De por que me gusta el arte contemporáneo

No siempre me gustó el arte contemporáneo, ahora me encanta, hasta lo que no me gusta me encanta, la cosa con las obras contemporáneas es que como todo lo que se nos atraviesa en estos tiempos, tiene que ver con la semiótica, si no tienes referencias no puedes disfrutarlo, Así como es imposible saborear algunos manjares sin haber desarrollado un gusto por ellos. A mi empezó a gustarme cuando por primera vez vi un Rothko, acá en el rancho donde vivo a veces pasan cosas buenas y me vi un día de cara a una obra de Rothko y descubrí la horrible paradoja de hoy, el arte contemporáneo en buena medida es irreproducible en la tecnología actual. Y les diré que espero con ansias la tecnología que pueda hacernos ver como los colores “flotan” en un Rothko o transmitirnos el frío que se siente al entrar a una exposición de plumaria correctamente oscurecida, iluminada y helada.

El caso es que ese día frente al Rothko me propuse ver más, me di cuenta de que como escolar de libro me estaba perdiendo lo fabuloso que estaba pasando justo a mi alrededor y entonces busqué ávidamente el arte nuevo, lo más contemporáneo, visité los talleres locales, fui de inauguración en inauguración, relacione unas cosas con otras y un día había arte por todas partes y además me gustaba, descubrí y defendí cosas bellísimas de ser llamadas un horror por mis amigos, y es que la clave de lo que llamamos arte contemporáneo no está en si puedes hacerlo tu o no, es en si se te ocurrió a ti, cada vez los artistas se convierten más y más en artesanos de las ideas.