Siempre hasta nunca

Sobre cómo aprendí a soltar(te) sin dudar

Loy Salazar
Maitrenial
2 min readApr 29, 2019

--

Vengo a decir que he limpiado mi clóset. Sí, una vez más. Esta, sin duda, fue más rápida que otras veces, en todo caso. Al estilo Marie Kondo, dirían algunos.

No hay necesidad de profundizar en esta historia. Todo se resume en el camino de un empático cruzándose con el de un narcisista sin ningún resultado alentador.

Es por eso que estoy trabajando en esa parte de mí que se permitía lidiar con personas narcisistas. Lo estoy trabajando porque ahora entiendo las señales y entiendo, por sobre todas las cosas, que haber superados mis rachas de dolor me convirtió en una persona empática con tendencia a querer “ayudar” a otros a sanar su heridas. Pero no siempre se puede o se debe ayudar. No si el precio a pagar es tu propia estabilidad.

Entendí que tomar riesgos es necesario y que hay que vivir el presente al límite, pero que no vale la pena esforzarse por hacer funcionar lo que no tiene arreglo. Por eso eres el breve capítulo de mi vida en el que por fin pude soltar sin pensarlo dos veces.

Y voy a agradecer tu paso por mi vida por un motivo: en el momento en que perdiste la razón me dejaste ver tus verdaderos colores. Las palabras que expresaste fueron de lejos lo más honesto que alguna vez me dijiste. No porque haya sido verdad, sino porque por fin algo con un sentimiento real salió de una boca tan insistente con las palabras y tan incongruente con la verdad.

Así que… siempre será un hasta nunca.

--

--