La Fe que me hace ver al COVID-19 de una manera diferente

Yohana Molina
Lumbrera
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2 min readMay 18, 2020
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Bendito COVID-19 que me ha hecho despertar del sueño profundo en el que dormía. El coronavirus despertó en mí la necesidad de no seguir viviendo una falsa fe.

Siempre que tenía la oportunidad de autoevaluarme y sigilosamente compararme salía muy aprobada y obtenía cinco de cinco; y muy segura estaba de ser una adoradora de Dios de primera clase. Pero el Eterno Dios, el YO SOY de las escrituras, el que prometió estar conmigo hasta el fin y es fiel a su palabra, evaluó mi fe y resultó falsa.

Antes de la pandemia veía en mí madurez, perseverancia y dependencia de Dios y seguramente otros hermanos también veían esto en mí, pero Dios no, ÉL no estaba satisfecho en verme cada día mas amiga del mundo y proclamando el amor de Cristo por ti y por mí. Tú sabes, La sabiduría del corazón engañando nuevamente (Abdías 1:3).

Hoy cumplo 60 días de aislamiento social, y durante este período mi alma ha sido tentada a dudar del amor de Dios, a no ver la mano de Dios a favor de su pueblo, a temer, a desesperarme y desesperanzarme, también he sido tentada a cultivar una fe a medias, una fe parcial que hace que la templanza y dominio propio se vayan de cuarentena mientras mi mente batalla en contra del terror que infunden las noticias, el miedo en los rostros de mis hermanos en Cristo y la desesperanza de muchos líderes de la fe.

En estos sesenta días de confinamiento, la perfecta Palabra de Dios ha llenado mi vida de respuestas, Jesús ha pastoreado mi alma y en pastos verdes me ha hecho descansar. Su gran amor me ha señalado muchos pecados ocultos y desconocidos para mí porque la mayoría de ellos no son visibles a la humanidad, pero ofenden a Dios y me separan de él. Por esto “A Él, solo a Él adoraré. porque Dios es bueno y digno de alabanza”.

Estaba perdida en los afanes de la vida y en medio de la gente, pobre, ciega y desventurada, creyendo vivir para Cristo pero negándome a padecer por causa de la fe. Sesenta días lejos del ruido y la contaminación del mundo me he hallado mas cerca y unida, totalmente enlazada a Jesús, al único Dios que ama mi alma.

Hoy reconozco al Dios amoroso, fuerte y Santo en todo momento y me declaro dependiente sin límite a este Dios. El caos del COVID-19 ha renovado mi identidad como hija. Soy su hija porque me corrige y me salva todos los días de mi tendencia a pecar en contra de su nombre.

Esta es mi fe.

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Yohana Molina
Lumbrera
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Hija de Dios, discípula de Cristo, esposa, madre, hija, hermana, tía, muchos títulos que no tienen precio. Para todo lo demás hay que estudiar