Cristo es Todo

Rodolfo Peña
Lumbrera
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5 min readJun 15, 2021
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En la medida en que recorremos las Escrituras, podemos notar que Dios siempre ha provisto a su pueblo de lo siguiente:

Su Palabra

A través de Su Palabra, Dios instruye a su pueblo con el fin de hacerlos diferenciar del resto del mundo. Esto es lo que vemos cuando Dios dio a Israel los mandamientos, Su Ley.

Un Profeta

Una persona escogida por Dios y llamada por Él para que le hablara a su pueblo, básicamente con el fin de:

  • Enseñarles la verdad de Dios (sus mandatos).
  • Advertirles las cosas que iban a pasar (los planes de Dios).
  • Confrontarlos con lo que estaban haciendo mal (señalarles los pecados que cometían).
  • Señalarles, además, las consecuencias de sus pecados, de su rebelión contra Dios.
  • Decirles lo que Dios exigía de su pueblo, que podríamos resumir en arrepentimiento y conversión.

Un Sacerdote

El sacerdote se encargaba de guiar la adoración del pueblo hacia Dios. Además, era el encargado de presentar las ofrendas y los sacrificios; hacer los holocaustos ante Dios para que el pueblo fuera perdonado, esto es, se encargaba de hacer la expiación por el pecado.

Por esta razón, el sacerdote era el representante del pueblo delante de Dios, por lo que de través del sacerdote recibían el perdón de Dios.

Un Sacrificio

Desde que Dios estableció a la nación de Israel, les proveyó de los sacrificios que cada persona ofrecería a Dios por su pecado, a fin de ser perdonados y limpiados de la culpa. Se trataba principalmente de animales que eran matados en lugar de la persona culpable y su sangre derramada era el pago por los pecados cometidos ante Dios.

Sabiendo esto, es razonable entender por qué los profetas eran apedreados. Al pueblo no les caían bien los profetas, al punto de que muchos fueron asesinados por sus compatriotas. Es que, así como a este pueblo, a muchos de nosotros no nos gusta cuando Dios nos señala nuestro pecado y nos llama la atención sobre la forma en como estamos viviendo. Nos incomoda que Dios nos diga que estamos equivocados, así sepamos que es verdad. Así sepamos que es la palabra de Dios. Así sea cantada o expresada con delicadeza.

Pero por otro lado, el sacerdote si era apreciado y estimado por el pueblo, pues él actuaba a su favor. En otras palabras, el sacerdote le pelaba la cara a Dios en nombre del pueblo. Era el intercesor.

¿Y qué decir del sacrificio? El pobre animal era el que pagaba el precio del pecado sin haber hecho nada (siendo inocente). Saber que por la muerte de ese animal Dios te perdonaría, hacía que el animal fuera bastante apreciado, yo me imagino que hasta le celebraban el cumpleaños.

Así que, en este contexto, podría ser lógico que alguien pudiera vivir enfadado con el profeta, pero necesitado del sacerdote y agradecido con el sacrificio.

Pero ahora y desde hace 2.000 años, esto no es posible, podría ser lógico, pero no es posible. Es decir, ninguna persona que haga parte del pueblo de Dios, puede hacer este tipo de separación entre una cosa y otra, porque ahora todas estas cosas (la Palabra de Dios, el Profeta, el Sacerdote y el Sacrificio) están reunidas en una sola persona. Esa persona es Cristo.

Cristo es el Profeta, Hechos 3: 22–26
Cristo es la Palabra, Juan 1: 1–3; Juan 1: 14
Cristo es el Sacrificio y el Sacerdote, Hebreos 10: 8–12

Es que ahora Cristo es todo, y no puedo recibirlo a medias o por pedazos. Debo recibirlo completo.

Ya no puedo ofrecer un buey o un cordero para que mi pecado sea perdonado.
¡Necesito a Cristo!

¿Quién va a presentar ese sacrificio a Dios como sacerdote para interceder por mí?
¡Necesito a Cristo!

¿Sería posible enojarme con el que me enseña y me muestra la verdad, el que señala mi pecado y demanda de mí arrepentimiento y un cambio radical a mi manera de vivir?¿Podría enojarme con el que me juzga, la misma Palabra de Dios? ¿Podré hacerlo si todo esto lo hace Cristo?

No es posible, porque ese mismo Cristo es el que intercede por mí delante de Dios, y se entregó por mí para ser perdonado y así tener a Dios conmigo.

¿Cómo no amarlo?
¿Cómo no escucharlo?
¿Cómo rechazarlo?
¿Cómo no rogarle sólo a Él?
¿Cómo no estar agradecido con Él?
¿Cómo no adorarlo sólo a Él?

Cristo es Todo

Si quiero la bendición de Dios, necesito a Cristo y sólo a Cristo. Y es por eso que lo adoramos, y es por eso que tenemos que buscarlo sin descansar.

Yo estoy seguro de que cuando logremos ver claramente y reconocer quién es Cristo y lo que Él hace por nosotros, no tendremos escapatoria. Voluntariamente nos entregaremos a Él, lo haremos el señor de nuestra vida y nos rendiremos ante Él. Y a partir de ese momento nuestra vida será transformada.

Romanos 8:31–39

“Entonces, ¿qué diremos a esto? Si Dios está por nosotros, ¿quién estará contra nosotros? El que no negó ni a Su propio Hijo, sino que lo entregó por todos nosotros, ¿cómo no nos dará también junto con Él todas las cosas?
¿Quién acusará a los escogidos de Dios? Dios es el que justifica. ¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia , o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada ? Tal como está escrito:
«POR CAUSA TUYA SOMOS PUESTOS A MUERTE TODO EL DÍA;
SOMOS CONSIDERADOS COMO OVEJAS PARA EL MATADERO ».
Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó .
Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida , ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”

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Rodolfo Peña
Lumbrera

Sigo a Jesús • Miembro de IBDC • Consultor en PM&A • Colaborador en Lumbrera • Casado con Yoha • Papá de Vale • Tío de Liam