Biohacklabs

Eliana Papávero
Maker Movement
Published in
8 min readOct 3, 2014

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La ciencia de garage apuesta al conocimiento libre y colaborativo,
entre científicos y no científicos, compartiendo tanto
los conocimientos como las ideas y experiencias.

Los laboratorios de biología DIY o biohacklabs son espacios de experimentación lúdica con biología en los que no sólo se hace ciencia, sino que se juega con ella en pos de la exploración de sus propios límites. A estos espacios, donde se hace ciencia de garage, acuden adultos y niños, tanto científicos como amateurs, todos ellos genuinos amantes de la ciencia. Varios de estos biohacklabs ofrecen workshops dónde buscan, entre otras cosas, invitar y estimular al público no científico a hacer ciencia con sus propias manos, aprendiendo habilidades y técnicas de distintas disciplinas. Estos espacios son ideales para explorar las posibilidades que ofrece la cultura del hacer para la educación científica.

Tras investigar sobre estos biohacklabs noté que muchos, por no decir todos, se basan en la experimentación con ADN por medio de técnicas usadas en la bioingeniería, como la técnica de secuenciación llamada PCR (polymerase chain reaction o reacción en cadena de la polimerasa). Esta técnica es tan interesante como costosa, con los equipos convencionales rondando los miles de dólares. Por este motivo es inusual poder echar mano a uno de ellos y aprender sobre su funcionamiento, incluso en el ámbito académico.

Tubos usados en PCR. Foto: Madeleine Price Ball

Sin embargo, cuando se trata de los biohacklabs, lo más curioso es cómo logran desarrollar una genuina ciencia de garage a partir del uso de herramientas de código abierto y de bajo costo, y así evitar que el costo de las herramientas convencionales sea un impedimento.

En el caso de la técnica PCR, el equipo más popular es el OpenPCR, que podría engañarnos con su simpleza y accesible costo pero que se perfila como eficiente y práctico, gozando de buenas críticas de los usuarios. Si hurgamos un poco más incluso podemos toparnos con varias publicaciones en las que los usuarios han documentado numerosos proyectos para poner a prueba el equipo. Una de las más completas e interesantes es OpenWetWare, que cuenta con un sinfín de proyectos de ciencia replicables, de distintos niveles de dificultad y que pueden usarse tanto en la práctica amateur de ciencia como en la enseñanza de la técnica en ámbitos educativos formales.

Los laboratorios de biología DIY o biohacklabs son espacios de experimentación lúdica con biología en los que no sólo se hace ciencia, sino que se juega con ella en pos de la exploración de sus propios límites.

Dando un giro a la cuestión podemos sorprendernos con la magia que ha logrado Backyard Brains, una compañía que bajo el lema “neurociencias para todos” no ha hecho más que intentar acercar a todos aquellos curiosos al mundo neurocientífico abordando la enseñanza de ciertos conocimientos electrofisiológicos por medio del desarrollo de equipos análogos a los que se usan en laboratorios de investigación académicos. No obstante, estos equipos tienen numerosas ventajas, como su bajo costo o su fácil uso, que le permiten a cualquiera experimentar por ocio o con motivos educativos o incluso artísticos sin importar el nivel de conocimiento sobre el campo que se tenga. Su carácter de código abierto tanto en el hardware como en software ofrece la posibilidad de reproducirlo en nuestros propios ámbitos. Backyard Brains no deja ningún hueco sin cubrir y le hace honor a su lema, ubicando a la curiosidad cómo el único requisito para obtener conocimiento neurocientífico (y jugar con neurociencias).

Siguiendo en la línea de Neurociencias DIY, podemos sorprendernos con el trabajo de código abierto que desarrolló un grupo de la Universidad de Cornell para replicar y enseñar haciendo conceptos electrofisiologicos mediante un modelo llamado “OpenPicoAmp”.

OpenPicoAmp

Este equipo funciona como un amplificador de bicapa lipídica que permite tanto su construcción, siguiendo los pasos que publican en este trabajo sus desarrolladores, como su manipulación posterior, controlando algunos parámetros bioeléctricos y realizando de esta manera experimentos muy sencillos relacionados con la parte biofisica de las neurociencias. Aunque quizás lo más interesante de este proyecto, además de ser open source y de bajo costo es que los alumnos pueden aprender tanto a hacer el equipo como a diseñar sus propios experimentos abordando de manera mucho más práctica ciertos temas que muchas veces resultan difíciles de entender por su complejidad.

Otra herramienta interesante que se utiliza tanto en el ámbito científico como en la ciencia de garage es la técnica de electroforesis en gel. Al igual que para la técnica de PCR, esta también tiene su versión DIY de acceso libre que permite a cualquiera construir su propia réplica. Entre las varias versiones que se pueden encontrar en internet tenemos este tutorial que escribió un equipo de la Universidad de Utah, este artículo que publicó la revista MAKE, o incluso este interesante proyecto presentado en iGEM —una competencia anual de biología sintética—, que tiene como objetivo demostrar que la ciencia puede ser hecha en cualquier lado utilizando materiales caseros.

Además, puede encontrarse más información sobre la técnica de electroforesis en gel en el sitio de DIYBio, donde un grupo perteneciente a DIYBIo, uno de los primeros biohacklabs que funciona como un makerspace científico, que intentó replicar algunos de los equipos DIY cuenta de su experiencia.

