Y si Él es Padre, ¿Dónde está Su Honor?

Rodolfo Peña
Lumbrera
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3 min readAug 9, 2021

Malaquías 1:6

«El hijo honra a su padre, y el siervo a su señor. Pues si Yo soy padre, ¿dónde está Mi honor? Y si Yo soy señor, ¿dónde está Mi temor?»

Quizá la gran mayoría de los que están leyendo este artículo no tienen problema en reconocer que Dios existe. Incluso que somos de Dios y que por lo tanto le debemos honra solo por el hecho de que Él es el Creador y Sustentador del universo, de nuestra vida, de todo cuanto existe.

Sin embargo, hay una realidad que no podemos desconocer. Estamos llenos por dentro y por fuera de tradiciones, costumbres, vicios y preferencias. Y todas estas cosas han sido implantadas en nosotros gracias a las novelas que veíamos (o vemos), las películas, por la sociedad misma, por la publicidad que nos inunda por todas partes, por nuestro sistema educativo, e incluso por nuestro trasfondo religioso.

De tal forma que todo esto ha moldeado nuestra forma de vivir, de pensar y nos ha llenado de muchos prejuicios. Estas tradiciones y costumbres se vuelven tan poderosas en nuestras vidas que, cuando entran en discordia con la Palabra de Dios, tenemos la tendencia de darle más valor a la tradición que a la Palabra de Dios.

¿Podríamos decir entonces, que esto es honrar a Dios?

Isaías 29:13

Dijo entonces el Señor:
«Por cuanto este pueblo se acerca a Mí con sus palabras
Y me honra con sus labios,
Pero aleja de Mí su corazón,
Y su veneración hacia Mí es solo
una tradición aprendida de memoria

“Es que todo el mundo lo hace”, “eso es normal”, “eso era antes”, “en la iglesia siempre se ha hecho así”. Expresiones como estas son señales de que tenemos la espalda cargada con el peso de la tradición y las costumbres del mundo, incluso en la forma en cómo nos relacionamos con Dios, y que probablemente tendremos la tendencia de justificar la tradición por encima de lo que la Palabra de Dios determine.

Mateo 15:1–9

Entonces se acercaron a Jesús algunos escribas y fariseos de Jerusalén, diciendo: «¿Por qué Tus discípulos quebrantan la tradición de los ancianos? Pues no se lavan las manos cuando comen pan.»
Jesús les preguntó: «¿Por qué también
quebrantan ustedes el mandamiento de Dios a causa de su tradición? Porque Dios dijo: “Honra a tu padre y a tu madre”, y: “quien hable mal de su padre o de su madre, que muera”. Pero ustedes dicen: “Cualquiera que diga a su padre o a su madre: ‘Es ofrenda a Dios todo lo mío con que pudieras ser ayudado’, no necesitará más honrar a su padre o a su madre”. Y así ustedes invalidaron la palabra de Dios por causa de su tradición. ¡Hipócritas!… »

Jesús mismo nos enseña en este pasaje que quebrantar La Palabra de Dios por causa de nuestra tradición es hipocresía; es el reflejo de un corazón alejado de Dios, y finalmente resultará una adoración a Dios vacía, vana, porque estará basada en la memorización de la tradición, pero no el amor a Dios y el entendimiento de quién es Él.

Honramos a Dios no por esforzarnos en ser buenas personas, o porque decimos que creemos en Dios, o porque usamos expresiones como “gracias a Dios” o “si Dios quiere”. Honramos a Dios cuando lo que Él ha dicho es nuestra regla de vida, incluso cuando nuestras tradiciones y costumbres sean opuestas.

Honramos a Dios cuando confiamos en Su Palabra y nos Sometemos a ella

Honramos a Dios cuando creemos en Jesús y ponemos nuestra fe en Él, el que se entregó a sí mismo para que nuestros pecados fueran perdonados.

Honramos a Dios cuando, con todo lo que somos, buscamos conocer a su Hijo (en quien habita toda la plenitud de la Deidad) y procuramos, a toda costa, vivir conforme a sus enseñanzas.

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Rodolfo Peña
Lumbrera

Sigo a Jesús • Miembro de IBDC • Consultor en PM&A • Colaborador en Lumbrera • Casado con Yoha • Papá de Vale • Tío de Liam