Música, escucha e investigación social

Yassel A. Padrón Kunakbaeva
Luz Nocturna
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9 min readNov 23, 2021

Por: Ana Irene Rovetta Cortés

Foto: Wendy Pérez Bereijo

El 22 de noviembre es el Día Mundial de la Música.

Vivimos en un mundo plagado de contradicciones. Por un lado, cada vez son más las y los artistas y científicos que reconocen públicamente que la música, como tantas otras artes, se enriquece a través del intercambio, del encuentro entre culturas y del cruce de fronteras. Por otro, quienes demarcan confines inventan cada vez más trabas tecnológicas, burocráticas, políticas y económicas para controlar y limitar la movilidad humana, sobre todo cuando esta se dirige desde el Sur hacia el Norte Global.

Esta última tendencia es tan marcada que un famoso sociólogo alemán, Ulrich Beck, sugirió recientemente que el gran dilema cosmopolita no debería plantearse, a lo Shakespeare, en términos de «ser o no ser», sino en términos de «pertenecer o no pertenecer». Es decir, en función de si se puede o no pertenecer a comunidades que trasciendan determinados confines geográficos y sociopolíticos, entendidos casi siempre a escala nacional.

Dicho planteamiento sobre pertenencias es precisamente el que guio el estudio sobre el que versa este ensayo: un estudio que realicé en la Universidad de Padua entre los años 2012 y 2015, y a partir del cual exploré los flujos migratorios entre Argentina, España e Italia, concentrándome en aquellos que acontecen de Sur a Norte.

La investigación

El objetivo de dicha investigación fue conocer cómo se vinculan las políticas migratorias y las trayectorias de los y las migrantes. ¿Por qué? Porque entre esos tres países ha habido flujos migratorios que atraviesan siglos — y no sólo fronteras — y, a diferencia de lo que ha acontecido con tantos otros desplazamientos atlánticos olvidados o invisibilizados en discursos políticos y mediáticos, estos cruces han sido rememorados por muchos, en ambas orillas.

Esto supuso que, desde la década de 1970, existan acuerdos de doble nacionalidad entre estos Estados y que, desde las décadas de 1980 y 1990, comenzaran a desarrollarse, en algunas regiones[*] de España e Italia, lo que en mi investigación denominé «políticas para la diáspora», es decir, iniciativas promovidas desde organismos públicos hacia aquellas personas que, no residiendo en el territorio, se consideran parte de la comunidad; medidas que, en ocasiones, han estado dirigidas a los migrantes que se marcharon de la región, pero también a sus hijos, hijas, nietos, nietas, bisnietos, bisnietas, tataranietos y/o tataranietas.

Ante dicha circunstancia, mis preguntas de investigación fueron las siguientes: ¿Cómo fue que surgieron y evolucionaron esas políticas? ¿Cómo cuentan sus experiencias migratorias los y las migrantes que llegaban a esas regiones? ¿Hay alguna relación entre las políticas migratorias y las narraciones de migrantes?

Para responder a tales interrogantes, seleccioné una región de cada país europeo en la que se hubieran implementado estas políticas y diseñé una investigación sociológica con una metodología cualitativa. Decidí, por un lado, utilizar la antropología de las políticas para examinar los programas, planes, normas, leyes… que se hubieran puesto en funcionamiento para las diásporas de la Comunidad Autónoma de Galicia, en España, y de la Región del Véneto, en Italia. Y, por otro lado, realicé entrevistas a miembros de familias migrantes que hubieran viajado desde Argentina a alguna de estas dos regiones en las últimas décadas, complementando dichas entrevistas con observación participante, tanto en organizaciones para la diáspora, como en asociaciones de migrantes argentinos.

En lo relativo a las narraciones de migrantes, realicé un total de cincuenta y dos entrevistas semiestructuradas a miembros de un total de veinte familias en los dos contextos: veintiséis personas en cada región. En términos intergeneracionales, se trata de veinticinco hijos e hijas (diez de ellos menores de edad), veinticinco padres y madres, y dos abuelas.

El lugar de la música

Ahora bien, ¿qué tiene todo esto que ver con la música?

Veamos: A la hora de estudiar pertenencias, algunos autores y autoras, como Nira Yuval-Davis, Tovi Fenster y Marco Antonsich, proponen una distinción entre «políticas de pertenencia» y «narraciones de pertenencia». Las primeras son los proyectos políticos que se generan para reforzar la idea de comunidad, distinguir a distintos seres humanos como miembros o no de determinados grupos y, en función de eso, promover mecanismos de inclusión o exclusión. Las segundas son las nociones que cada uno de nosotros tiene sobre el lugar que ocupamos (o no) en determinados grupos humanos. Se trata de sentimientos subjetivos, que nos indican dónde se siente uno en casa, de dónde forma parte y a quiénes siente que pertenece.

Y es ahí donde entra la música, pues cuando entrevisté a las familias migrantes opté por ella como medio para abordar la cuestión de las «narraciones de pertenencia». Incorporé una técnica que en inglés se conoce como music elicitation y que traduje como elucidación musical. Consiste en incluir una canción (o más) durante la interacción con los participantes de estudio, para promover narraciones más ricas y ver si esta(s) sirve(n) como «detonante» de ideas, emociones y/o recuerdos.

