Mi Redentor Vive!

Rodolfo Peña
Lumbrera
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4 min readMay 2, 2021
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Lucas 24 1–25

Pero el primer día de la semana, al rayar el alba, las mujeres vinieron al sepulcro trayendo las especias aromáticas que habían preparado. Encontraron que la piedra había sido removida del sepulcro, y cuando entraron, no hallaron el cuerpo del Señor Jesús.Aconteció que estando ellas perplejas por esto, de pronto se pusieron junto a ellas dos varones en vestiduras resplandecientes. Estando ellas aterrorizadas e inclinados sus rostros a tierra, ellos les dijeron: «¿Por qué buscan entre los muertos al que vive? No está aquí, sino que ha resucitado …

… Aquel mismo día dos de los discípulos iban a una aldea llamada Emaús, que estaba como a once kilómetros de Jerusalén. Conversaban entre sí acerca de todas estas cosas que habían acontecido. Y mientras conversaban y discutían, Jesús mismo se acercó y caminaba con ellos. Pero sus ojos estaban velados para que no lo reconocieran.

Y Él les dijo: «¿Qué discusiones son estas que tienen entre ustedes mientras van andando?». Y ellos se detuvieron, con semblante triste. Uno de ellos, llamado Cleofas, le dijo: «¿Eres Tú el único visitante en Jerusalén que no sabe las cosas que en ella han acontecido en estos días?». «¿Qué cosas?», les preguntó Jesús. Y ellos le dijeron: «Las referentes a Jesús el Nazareno, que fue un profeta poderoso en obra y en palabra delante de Dios y de todo el pueblo; y cómo los principales sacerdotes y nuestros gobernantes lo entregaron a sentencia de muerte y lo crucificaron. Pero nosotros esperábamos que Él era el que iba a redimir a Israel. Además de todo esto, este es el tercer día desde que estas cosas acontecieron. Y también algunas mujeres de entre nosotros nos asombraron; pues cuando fueron de madrugada al sepulcro, y al no hallar Su cuerpo, vinieron diciendo que también habían visto una aparición de ángeles que decían que Él vivía. Algunos de los que estaban con nosotros fueron al sepulcro, y lo hallaron tal como también las mujeres habían dicho; pero a Él no lo vieron».

Entonces Jesús les dijo: «¡Oh insensatos y tardos de corazón para creer todo lo que los profetas han dicho !…».

Con base en este pasaje de las Escrituras (que te tomaste el trabajo de leer) pretendo que analicemos nuestra actitud y nuestro ánimo en relación con aquello en lo que creemos.

Hemos de tener certeza de que nuestro Cristo no es una historia sacada de un libro de fantasía, o un personaje de ciencia ficción. Nuestro Cristo no está muerto. No consideremos a Cristo como si se hubiera quedado colgado en la cruz, o encerrado en una tumba.

¡Nuestro Redentor está Vivo!

¡Nuestro Abogado está Vivo!

¡Nuestro Ayudador está Vivo!

Si sabes esto, si estamos conscientes de esta realidad, ¿por qué tendemos a dejarnos abrumar por las circunstancias adversas a las que nos enfrentamos frecuentemente? ¿por qué vivimos como los que no tienen esperanza? ¿es que acaso nuestro Cristo es un estafador?

¡Sus Promesas son Verdad!

¡Su Salvación es Real!

¡Su Protección es Real!

Y aunque los problemas también son reales, la enfermedad es real, el dolor es real y la escasez es real, nuestro Cristo es mayor. Y mientras nuestro Cristo esté Vivo, tenemos esperanza.

Romanos 5:5

“Y la esperanza no desilusiona, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.

¡Corre a Cristo!, ¡toma su mano!, ¡no lo sueltes!, ¡no te alejes!. Él es la única fuente real de Eperanza y Gozo.

Por Él resistimos, por Él soportamos, por Él nos fortalecemos. Por medio del Espíritu Santo que nos fue dado.

Romanos 8:34–39

“¿Quién es el que condena? Cristo Jesús es el que murió, sí, más aún, el que resucitó, el que además está a la diestra de Dios, el que también intercede por nosotros.
¿Quién nos separará del amor de Cristo? ¿Tribulación, o angustia , o persecución, o hambre, o desnudez, o peligro, o espada ? Tal como está escrito:

«POR CAUSA TUYA SOMOS PUESTOS A MUERTE TODO EL DÍA;
SOMOS CONSIDERADOS COMO OVEJAS PARA EL MATADERO ».

Pero en todas estas cosas somos más que vencedores por medio de Aquel que nos amó.

Porque estoy convencido de que ni la muerte, ni la vida , ni ángeles, ni principados, ni lo presente, ni lo por venir, ni los poderes, ni lo alto, ni lo profundo, ni ninguna otra cosa creada nos podrá separar del amor de Dios que es en Cristo Jesús Señor nuestro.”

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Rodolfo Peña
Lumbrera

Sigo a Jesús • Miembro de IBDC • Consultor en PM&A • Colaborador en Lumbrera • Casado con Yoha • Papá de Vale • Tío de Liam