A propósito de Wichy

Yassel A. Padrón Kunakbaeva
Luz Nocturna
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3 min readNov 18, 2021

Por: Adrian Cabrera Bibilonia

Hay muchos modos de jugar fue el primer libro que me robé. Era de mis tíos.

Hoy, aquí en La Habana Vieja, no tengo conmigo aquella antología poética — aunque originalmente es el título de un poemario — que me abrió la puerta no solo de la poesía de Luis Rogelio Nogueras, sino de la literatura en general. Está en Altahabana, en alguna parte del librero o del clóset, con sus puntas gastadas y el cartón de la carátula cediendo y decolorándose.

Todo lo que he leído después no es más que una ramificación, las lianas que solo para mí se han descolgado de ese libro. En mi particular eternoretornógrafo, Wichy es mi caverna, en donde estoy asando unas ancas de venado — ¿quién tuviera para asar cualquier cosa ahora? — , adonde siempre me devuelve y resuelve todo lo que en mí pueda haber de ejercicio intelectual.

Por él leí después a Apollinaire y a Rimbaud, el que había conversado con Marx. Por él supe que Taric había tomado Gibraltar en 711, la primera fecha histórica que me aprendí a conciencia y para siempre. Los únicos poemas que he sido capaz de memorizar en mi vida son de Cabeza de Zanahoria, el primer poemario de Wichy, Premio David de 1967.

Esta mirada al mar y la que él me echa, ¿Adónde irán a parar? A estas pobres líneas donde no caben todas las olas.

O también:

Marta y yo, en las puertas mismas de la infancia, intercambiamos bicicletas, besos clandestinos en los parques, abrazos en los rincones más oscuros; Marta, secreto de los pájaros, dulce sabor del helado y yo, llenamos la casa de sonrisas y suspiros, aquella tarde en la que abuela estuvo tan enferma.

Un día de mi adolescencia, mientras recorría el Pabellón Cuba, me detuve en una lectura de poesía a la espera de que empezara la descarga de trova. Estaban allí dos señores leyendo poemas. Justo cuando me siento, arranca uno:

Ayer he escrito un poema magnifico, lástima, lo he perdido no sé dónde…

Allí descubrí, en ese segundo, varias cosas: que se podía hacer literatura sin rimar; que en la literatura se podían decir cosas, lo que uno quisiera; y que, además, todo eso se podía hacer con humor.

Por cierto, quien leía era Fidel Díaz Castro. El otro era Bladimir Zamora, aquello era una actividad del Caimán Barbudo y no tengo la más mínima idea de quién cantó después. Allí entre los dedos del Fide, reconocí la cubierta que ya había visto antes en el estantico de la sala de casa de mis abuelos, en donde mis tíos «organizaban» sus libros.

Luis Rogelio Nogueras nació un 17 de noviembre de 1944; hoy cumpliría años. Recuerdo haber escuchado decir a su viuda, en la presentación de la reedición de Cabeza de Zanahoria que se publicó hace algún tiempo, que él odiaba cumplir años. La paradoja es que “«Cumpleaños» es el título más repetido en la poesía de Wichy.

Wichy el Rojo, porque es válido decirlo completo, no solo fue un poeta, ; pero de lo que han tratado estas pobres líneas — en donde, sin dudas, no caben todas las olas — es de imágenes y recuerdos fragmentados de algo que es inmenso; tal como decía Hegel que se percibía el Espíritu Absoluto, salvando las distancias, claro — Wichy tenía mejor porte seguramente — , como una gran noche en donde solo somos capaces de ver siluetas, retazos de cuerpos.

Hay muchos modos de jugar fue el primer libro que me robé. Era de mis tíos. No lo tengo conmigo aquí, ahora, y me siento desnudo (en una taza de noche, como en el «Retrato del artista adolescente»). Este aniversario me tomó por sorpresa. Tan aprisa como andaba en estos días… habría escrito algo bueno, con una nota biográfica redonda que tocara todas las facetas de su vida; habría elaborado una selección de sus poemas concienzuda, tomando de sus distintos poemarios. Lástima de memoria, lo olvidé.

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Yassel A. Padrón Kunakbaeva
Luz Nocturna

Científico, filósofo marxista, activista revolucionario. Un polovina nacido en la Unión Soviética en medio del derrumbe. Cubano de corazón.