¿Quién cuida a nuestros bebés?

Eva Janeiro
MamaMail
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7 min readJun 4, 2019

Cuestionando la Educación Infantil

Empezaré diciendo que las personas que deciden dedicar su vida a los cuidados, en el momento vital que sea, tienen toda mi admiración y respeto. Este artículo no va contra esas personas, sino todo lo contrario. Cargo sin piedad contra el sistema que tienen que soportar y que pagamos bien caro como sociedad.

Cuando empecé MamaMail, quise centrarme en todo el proceso de transformación profunda que supone adentrarse en el mundo de la crianza. Sobre todo, basado en el punto de vista adulto. La (in)fertilidad, el embarazo, el parto, el postparto, la familia…

Mi intención era aterrizar cómo esta experiencia atraviesa de forma transversal la vida y la convierte en otra cosa, a veces mejor, a veces peor… Pero otra diferente a muchos niveles.

Al tiempo, me di cuenta de que aunque es una parte que me fascina, la crianza tiene como principal protagonista el otro lado de la ecuación: la infancia. Y que además, por regla general, nuestro conocimiento sobre ella es bastante limitado porque por tradición, nunca les hemos prestado la atención que merece.

Por eso, me parecía básico formarme en desarrollo infantil. Sus etapas, sus características, sus tiempos, qué nos une y qué nos aleja.

Con esa idea, entre otras cosas, me matriculé en Educación Infantil, en modalidad de pruebas libres. Es decir, una vez al año me hacen un examen de 50 preguntas, tipo test, de las asignaturas que yo haya escogido y así hasta el año que viene. Luego prácticas, proyecto y lista para empezar a cuidar bebés. O eso dirá el título.

Alcanzado este punto, hay muchos melones que abrir pero por no hacer una tesis de esto, quiero centrarme en los que más me preocupan:

  1. ¿Qué es una escuela infantil?

Una escuela infantil es básicamente, UNA EMPRESA. Me consta que hay mucha gente que emprende este modelo de negocio desde una posición vocacional pero al final, si los números no cuadran, no hay vocación que te pague el alquiler o se ajuste al reparto presupuestario, en el caso de las instituciones públicas.

Es responsabilidad de las familias escoger entre una opción más o menos privada/pública. Siempre teniendo en cuenta que si puedes acceder a una opción más acorde con tus ideas, probablemente, será un privilegio de clase o suerte pura y dura, porque las opciones públicas respetuosas con la infancia son como los tréboles de cuatro hojas.

Mientras el sistema lo permita, las condiciones seguirán siendo, por norma general, precaria y abusiva, tanto para la persona empleada como para la que emplea.

El modelo de escuela infantil que manejamos en los tiempos que corren, no cumplen una labor pro infancia, sino pro capitalismo. Existen para poder compaginar las exigencias de un sistema que obliga a las criaturas a separarse de sus figuras de apego cuando aun no está ni formado. Que no acompaña la experiencia de la lactancia materna en los mínimos que recomienda la OMS y que a pesar de los esfuerzos de querer hacerlo de forma amorosa y respetuosa, se encuentra con muchas trabas en el día a día de su desarrollo profesional.

Es por eso, que hay personas que se ofenden cuando hablamos de “guarderías”, porque les rompe el corazón que aun teniendo todo en contra, las familias no les demos ni siquiera el término correcto a toda la labor que hacen para suplir la carencia que supone dejar a un bebé en un entorno que no es el suyo.

No es casualidad que mucha gente piense (un 60%) que la escolaridad obligatoria comienza a los 3 años o que en Francia ya lo hayan hecho así.

Nos hacen pensar que es lo esperado, lo ideal, que los bebés necesitan socializar… Pero se olvidan de decirnos que lo que de verdad necesitan es estar con sus familias y que en la Europa donde nos gusta mirarnos, es casi una irresponsabilidad que los niños y las niñas comiencen la escuela antes de los 6 ó 7 años. Aquí en horario lectivo/laboral, las calles están vacías de criaturas y si apareces con una de más de un año, enseguida te preguntan si le pasa algo.

Conciliar no es poder trabajar más a pesar de nuestra familia. Es o debería ser, favorecer disfrutar más de ella y sentir que cada una de las facetas de nuestra vida está equilibrada y vale la pena, para todas las personas que la integran, atendiendo a la necesidad particular de cada miembro y su momento vital.

2. ¿Qué sabe una persona que cuida bebés de 0 a 3 años?

Pocas veces en mi vida me siento más incómoda como cuando voy a hacer uno de estos exámenes. Es imposible no pensar en que esas personas que están contigo serán las que se ocupen de bebés dentro de poco tiempo, si todo va bien.

