Experimentar lo aprendido
De la artesanía a la ciencia artesanal
Hace algún tiempo trabajo en el desarrollo de las neurociencias DIY o el acercamiento de la ciencia de garage o ciencia ciudadana al estudio y experimentación en Neurociencias. Esta es la primer entrega de una serie de artículos en los que exploraré mi relación con la cultura del hacer, el DIY y la forma en que mi educación científica pudo encontrar una manifestación inesperada a partir de mi pasión por las manualidades.
Desde muy chica me gusta hacer cosas. Siempre disfruté pasar mucho tiempo sumergida en juegos de construcción y diseño de distintas cosas. Más de grande, cuando entraba en la adolescencia empecé a interiorizarme en el mundo del hacer o del crafting y me enfoqué principalmente en las manualidades, el origami o papercraft, y cualquier cosa que se me cruzara.
Por medio de unos amigos caí en el mundo de los juegos de rol y los juegos con miniaturas de plomo que requerían de una escenografía. y si bien nunca aprendí a jugar con ellos me dediqué a aprender cómo se hacía la escenografía a escala para ese formato de juegos. Investigué mucho sobre el tema, los distintos tipos de juegos, las distintas escenografías que se podían crear, pero el mayor desafío surgió de los materiales. La mayoría de las páginas de internet de donde extraía información e ideas eran de Europa o EEUU, lo que hacía imposible conseguir gran parte de los elementos que ellos sugerían utilizar así que mi mayor entretenimiento se basó en diseñar escenografías y encontrar materiales alternativos para recrearlas. Luego de dos o tres escenografías decidí dedicarme a venderlas en lo que acá llamamos comiquerias o lugares de venta de comics y juegos de rol.
Fundé mi propio emprendimiento y trabaje durante un año. Lamentablemente la Universidad dificultó mi capacidad de sostenerlo y no pude continuar, pero mi lado creativo siguió allí. En el transcurso de la carrera no disponía prácticamente de tiempo para desarrollar nada similar. Mi último proyecto de maqueta, inspirado en El Señor de los Anillos, comenzó en el 2009 y quedó sin finalizar.
Aún así en mi escaso tiempo libre diseñaba cosas que no se conseguían, que no se podían importar. Diseñaba cosas usando ideas que encontraba en Internet. Es así como surgió una maceta guardacables, porque me molestaba mucho ver siempre enredados y a la vista los cables de los distintos dispositivos que conectaba a la computadora, o un cubo Rubik que en realidad es una caja de pañuelos, un sistema de macetas dispuestas de manera que optimizara el poco espacio que tenia para guardar la cantidad de cactus que continuamente aumentan en mi colección, y una estantería de cubos dispuestos en pirámide, entre otros.
Así es como me interioricé en el mundo del DIY y cultivé mi pasión por hacer mis propias cosas. Esta pasión surgió en parte por lo divertido y desafiante que me resulta el emprender proyectos, la búsqueda de ideas, el desarrollo de alternativas para llegar al resultado que busco y, por otro lado, la satisfacción que me genera finalmente ver mi objeto terminado, con el valor agregado que le imprime el haberlo hecho uno mismo.
Este objeto, a veces un prototipo, ya no se trata de un simple objeto inanimado, sino de la suma de todo el proceso y la experiencia que surgió a partir de aquella idea inicial. Eso es lo que más me atrapa.
Segunda parte: ¿Por qué un taller de Neurociencias DIY?
Tercera parte: ¿Cómo acercamos a todos a las Neurociencias DIY?
Imagen de encabezado: Organ and Origami cortesía de Charles Clegg, CC BY-SA 2.0
Gracias a Giancarlo Sandoval por las correcciones.
