La Santidad No es Opcional

Rodolfo Peña
Lumbrera
Published in
4 min readJun 22, 2021

Quizá algunos de nosotros tenemos referencias sobre algunos atributos de Dios. Como por ejemplo que:

  • Dios es amor
  • Dios es justo
  • Dios es perdonador
  • Dios es misericordioso

Hay otro atributo sobre el que estaremos tratando en esta publicación, y es uno que, así como los demás hacen de Dios lo que él es y coexisten en su ser de forma maravillosa y en perfecta armonía. Este atributo es la Santidad.

Nuestro Dios es SANTO. Y es interesante que en la biblia no se diga que Dios es amor, amor, amor; o que Dios es justo, justo, justo; o perdonador, perdonador, perdonador; pero la biblia si dice (en Isaías 6:3 y Apocalipsis 4:8) que Dios es:

Santo, Santo, Santo

En términos simples, Dios es santo porque Él es diferente a todo y su pureza es incomparable.

Y es probable que la mayoría de nosotros recordemos cuando Dios se le aparece a Moisés en medio de una zarza ardiente y le dice: “No te acerques; quita tu calzado de tus pies, porque el lugar en que tú estás, tierra santa es.” (Éxodo 3:5)

Ese lugar era santo, no por el tipo de arena, o porque estuviera en un lugar especial. Ese lugar era santo porque Dios estaba ahí.

Dios escogió ese lugar para estar en él, y desde que Dios se ubicó ahí, hizo diferente a ese lugar. Cuando Dios escoge algo para sí, eso que Él escogió no puede permanecer igual.

Todo el que ha creído en Cristo, es porque Dios lo ha escogido para sí, como la tierra en donde estaba la zarza ardiente. De tal modo que ahora deberíamos ser diferentes, deberíamos ser “tierra santa”. Pero si decimos que somos de Dios y seguimos siendo los mismos, y nuestra forma de vivir sigue la tendencia de la mayoría de las personas que, de hecho, no creen en Dios, hay algo que está mal.

Es por esto que la santidad para un creyente no es opcional.

Levítico 20:26

“Sean ustedes santos, porque Yo, el SEÑOR, soy santo, y los he apartado de los pueblos para que sean Míos.”

Si tenemos a un Dios santo, que nos dejó sus mandamientos para vivir en santidad; que entregó a la muerte a Su Hijo (Cristo) para perdonarnos por no vivir en santidad; y que nos da al Espíritu Santo para que habite en nosotros. No tenemos opción, no hay otra manera de vivir para aquellos que se llaman así mismos hijos de Dios.

Vivir en santidad no es una opción, es nuestro deber. Esa es la voluntad de Dios y Él así nos lo ha ordenado.

1 Tesalonicenses 4: 1–12 (NTV)

“Finalmente, amados hermanos, les rogamos en el nombre del Señor Jesús que vivan de una manera que le agrada a Dios, tal como les enseñamos. Ustedes ya viven de esta manera, y los animamos a que lo sigan haciendo aún más. Pues recuerdan lo que les enseñamos por la autoridad del Señor Jesús.

La voluntad de Dios es que sean santos, entonces aléjense de todo pecado sexual. Como resultado cada uno controlará su propio cuerpo y vivirá en santidad y honor, no en pasiones sensuales como viven los paganos, que no conocen a Dios ni sus caminos. Nunca hagan daño ni engañen a otro creyente en este asunto, teniendo relaciones sexuales con su esposa, porque el Señor toma venganza de todos esos pecados, como ya les hemos advertido solemnemente. Dios nos ha llamado a vivir vidas santas, no impuras. Por lo tanto, todo el que se niega a vivir de acuerdo con estas reglas no desobedece enseñanzas humanas sino que rechaza a Dios, quien les da el Espíritu Santo.

Pero no hace falta que les escribamos sobre la importancia de amarse mutuamente, pues Dios mismo les ha enseñado a amarse unos a otros. Es más, ustedes ya muestran amor por todos los creyentes en toda Macedonia. Aun así, amados hermanos, les rogamos que los amen todavía más.

Pónganse como objetivo vivir una vida tranquila, ocúpense de sus propios asuntos y trabajen con sus manos, tal como los instruimos anteriormente. Entonces aquellos que no son creyentes respetarán la manera en que ustedes viven, y ustedes no tendrán que depender de otros.”

Lo mejor de todo esto es que quien nos ha ordenado que seamos santos (Dios mismo) nos lleva de la mano en este proceso, y nos ha dejado Su Palabra, Su Espíritu, nos dio a Cristo. Nos ha puesto alrededor hermanos en la fe, pastores, ministros. Dios no nos ha dado una misión imposible, pues Él mismo nos provee de todo lo que necesitamos para vivir en santidad.

1 Tesalonicenses 5: 23–24 (NTV)

“Ahora, que el Dios de paz los haga santos en todos los aspectos, y que todo su espíritu, alma y cuerpo se mantenga sin culpa hasta que nuestro Señor Jesucristo vuelva. Dios hará que esto suceda, porque aquel que los llama es fiel.”

--

--

Rodolfo Peña
Lumbrera

Sigo a Jesús • Miembro de IBDC • Consultor en PM&A • Colaborador en Lumbrera • Casado con Yoha • Papá de Vale • Tío de Liam