365 días después

Valeria Hidalgo
Maitrenial
Published in
2 min readDec 10, 2018

“La resiliencia tiene algo de superpoder. Es un escudo donde el mal rebota. No es indiferencia, tampoco dejadez, sino un conjunto de capacidades y habilidades que permiten que, cuando la adversidad se instala, uno sepa sobrellevarla e incluso, superándola, nos permita convertirnos en alguien más fuerte.”

¿Cómo se recupera un corazón roto? Esa fue la pregunta que me hice un año atrás, cuando la persona que amaba me engañó. Fue tan patético, porque siempre supe que lo hacía, pero me costaba aceptarlo. Cuando al fin tuvo valor para decírmelo, ya era muy tarde, mi corazón estaba destrozado. Lloré noches enteras, mis ojeras se hicieron más grandes y pronunciadas, dejé de comer y terminé perdiendo los estribos con la gente equivocada.

Pero los perdoné y me perdoné. Decidí seguir mi camino en paz, entendiendo queel pasado no se puede cambiar. Que lo hecho, hecho está. Fin. Yo no llevaría sobre mis hombros la responsabilidad de cosas que no me corresponden, que no hice y que no quiero. Entendí que había ganado. Entendí que no me engañaron, se engañaron.

Y fui feliz. Con los meses, la historia se volvió a repetir y fue mucho peor. Ya no era solo mi corazón el destrozado, era mi mente, mi moral y mi autoestima. Era toda mi vida.

Lidié con el acoso constante de gente inmadura, esquivando los insultos de personas que se creían “víctimas” de su propia concupiscencia y videsfilar con descaro las mentiras de gente con vidas disfrazadas de pureza, santidad e inocencia.

Pero resistí. Fui más fuerte. Me sané. Y otra vez, los perdoné y me perdoné. Sí, me perdoné por haberme dejado vencer (por un momento) por gente tan falsa y pobre de valores. Y celebré con pompa que los que me engañaron no podían con la idea de que yo sí era feliz, a pesar de todo.

365 días después, celebro saber que no soy ellos. Que en mi rostro se dibuja la sonrisa más grande y hermosa que he tenido. Celebro saber que ya no soy la misma y que lo bueno, lo malo, lo bonito y lo feo que pasó, me convirtió en quien soy.

Photo by Miguel Bruna on Unsplash

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