El fundamento que encontramos quienes utilizamos este tipo de técnicas — que también se aplican a otros materiales como la fotografía, los vídeos o los dibujos — es que la música, al igual que sucede con fotos, vídeos y dibujos, no tiene un significado único, sino que quien la percibe se la (re)apropia y la (re)interpreta. Es decir, cada vez que una persona escucha una pieza musical, tanto sus circunstancias como sus posiciones subjetivas condicionan el proceso. Esto no implica que cada pieza musical no tenga, de por sí, unas propiedades específicas o únicas, sino que no puede pensarse que exista una única experiencia a la hora de percibirla: quienes somos, donde estamos y lo que hemos transitado a lo largo de nuestra existencia condicionarán nuestra interpretación de lo que oigamos.

En este sentido, al diseñar mis entrevistas, opté por incluir una canción para abordar la cuestión de las pertenencias subjetivas de quienes han atravesado fronteras. Lo hice porque, como parte del guion, las entrevistas contenían cuestiones sobre políticas de pertenencia multinivel (a escalas nacionales y regionales) y mi intención era evitar que quienes me narraban sus experiencias de desplazamiento tuvieran que recurrir a esas mismas escalas para contar de dónde se sentían ellos: dónde estaban sus hogares, sus gentes, sus lugares.

Para ello, escogí la canción «Sur o no Sur», del cantante Kevin Johansen, pues se trata de un tema cuya letra está plagada de interrogantes y una cierta dosis de humor. Habla de ir, venir, volver, partir, buscando sin llegar a encontrar.

Ahora bien, es necesario resaltar que, si bien el tema se eligió por su contenido, lo que interesa al utilizar esta técnica no es tanto revisarlo al detalle, sino la que Marcus Banks denomina su «narrativa externa», es decir, atender al contexto en que el tema es recepcionado por la audiencia; en este caso, los cincuenta y dos migrantes entrevistados.

Los resultados: distensión, narraciones, identidades

En lo relativo a los resultados obtenidos tras implementar esta técnica en este estudio, cabe precisar que la elucidación musical generó retos y oportunidades. En lo relativo a los primeros, es imperioso señalar que esta técnica no favoreció la emergencia de las narraciones de pertenencia de los niños y las niñas. Las entrevistas en sí eran ya disruptivas para la mayoría de los menores de edad. Con muchos era difícil entablar un diálogo y que no contestaran con monosílabos, y el hecho de pedirles que escucharan la canción no ayudó a romper esa barrera, sino que aumentó la distancia entre nosotros.

En algunos casos, me dijeron que probablemente esa canción les gustaría cuando crecieran, pero que, de momento, no les gustaba, y hablaron de cuáles eran sus preferencias musicales, no de sus sentimientos de pertenencia o sus experiencias migratorias. Por ese motivo, mi decisión fue cambiar completamente los guiones de entrevistas con ellos y probar con otra técnica de elucidación: la elucidación gráfica, que resultó mucho más eficaz[†].

Las oportunidades que encontré en la elucidación musical se dieron en mi interacción con las personas adultas: tanto hijos e hijas, como madres, padres y abuelas. Con todos ellos, esta técnica sí permitió un acceso a sus narraciones de pertenencia y, entre los efectos positivos que tuvo, me gustaría destacar tres[‡].

En primer lugar, la canción generó un efecto lúdico o de distensión. Muchos de mis participantes de estudio señalaban la belleza del mensaje y del sonido. Celebraban la mezcla de ritmos, de cumbia, pop-rock y folk, y aprovechaban la ocasión para mencionar otras creaciones artísticas que habían sido significativas para ellos como migrantes: hablaban de películas (como Mi peor enemigo, Un cuento chino o Violetta), de otras canciones (como «Cuando me vaya» de la Quinta Estación, o «Todo cambia», de Mercedes Sosa) y de obras literarias (como Análisis del regreso de Mario Benedetti o Rayuela de Cortázar). Si bien esto puede parecer superfluo, teniendo en cuenta la sensibilidad del tema que estábamos tratando, poder acceder a esos referentes y a las reflexiones que los acompañaban resultó significativo y redundó en una sensación de mayor cercanía y comodidad durante los encuentros.

En segundo lugar, la canción se convirtió en lo que los hermanos John y Malcolm Collier denominan «tercer partido». Y es que, en el año 1986, los pioneros de las técnicas de elucidación identificaron que el hecho de incorporar fotografías en entrevistas favorecía la interacción entre entrevistador y participantes de estudio, pues disminuía la extrañeza asociada al encuentro, al permitir que el foco de la atención se concentrara en algo distinto.

