#07 – De las bombillas a los condones. Todo está conectado 💡

La red llega a los objetos. Es hora de aceptar las nuevas normas del juego de internet.

MAGNT Staff
MAGNT
4 min readNov 27, 2017

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En los años 90 Internet cambió para siempre la vida de las personas. La sociedad se moldeó a su imagen y semejanza en una revolución casi sin precedente. Ahora la red se abre de nuevo para interconectar objetos inertes, ‘tontos’ hasta hace poco. Tras el primer boom de principios de década…

¿Cómo nos afecta realmente el Internet de las Cosas?

LOU: Cuando pienso en “internet de las cosas” pienso en conexión sin interrupción y ubicua. Las afectaciones son muy amplias, desde la facilidad extrema de acceso a la red con todas sus ventajas, pasando por la posibilidad de controlar objetos lejanos desde cualquier lugar, hasta una pérdida de privacidad exacerbada.

ASIER: Exacto, lo primero sobre lo que debemos reflexionar cuando hablamos de IoT es en el equilibrio servicio/privacidad. Y en cómo las ventajas de tener todo nuestro alrededor interconectado y trabajando para nosotros nos hacen olvidar que cada vez hay más y más dispositivos procesando y compartiendo nuestros datos más íntimos.

L: Empecemos por lo positivo. Hace unos años nos volvíamos locos pero no acabábamos de entender las ventajas de las gafas de Google y los primeros smartwatches. Hoy estos productos se han extendido y ya damos por hecho que la mayoría de objetos de nuestro día a día pueden estar conectados. Amazon, Google y Apple ya luchan (literalmente) por el control de nuestras casas y lo próximo parece ser la integración con nuestro propio cuerpo.

A: El hogar es un sitio interesante por donde empezar. Más allá de los asistentes personales de los 3 jinetes del apocalipsis, añadir a nuestra casa dispositivos conectados puede ayudarnos a mejorar nuestra seguridad y a reducir nuestra huella energética.

L: Controlar los enchufes y las luces desde nuestros móviles puede parecer una pijada, pero puede suponer un verdadero ahorro de electricidad a largo plazo. Los termostatos inteligentes como Nest –adquiridos por Alphabet aka Google– pueden suponer hasta un 10% de optimización en la climatización de nuestras casas.

A: Además, si hablamos de iluminación, el cambio hacia un sistema conectado nos lleva obligatoriamente hacia la tecnología LED — IKEA ya lo permite a precio popular — que es ya de por sí mucho más eficiente que otras soluciones. Incluso si no hacemos uso del control a distancia y las opciones de ‘nunca-más-luces-olvidadas’ estaremos dando un paso adelante en materia de sostenibilidad con estas bombillas.

L: Por otro lado, el conocimiento es poder. Tener acceso a informes inteligentes y con recomendaciones personalizadas sobre nuestro consumo puede darnos las claves para mejorar nuestro comportamiento e incluso nuestra tarifa de luz — Endesa ya promete aconsejarte tarifas en función de tu uso para ahorrarte hasta un 55% de tu factura.

A: Aún más íntimo que nuestra casa es nuestro cuerpo. Ya hemos visto cepillos de dientes con bluetooth, cepillos de pelo que te recomiendan tratamientos capilares (sí, más cepillos) y hasta parches UV que nos avisan cuándo nos toca volver a ponernos crema protectora en la playa.

L: En esta línea, la tecnología está lista para entrar dentro de nuestro cuerpo. Recientemente se ha aprobado una pastilla con un sensor incorporado para controlar que los pacientes toman su medicación. Para mí, aquí empezamos a cruzar una línea muy delicada en cuanto a privacidad y es muy importante regular quién puede tener acceso a la información derivada de estas tecnologías.

A: Probablemente de forma menos intrusiva, Apple y Google están investigando distintas formas de ayudar a sus usuarios con diabetes a llevar un seguimiento más cómodo de su condición. Menos intrusiva pero no por ello más segura. Nunca sabes cuándo tu gobierno le va a vender tu historia clínica a la tecnológica de turno.

L: Con el auge acelerado de los objetos conectados es natural que surjan muchísimas cuestiones sobre las ventajas y peligros que suponen para los seres humanos. Con el tiempo es importante crear las regulaciones necesarias y encontrar un equilibrio justo entre la información que desvelamos y los beneficios que recibimos a cambio. Sobre todo, que esta locura inicial no nos ciegue.

A: Locura es una palabra acertada, siguiendo con lo no tan positivo, en este contexto que vivimos de fiebre (¿o burbuja?) IoT. Donde las excusas para conectar un nuevo aparato a la red o volverlo más ‘smart’ son cada vez más absurdas. Desde los condones pseudo inteligentes al salero conectado por Bluetooth.

En este contexto de conectividad omnipresente, el propio concepto de Internet of Things parece quedarse obsoleto. Lo que hace unos años nos parecía magia, hoy día lo damos por sentado. Por otro lado, que la red se llene de objetos no debe implicar que las experiencias se vuelvan mecánicas. Como diseñadores, nuestro papel está en asegurar la fluidez y transparencia de estas experiencias hiperconectadas y velar por el factor humano de las mismas.

MAGNT es una conversación entre Asier Delgado y Lourenço Viana.

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