El Vino Nuevo en Odres Nuevos se ha de Echar

Jaime Quero
Lumbrera
Published in
4 min readMar 19, 2021

Ni echan vino nuevo en odres viejos; de otra manera los odres se rompen, y el vino se derrama, y los odres se pierden; pero echan el vino nuevo en odres nuevos, y lo uno y lo otro se conserva juntamente (Mateo 9:17 RVR 1960).

Los primero que podemos destacar de este pasaje bíblico es que suena familiar. Quizá lo hayamos leído antes, pero también podría ser debido a la similitud con otros pasajes o términos usados por el Maestro, y, posteriormente por sus discípulos. Términos tales como el nuevo nacimiento (Juan 3:7) y el nuevo hombre (Efesios 4:24).

Sin embargo, esta parábola tiene su particularidad. Para mirarla a fondo debemos analizar los términos a los que acude el Maestro para ilustrar el mensaje; son “vino nuevo” y “odres”. El vino nuevo es jugo de uva puro. El odre es un recipiente hecho de cuero, comúnmente hecho con el cuero de cabra u oveja que se usaba en la antigüedad para almacenar aceite y vino, o alimentos lácteos como la mantequilla y el queso.

Por otro lado, y, sin ánimos de alegorizar el texto, merece la molestia nombrar que el proceso de curtido en la antigüedad, donde se transforma el pellejo putrescible en cuero, puede compararse con procesos como el moldeado del barro por el alfarero; salvando las diferencias. Aunque cualquiera podría informarse sobre el proceso, y no ver ninguna similitud.

Debemos tener en cuenta también el contexto del pasaje para sacar el máximo provecho de lo que quiere decirnos el Señor. Leamos los versículos previos:

Entonces vinieron a él los discípulos de Juan, diciendo: ¿Por qué nosotros y los fariseos ayunamos muchas veces, y tus discípulos no ayunan? Jesús les dijo: ¿Acaso pueden los que están de bodas tener luto entre tanto que el esposo está con ellos? Pero vendrán días cuando el esposo les será quitado, y entonces ayunarán (Mateo 9: 14–17).

Algo que tienen en común los Fariseos, los discípulos de Juan y los de Jesús es el ser judíos. Los judíos ayunaban, según mandato de la ley, en el día de la expiación. Después la deportación, instituyeron algunos días más de ayuno, además de los ayunos que se practicaban por el luto o en el momento de la aflicción. Los discípulos de Juan, además de esto, ayunaba por el duelo del pecado y por la venida del Mesías.

Jesús les dice que sus discípulos también van ayunar, pero no todavía. Y es este momento cuando ilustra su punto con la parábola, explicando que ellos ayunarán, pero no lo harán por estos motivos, no ayunarán por las cosas que ustedes ayunan, sino por el evangelio que, aunque para los religiosos de la época era algo nuevo, ya se había profetizado desde hace mucho. Es decir, era necesario que para que recibiesen ese nuevo mensaje, el mensaje del evangelio o el “vino nuevo” era necesario que ellos mismos fueran convertidos en odres nuevos. Que, en términos sucintos, esto era lo que hacían conviviendo con su maestro.

Ahora bien, ¿por qué es necesario que el vino nuevo sea echado en un odre nuevo? El vino nuevo es el evangelio y los odres nos representan a nosotros. Hay varias interpretaciones, pero aquí voy a mencionar dos que destacan del resto:

1. El evangelio como agente fermentador: Cuando se almacena vino nuevo en un odre nuevo, a causa de la fermentación del vino, el odre se dilata, se expande. Y, si ese odre es usado nuevamente para almacenar un nuevo vino, en el momento de la fermentación, se romperá.

El Señor Jesús no vino a remendar el sistema religioso judío, sino a traer algo nuevo, por eso las prácticas judías, los corazones judíos no podrían contenerlos sin rasgarse. Esto podría aplicarse a nosotros hoy; sea cual sean nuestras creencias o ideas.

2. La preservación del evangelio: Un odre ya usado podría contener residuos de levadura del vino anterior y si se vierte un vino nuevo en él, se aceleraría el proceso de fermentación del vino nuevo. Con el fin de mantener el vino nuevo siempre dulce, es necesario depositarlo en un odre nuevo.

Por eso el énfasis del Señor en tener cuidado con la levadura (doctrina) de los fariseos. Para que no adulterasen el evangelio, como más adelante sucedió y el apóstol Pablo combatió en la carta a los gálatas. En la actualidad hay muchas ideología y filosofías que derivan de religiones o de la cultura de este mundo, que nosotros podamos albergar en nuestros corazones. Sin embargo, es necesario despojarnos de todas ellas para que el evangelio sea conservado puro y así mismo podamos transmitirlo.

Sea cual sea la interpretación con la que más afines se sientan, debemos coincidir en que el evangelio, es un mensaje que cala hondo en nosotros. Este mensaje tiene muchos aspectos, pero yo hoy mencionare los siguientes tres:

  1. Arrepiéntanse, vuelvan de sus malos caminos porque la hora ha llegado; el reino de los cielos se ha acercado.
  2. Nuestro Señor Jesucristo vino a dar su vida en rescate por todos.
  3. Todos hemos sido invitados al reino, pero solo los que reconoces que no son dignos de entrar y viven una vida consecuente con ello, puede entrar.

El mensaje del evangelio nos hace odres nuevos e irá sacando de nosotros cada mínimo residuo de levadura de nuestras vidas, porque aquel que ha comenzado la buena obra en nosotros, la terminará.

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