses y termina con el hit cuyos pasos y movimientos intrépidos ya todos conocen. De “Keep the Family Close” a “Hotline Bling”, Drake acaba de dar la mejor definición de sí mismo en las veinte canciones de su cuarto disco, que instala definitivamente al ídolo de Toronto como el jefe del entertainment musical a nivel mundial. Mejor aún, traza un ideal pop encarnado por un rapero con mucho carisma, seguro de su fragilidad y orgulloso de sus fantasías.
Justamente por eso no es del todo sorprendente que Drake se corra de su zona de confort y permita que aparezcan las diferentes facetas de su personalidad. Views es un disco compacto, que mira con desprecio a su época, y al mismo tiempo revela una nueva fisonomía en cada tema. El rapero se divierte con su imagen, multiplicando los cambios de ritmo y las rupturas de estilos. Es imposible resistir la adicción inmediata que provoca la sensibilidad onírica de “Feel no Ways”. En la canción siguiente, el cielo se carga de nubes con la producción minimalista de “Hype”, en la que Drake le hace cosquillas a su enemigo Meek Mill antes de anunciar lo evidente: “Views is already a classic”, dice.
El disco en general confirma esa postura vanidosa, aunque respetando el equilibrio frágil entre excitación y melancolía. Quizá encontremos el mejor ejemplo en la secuencia de “Still Here”/“Controlla” (en la que es difícil no lamentar la ausencia de Rihanna). Si llegaron hasta esta parte de la nota es porque ya saben que Rihanna y Drake grabaron dos colaboraciones en estos últimos meses, repartidas de forma equitativa en los discos de cada uno de ellos. “Too Good” opone una respuesta un poco decepcionante al sudor de “Work”, pero la canción funciona como un nuevo episodio en la reverencia hacia la cultura dancehall (y más en general hacia la exploración de estilos a la que se lanzó Drake desde el comienzo de su carrera).
La influencia del soul y el r’n’b que se escucha en temas como “Summers Over Interlude” y “Fire & Desire”, sumada a la increíble capacidad de Drake para reinventar su expresión vocal, son algunas de las claves de este fenómeno que no hace más que intensificar su esplendor desde la aparición del video de “Hotline Bling”. Drake se convirtió en un meme viviente, un rapero al que dan ganas de admirar y de mimar, una suerte de referencia generacional imposible de esquivar que acompaña la época de la misma manera que una banda sonora acompaña una película. Salvo que la película en cuestión puede ser al mismo tiempo una comedia de enredos y un documental deprimente.
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Como dejaba augurar la puesta en escena del clip de “Where Ya At”, publicado el año pasado en compañía de Future, Drake encuentra un placer enfermizo en mirar al mundo desde arriba. Es más: acá vuelve a colaborar con el rapero de Atlanta para adjudicarse a sí mismo un premio en “Grammys”. Y antes de que suene “Hotline Bling”, el bonus track del disco, la última línea de texto rapeado suena como una declaración de principios y una palmada amistosa en la espalda de sus detractores: “If I was you, I wouldn’t like me either”, dice el canadiense.
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Drake
Views
(Universal)