A este respecto, cabe señalar que, si bien la situación en el momento en que mis participantes de estudio escuchaban la canción no era de extrañeza, su inclusión sí tuvo un «efecto de distraimiento» favorable. Pues, pese a que la gran mayoría de personas entrevistadas no conocían la canción ni al cantante con anterioridad, y lo único que se les había dicho sobre él era que se trataba de un músico argentino-estadounidense llamado Kevin Johansen, todos asumieron que la letra era un reflejo de su experiencia migratoria y, a partir de tal suposición, tomaron la voz del cantante como punto de referencia desde el cual situar sus propios relatos.

En este sentido, resultó significativo constatar que la abrumadora mayoría de participantes de estudio señaló estar en total acuerdo con las palabras del músico y sentir como propia esa duda sobre dónde ir, dónde pertenecer. De hecho, con frecuencia, mencionaron que sus sentimientos de apego hacia distintos territorios y poblaciones habían ido cambiando con el tiempo y, probablemente, seguirían haciéndolo. Sin embargo, hubo dos reacciones diferentes: una en la que un participante se compadeció del cantante por no lograr encontrar un marco de pertenencia tanto territorial como socioafectiva; y otra en la que una participante manifestó que todo el mensaje de la canción era diametralmente opuesto a su experiencia migratoria: ella sí sabía dónde pertenecía y la incertidumbre nunca había sido una opción.

La tercera oportunidad que la elucidación musical produjo durante las interacciones con los participantes de estudio adultos fue que, pese a que la práctica totalidad (cuarenta de cuarenta y dos) sostuvo que sus sentimientos de pertenencia coincidían plenamente con el cantante, a partir del análisis de las narraciones en función de las variables de género y generación, pude identificar una diferencia generacional al respecto. Al hablar de sus lugares de pertenencia, los padres, las madres y las abuelas utilizaban parámetros nacionales — casi siempre Argentina — para definirse a sí mismos; mientras que los hijos e hijas adultos oscilaban más en sus autopercepciones: se definían como cosmopolitas, ciudadanos del mundo, latinoamericanos, europeos, ítalo-argentinos, hispano-argentinos… o simplemente como personas no apegadas a territorios o comunidades específicos. En este sentido, la canción favoreció que aflorara ese elemento buscado: el poder trascender esas dimensiones de pertenencia contenidas en las políticas (regionales y nacionales) analizadas. En otras palabras, posibilitó la emergencia de narraciones de pertenencia más allá de las escalas preestablecidas.

A modo de cierre

Existen muchas otras formas de incorporar la música en investigaciones sociales. Hay muchas otras temáticas que pueden abordarse integrando este arte transfronterizo y muchos modos de hacerlo: permitiendo la composición de temas nuevos, la selección de canciones significativas para los participantes, analizando la «narrativa interna» de los temas…

Con la experiencia descrita en este texto, mi intención ha sido únicamente compartir el modo en que incorporé una pieza musical en una investigación propia de cara a abordar la cuestión de las pertenencias. Una cuestión que, según Beck, debemos afrontar como dilema: un dilema que, quizás, dado el aumento constante de desigualdades globales, podríamos reformular en términos de Sur o no Sur (Global).

Referencias

Antonsich, Marco: «Searching for belonging: an analytical framework». Geography Compass, n.º 4(6), 2010, pp. 644–659.

Banks, Marcus: Visual methods in social research. Londres: Sage, 2001.

Beck, Ulrich: «The analysis of global inequality: From national to cosmopolitan perspective». En Mary Kaldor, Helmut Anheier y Marlies Glasius (Eds.), Global Civil Society. Oxford: Oxford University Press, 2003, pp. 45–55.

Collier, John y Collier, Malcolm: Visual anthropology: Photography as a research method. Albuquerque: University of New Mexico Press, 1986.

Fenster, Tovi: «Gender and the city: the different formations of belonging». En Lise Nelson y Joni Seager (Eds.), A companion to feminist geography. Oxford: Blackwell, 2005, pp. 242- 257.

Johansen, Kevin: «Sur o no sur». En Sur o no sur (CD). Buenos Aires: Sony Music Entertainment Argentina S.A, 2002.

Rovetta Cortés, Ana Irene: «Sur o no sur: explorando las pertenencias migrantes a través de la elucidación musical». Athenea Digital, n.º 20(2), 2020, e2331.

Rovetta Cortés, Ana Irene: «Si me dieran un billete de avión…: recurriendo a la elucidación gráfica en entrevistas con menores de edad». Empiria, revista de metodología de ciencias sociales, n.º 36, 2017, pp. 63–87.

Yuval-Davis, Nira: «Belonging and the politics of belonging. Patterns of Prejudice», n.º 40(3), 2006, pp. 197–214.

[*] En España las regiones en que se divide el territorio se denominan comunidades autónomas; en Italia, regiones.

[†] Para consultar sobre adultocentrismo y adaptación metodológica, véase Rovetta Cortés (2017).

[‡] Más detalles sobre los resultados obtenidos se encuentran en Rovetta Cortés (2020).

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Yassel A. Padrón Kunakbaeva
Luz Nocturna

Científico, filósofo marxista, activista revolucionario. Un polovina nacido en la Unión Soviética en medio del derrumbe. Cubano de corazón.