El rol de la comunidad

En foros como BioCurious, la comunidad documentó un sinfín de proyectos que pueden replicarse con los equipos antes mencionados, y donde termina reduciéndose todo el asunto a animarse a intentarlo y —prueba y error mediante— aprender experimentando.

De toda esta búsqueda surgen conclusiones por demás interesantes. El primer aspecto a destacar es que con todas estas herramientas y el acercamiento a la ciencia que proponen, se está construyendo un nuevo concepto de lo que significa hacer ciencia, dando el mensaje a todos de que es posible “hacer ciencia en el garage” y que cualquiera puede tener acceso, incluso aún con bajo presupuesto, rompiendo con una de las barreras más grandes a la hora de hacer ciencia: el dinero. Por supuesto que debe haber cierto conocimiento de base para poder hacer experimentos propios o enseñar con estas herramientas. Pero gracias al importante aporte de numerosos científicos que apuestan a la ciencia de garage y a acercarla al público no científico es que tenemos la suerte de acceder a gran parte de la información necesaria para llevar a cabo experimentos con esos equipos, y todo esto sin haber hecho una carrera universitaria relacionada con el tema. Esto permite romper con otra barrera importante: la dependencia de un ámbito académico-científico en el que experimentar.

La ciencia de garage apuesta al conocimiento libre y colaborativo,
entre científicos y no científicos, compartiendo tanto
los conocimientos como las ideas y experiencias.

Partiendo de estas formas de hacer ciencia se me ocurre incluso, ir un poquito más allá y proponer el desarrollo de un proyecto educativo de “acercamiento a la ciencia” que apunte especialmente a jóvenes en edad escolar (ya que esos equipos con un poco de teoría y cierta guía pueden manipularse con facilidad).

Las ventajas de hacer algo así en un ámbito educativo son muy similares a las que planteo en mi artículo de Neurociencias DIY:

  1. No hay mejor forma incorporar un conocimiento que experimentalmente, observando cómo se hacen las cosas y haciéndolas uno mismo.
  2. La ciencia de garage es una manera más de mostrarles a los que todavía no han elegido un camino académico a futuro por qué podría ser interesante que sigan una carrera científica qué podrían encontrar en ella.
  3. Que puedan conocer y aprender acerca de algunas herramientas de los distintos campos de la ciencia, la manera en la que se trabaja y las ventajas de adquirir esos conocimientos.

La ciencia puede ser una profesión
o puede ser un hobbie

Un biohacklab se podría plantear incluso como un espacio donde se puedan hacer estas cosas fuera del ámbito del aula. Y esto también resulta súper enriquecedor, no solo porque elimina el límite de tiempo que impone una clase de biología o las horas de laboratorio curriculares, dejándonos a veces con ganas de seguir experimentando, sino porque también le quita cierto carácter de obligación a aprenderlo que nos puede dar una clase normal.

Pero más importante aún, los biohacklabs permiten perder esa concepción de que la ciencia solo deber hacerse en el ámbito académico. De esta forma se promueve el principio que motiva a los DIYBio Labs: se puede hacer ciencia fuera del ámbito académico, de forma divertida, colaborativa, y generando un espacio más de desarrollo de ideas cuyo principal motor sea la curiosidad y las ganas de aprender sin un marco tan estricto y elitista como el que muchas veces impone el ámbito científico. Incluso vamos mas allá y les decimos, “la ciencia puede ser una profesión o puede ser un hobbie”.

Un biohacklab puede plantearse desde el DIY no solo porque sus participantes estarían haciendo ciencia con sus propias manos al asignarles un experimento sino porque utilizando equipos de software y hardware libre —donde todo está documentado de manera tal que cualquiera pueda reproducirlo en su totalidad con sus propios materiales o comprarlo y ensamblarlo— se los puede estimular para que ellos mismos se involucren en el armado de los mismos equipos que luego usarán para experimentar.

Los equipos usados para investigación tienen un costo inalcanzable para un “bio-hobbista”, o para un científico que quiere hacer ciencia en su casa en paralelo, lo que hace que la ciencia tenga menos alcance o sea solo para los afortunados que llegaron a la instancia de trabajar en un lugar con tal equipamiento. Por eso uno de los motores que mueve a los biohacklabs es la creación de las mismas herramientas que se usan en los laboratorios convencionales pero de forma libre a precios lógicos y accesibles para que el dinero no sea el impedimento para hacer “ciencia de garage”.

Si ya desde el colegio uno siembra la idea del gran valor que implica construir las mismas cosas que ya existen pero a costos alcanzables y documentando todo de manera tal que cualquiera pueda hacer lo mismo por su cuenta, podemos imaginar la cantidad y poder de las ideas y proyectos que podrían surgir el dia de mañana de parte de los científicos de garage que hoy están en preescolar.

Talleres de ciencia en la UC San Diego, con equipos de Backyard Brains

Imagen de cabecera cortesía de Nomadic Science BioHackLab.

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Eliana Papávero
Maker Movement

Médica sumergida en neurociencias, intentando conquistar el mundo con una sobredosis de Curiosidad, un poco de Cafe, carfting y muchos juegos de mesa.