Piezas que no encajan

Laura Llopis
los relatos de la maga
5 min readFeb 7, 2018

Recomendación musical: Radiohead - Fake plastic trees.

Ilustración de Warren Gebert

Cuando empiezas un puzle lo primero que hay que hacer es separar las piezas por colores y apartar los bordes. Éste tiene bastantes colores así que será más fácil que otros. También en otros tuve ayuda, no como ahora. Las azules las voy a colocar en esta esquina, para las verdes voy a necesitar un bol o algo dónde meterlas porque son un montón. ¿Qué bol? Si estuviera aquí ahora lo mandaría a por uno a la cocina. Las voy a meter en esta caja. ¿Me la regaló él? ¿O la compramos en el viaje a Marruecos? Creo que fue allí. ¿Cuánto hace que no viajamos? Ya no me acuerdo.

¿Y las amarillas? Este es el color predominante, así que las voy a poner en la caja grande. Me gusta hacer puzles. Son como la vida. Vas encajando piezas para ver la imagen completa. ¿Cuánto hace que no compartimos puzle? Siempre está ocupado, ya no puede desconectar ni siquiera en casa, si es que está. Con lo que le gusta hacer puzles. Al principio renegaba, se ponía nervioso, decía que era un juego de niños, con la de cosas que tenía que hacer… pero luego se iba concentrando y ya no había quien lo apartara del puzle, ni para cenar. A veces tenía que llamarlo hasta tres veces porque me moría de hambre y estaba dispuesta a empezar sin él. Es lo mejor para el estrés.

Ahora siempre está de viaje y cuando llega a casa está tan ocupado que no tiene ganas de nada. Menos mal que Elisabeth le lleva la agenda y se ocupa de sus cosas en el despacho, sino fuera por ella dice que habría perdido la cabeza con tanto viaje y tanta reunión. Es maja Elisabeth ¿no?, una vez vino a recogerlo para llevarlo a Heathrow y charlamos un rato. Debe tener mi edad, ¿quizá un poco más joven? Las inglesas no son como nosotras, es más difícil saber la edad. Ella parecía algo incómoda, pero insistí en que se tomara un café mientras Pablo acababa de hablar por teléfono. Es licenciada en Literatura Inglesa, pero de lo suyo no encontraba nada. Se parece a esa actriz que sale en la serie que tanto le gusta. No recuerdo el nombre.

Cuando has separado todas las piezas, lo mejor es empezar por el contorno. No sé por qué siempre empiezo por abajo. En este es fácil, hay tres colores que dominan y una pelota con un cubo y pala de playa incluidos en la esquina izquierda. Los colores de la pelota son la mejor pista. Es la pelota del niño, un niño que está en la playa con su madre, solos. Ella esta tumbada en una hamaca leyendo. Él hace un castillo de arena en la orilla. Ni rastro del padre.

Mi puzle favorito estaba en el estudio. Era una foto de una librería de París, con los estantes llenos. Mandé la imagen a una de esas empresas que las convierten en puzle. El más grande que he hecho desde que vivimos aquí, 5.000 piezas. Tuve que enmarcarlo porque no tenía una medida estándar y no podía comprar el marco en Ikea. Me sorprendió que un día me dijera que quería llevárselo al despacho. Tampoco es que sea un amante de los libros, pero decía que le relajaba mirarlo. Ahora que lo pienso, la última vez que fui a su oficina el puzle no estaba allí, aunque no recuerdo si ya se lo había llevado. Nunca voy a verlo, ¿debería ir más? Siempre dice que está muy ocupado. Cuando llamo suele contestar Elisabeth. No es que me diga que no vaya a verlo, pero yo sé que aquí prefiere separar el trabajo de las cosas de casa. Tengo que preguntarle por el puzle.

A veces no separo bien las piezas y me falta alguna para completar el borde. No voy a perder tiempo buscándola, ya aparecerá más adelante. Puedo seguir sin la pieza. Esta noche duermo sola. No me gusta dormir sola, pero mato el tiempo de insomnio con los puzles. Me aburre la tele, aunque domino el idioma es igual de aburrida que la española y las pocas amigas que tengo están casadas, no puedo salir con ellas una noche cualquiera, solo algún día en fin de semana. Quedan cada dos viernes en el pub del final de la calle. El viernes pasado fui. Pablo tampoco estaba.

Las azules van a ser las más sencillas, no solo el cielo, también unas casetas de playa son azules. La hamaca de la madre es azul y blanca, algunas piezas tengo que encajarlas ahí. Tiene unas letras grabadas, sirven de pista para no perderse. Es guapa la madre. Un niño debe tener a su padre y a su madre. Algún día tendremos un hijo. Ahora no era el momento con tanto trabajo, por eso insistió en que lo mejor era no tenerlo. Sí, tenía razón. Yo sola todo el día… Aunque esté siempre en casa, sobre todo ahora, es mejor estar todos. Él tiene que trabajar. Lo haremos más adelante. ¿Qué prisa hay? Soy joven, tengo tiempo. Ahora hay que concentrarse en progresar. Tengo que ayudarlo, por eso nos mudamos.

Me he bloqueado. Para, respira. A veces pasa esto. Mantener la concentración todo el tiempo es difícil. Puedo estirar las piernas, prepararme un té, comprobar si tengo algún mensaje. Ningún mensaje… ¿Lo llamo? ¿Molestaré? No recuerdo si tenía una cena o estará ya descansando. No, me hubiera llamado. Hoy no me ha llamado. ¿Me ha llamado? No, he hablado con Elisabeth. Le deja su teléfono cuando no puede hablar, por si hay alguna urgencia. Este viaje tenían que ir juntos. La necesito, dijo. Claro, es normal. Ella le lleva todas sus cosas. Menos mal que le ayuda. A mi también me ayudó, cuando lo del niño. Me concertó una cita en una clínica a solo unas manzanas de casa, incluso me acompañó. Parecía aliviada cuando salí. Más que yo. Supongo que ya tiene bastante con llevar las cosas de Pablo, como para preocuparse de las mías. Qué cansada estoy. Pongo estas piezas y mañana sigo.

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