Ha encontrado el amor

Sukie Capuleto
Maitrenial
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2 min readOct 23, 2019

— Ya no eres igual, no entiendo qué pasa

— ¿Ves toda esta gente que esta aquí, en este bar?

— Sí.

— Preferiría estar con cualquiera de ellos, menos con vos. Con cualquiera.

Las lágrimas asoman rápidamente a sus ojos, esas palabras, esa oración, su entonación, todo, ha atravesado su corazón. Trata de evitar una escena, agarra su cartera — cartera que solo usa en vacación — y decide marcharse al hotel sin él.

Tragos más tarde él regresa y pide perdón, perdón que se escucha como arrepentimiento a medias, arrepentimiento que sella con olor a alcohol sobre la piel de ella.

— Sos la mujer que esperé toda mi vida, te amo.

— Yo también te amo.

En una discusión cotidiana, de algo irrelevante, se escuchan a lo lejos los susurros amenazantes, la tensión oprime, casi puede tocarse. Su corazón herido, el cual ni siquiera ha tenido el tiempo para cicatrizar, vuelve a sangrar.

— Pero si ya sabes dónde está la puerta, ¿por qué no te largas de una buena vez?

— Solo quiero que te disculpes, no merezco como me hablas.

— ¡LÁRGATE YA, ME TIENES HARTO!

Su pulso se acelera rápidamente y su visión se nubla, de nuevo las lágrimas. De nuevo, todo de nuevo. Maldito círculo oscuro que ella conoce por amor.

— Me voy.

— ¿Cuándo?

— No lo sé, debo de preparar ciertas cosas antes.

— No busques pretextos, toma una decisión y lárgate. La vida se trata de eso, de decisiones.

— Está bien — su voz se entrecorta y respira profundo en busca de valor — me iré mañana.

— Perfecto — réplica él sin siquiera volver a verla.

Busca rápidamente — la ansiedad rebalsa en su corazón — y elige lo vital que debe de llevarse. No hay vuelta atrás, ha tomado una decisión, todo ha finalizado.

Años más tarde, la tormenta ha desaparecido. Finalmente ella es la misma de antes: de antes de perderse en el camino para complacerle a él, por hacerle feliz, por sentirse aceptada, amada.

Años más tarde, no hay nada más que recordar. Nada malo, pero tampoco nada bueno.

Ella camina y él viene de frente. Él viene absorto y antes que él la vea, ella puede observarle, no le reconoce, no ve más los ideales que la enamoraron, no ve al hombre varonil que la hacía temblar y en su interior se reprocha. No por haberlo amado, sino por haberse abandonado.

Cruza antes de coincidir, él no alcanza a verla y ella sonríe. Sonríe porque es libre, porque es de nuevo ella, porque nada la ata. Sonríe porque sabe que finalmente ha encontrado el amor.

Freedom by Ivan Spasic

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