La Forma de tu Piedra

1 Reyes 8: 27

Rodolfo Peña
Lumbrera
5 min readJun 7, 2021

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Cuando Salomón reinó en Israel emprendió la tarea de construir un templo para Dios, pues hasta entonces la adoración a Dios se concentraba en un tabernáculo (una tienda) conforme a las indicaciones dadas por el mismo Dios a Moisés (varios cientos de años antes). Esta labor (la construcción del templo) fue encomendada a Salomón por su padre David, quien le dio todas las indicaciones, diseños, e incluso los materiales suficientes para llevarlo a cabo.

Salomón terminó esta gran obra (en el año 957 antes de Cristo, aprox). El templo (la nueva casa de Dios) fue construida con un detalle y una majestuosidad sin precedentes, se utilizaron los mejores materiales posibles en esa época, incluso a las personas más destacadas de la región en las disciplinas necesarias para su construcción. Antes de ese momento, no se había visto algo semejante. Y justo como sucedió cuando se levantó el tabernáculo, una vez que Salomón terminó la construcción la nube (la manifestación de la presencia de Dios) “llenó la casa de Jehová”.

Ahora Dios habitaría ahí. En este lugar Su pueblo encontraría a Dios y en ese lugar se alabaría a Dios todos los días. En el templo se ofrecerían los sacrificios. De hecho, Dios prometió escuchar a quienes oraran mirando hacia el templo.

El templo ahora representaba la presencia de Dios en la tierra

Pero, ¿esto es posible? ¿el Dios infinito puede caber en este templo, por muy grande que fuese?. Esto fue lo que dijo Salomón sobre esto:

1 Reyes 8:27

“Pero, ¿morará verdaderamente Dios sobre la tierra? Si los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener, cuánto menos esta casa que yo he edificado.”

A pesar de que esto era cierto, Dios usó el templo como una representación de su lugar de habitación y de su Reino. El templo era Su casa.

Es necesario ahora, informarte, aunque probablemente ya lo sepas, que este grandioso templo fue destruido desde hace mucho tiempo. Específicamente en el año 70 después de Cristo (aunque este se trataba de una reconstrucción, pues el primer templo, construido por Salomón, fue destruido en el año 587 antes de Cristo).

¿Será entonces que ahora que el templo no existe ya Dios no habita en medio de Su pueblo? ¿Será que Su pueblo solo hacía referencia a la nación de Israel que era donde estaba ubicado el templo?

Juan 1:1–2,14

“En el principio ya existía el Verbo , y el Verbo estaba con Dios , y el Verbo era Dios.
El Verbo se hizo carne, y habitó entre nosotros, y vimos Su gloria , gloria como del unigénito del Padre, lleno de gracia y de verdad”

No sé si lo notaste en este pequeño texto, pero la biblia nos enseña que el Verbo se hizo carne, y que el Verbo era Dios. ¿Te diste cuenta? Dios habitó entre nosotros, ¿pero en qué momento? cuando Jesús se hizo hombre.

A partir de ese momento de la historia de la humanidad Dios fue representado a plenitud en Jesús, ya no se necesitaba un templo. Jesús ahora era el templo, con mayor gloria, representando completamente a Dios, no a través ningún material o imágenes (como las que habían en el templo). El mismo Dios en medio de su pueblo desde ese día y para siempre.

Desde entonces, Dios a través de Jesús, le dio a Su pueblo un mensaje:

Desde que Jesús habitó entre nosotros, los sacrificios de Su pueblo, la adoración, y hacia dónde mirar para que nuestra oración sea escuchada es hacia Jesús, el CRISTO.

CRISTO es DIOS, es DIOS con Nosotros

Juan 2:19–22

“Jesús les respondió: «Destruyan este templo, y en tres días lo levantaré ». Entonces los judíos dijeron: «En cuarenta y seis años fue edificado este templo , ¿y Tú lo levantarás en tres días?».
Pero Él hablaba del templo de Su cuerpo. Por eso, cuando resucitó de los muertos, Sus discípulos se acordaron de que había dicho esto; y creyeron en la Escritura y en la palabra que Jesús había hablado.”

Pero espera!, aquí no termina el asunto.

Teniendo a CRISTO como templo, con su venida, Dios estableció el fundamento para la construcción de Su REINO. Y la buena noticia es que este nuevo Reino no incluye solamente a Israel (de hecho esto nunca fue el plan de Dios). La invitación de Dios a pertenecer a su Reino incluye a todas las personas en todo lugar que existen en el mundo. En este Reino, Él habitará y será su Rey Soberano.

El plan de Dios es que, teniendo a CRISTO como el fundamento, cada uno de nosotros edifiquemos y hagamos avanzar ese Reino y que Su Casa sea conocida en todos los rincones del mundo, refleje Su gloria y asombre a todo el que vea este Reino.

1 Pedro 2: 4–10

“Y viniendo a Él, como a una piedra viva, desechada por los hombres , pero escogida y preciosa delante de Dios, también ustedes, como piedras vivas, sean edificados como casa espiritual para un sacerdocio santo, para ofrecer sacrificios espirituales aceptables a Dios por medio de Jesucristo…
…Pero ustedes son linaje escogido, real sacerdocio, nación santa , pueblo adquirido para posesión de Dios, a fin de que anuncien las virtudes de Aquel que los llamó de las tinieblas a Su luz admirable. Ustedes en otro tiempo no eran pueblo, pero ahora son el pueblo de Dios; no habían recibido misericordia, pero ahora han recibido misericordia.”

Todo el que ha creído en Cristo, es una piedra viva de la Casa de Dios, y somos piedras colocadas sobre la piedra principal (Cristo), y tenemos que acomodar nuestra piedra a la piedra principal, porque de otro modo no vamos a encajar, no armonizamos en esta construcción.

Cada uno de nosotros debe sentir una gran responsabilidad. Nosotros representamos ahora la casa de Dios. Cuando alguien se tropiece con nosotros, ese alguien tiene la oportunidad de ver a Dios en medio de Su pueblo y de tener razones para Creer en Él y anhelarlo. Es por esto que Pedro enseñó:

1 Pedro 2: 1

“Por tanto, desechando toda malicia, y todo engaño, e hipocresías, y envidias y toda difamación, deseen como niños recién nacidos, la leche pura de la palabra, para que por ella crezcan para salvación, si es que han probado la bondad del Señor.”

Cuando David quiso construir el templo dijo:

2 Samuel 7:1–2

“Sucedió que cuando el rey David ya moraba en su casa, y el SEÑOR le había dado descanso de sus enemigos por todos lados, el rey dijo al profeta Natán: «Mira, yo habito en una casa de cedro, pero el arca de Dios mora en medio de cortinas »”

Que haya en nosotros esa misma preocupación que tuvo David. Procuremos con la ayuda del Señor y por el poder de Su Espíritu seguir limpiando y organizando nuestra casa (nosotros mismos), para que nuestro Dios siga habitando en él y nosotros disfrutemos al complacerlo a Él. Fue para esto que Cristo se entregó a sí mismo por nosotros.

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Rodolfo Peña
Lumbrera

Sigo a Jesús • Miembro de IBDC • Consultor en PM&A • Colaborador en Lumbrera • Casado con Yoha • Papá de Vale • Tío de Liam