En su mayoría, es gente MUY joven, sin ninguna experiencia en contacto con bebés, con un sistema a su alrededor que les empuja a buscarse la vida y con el estigma que aun arrastra el no estudiar una carrera universitaria.

Tú que me estás leyendo ahora… ¿Volverías a tomar las mismas decisiones que con 17 años? Yo ya te digo que no.

A día de hoy, soy una mujer de 37 años, madre desde hace más de 5 y dedico casi todas las horas de mis días a formarme en temas de crianza y familia. Mejor o peor, creo que alguna idea voy teniendo y cuando alguien se me acerca a comentar un examen me echo a temblar.

De nuevo, el problema no es suyo, sino de una sociedad alejada de la crianza, que puede pasar semanas o a veces meses sin tener contacto alguno con una criatura. El problema está en tener que aprender cosas como éstas:

Yo respondí “no deberemos forzar a que coma” pero como ves, estoy equivocada. En fin.
El pañal no se quita, se deja de necesitar ¿Solo se deja de necesitar en verano?
El cepillado a partir del primer diente, con pasta de 1000 ppm, por favor.

Y esto sin entrar en conceptos mucho más alarmantes como recomendar castigos físicos o tiempo fuera en bebés de 2 años, humillaciones, chantajes… Que también están ahí, acechando en el temario.

Luego nos echamos las manos a la cabeza cuando llega el bullying y no tienen herramientas, tanto para defenderse como para no agredir.

Llevo dos años estudiando cómo responder como un robot cosas que jamás querría aprender. Esas lecciones pasarán como aire por mi mente, pero muchas de las personas que estaban en mi aula, no las contrastarán jamás y se ocuparán de nuestros bebés con esos conceptos como bandera. Da bastante miedo.

Por suerte, dentro del temario también se habla de la importancia del contacto, de la escucha activa de la coeducación…

3. ¿Cómo son sus condiciones laborales?

Indignas. Una broma de mal gusto.

Se nos llena la boca diciendo que la infancia es nuestro futuro, que tenemos que cuidarla, que son lo más importante… Y luego menospreciamos hasta la extenuación a las personas que se encargan de ella.

Las criaturas de 0 a 3 años son totalmente dependientes. Es una profesión agotadora, física, mental y emocionalmente. Les exigimos una implicación personal que en muchas ocasiones ni sabemos (ni queremos) ofrecer en casa.

Pretendemos que una persona que muchas veces no ha cuidado una criatura en su vida, trate a cada bebé como si fuera suyo, con unas ratios imposibles que llevan a lesiones y agotamiento crónico, por un salario que no puede asegurar su propia independencia.

Por si esto fuera poco, no podemos olvidar que es un empleo ejercido mayoritariamente por mujeres. En todos mis exámenes, que han sido nueve este año, he contado 3 hombres. Con lo que a las exigencias del convenio, tenemos que añadir toda la problemática laboral de género añadida, o quizá por eso es así. Conclusión: Un show.

¿Quién puede sentir motivación así? Desde luego, las personas que a pesar de todo siguen trabajando con ganas, cariño y una sonrisa merecen, como decía antes de empezar, todos mis respetos. Gracias a MamaMail, me encuentro a personas increíbles, cuya vocación se les escurre entre los poros y que siguen ejerciendo esta profesión desde el amor por la infancia, como si nada, con la ilusión del primer día y a las que aun les quedan fuerzas para pelear por un mundo mejor, creando proyectos bonitos y cuidando con amor.

4. ¿Qué podemos hacer las familias?

Como poco, no ponerlo más difícil.

El personal de las escuelas no son nuestro enemigo, pero si querías atención personalizada 100%, aquí casi seguro que no la podrás encontrar.

Debemos comprender que tienen que lidiar con muchas otras familias a la vez que con la nuestra. Se esfuerzan por respetar nuestras costumbres, adaptarse a nuestras necesidades, gustos pero sobre todo, necesitan repartir tiempo y energía para cuidar a todas las criaturas a su cargo de forma igualitaria.

Lo más importante es confiar en su buen hacer y sus ganas de trabajar, formarse y cuidar, pero para eso, necesitamos gente válida, con una formación potente y actualizada, a la que la vocación les haga explotar el alma. Con condiciones justas de remuneración y descanso.

Es urgente valorar la figura del cuidado a la altura de la responsabilidad que tienen.

Debemos apoyar su lucha y defender sus derechos porque nadie se entrega a un trabajo con semejante implicación si no le corresponden. Cuando yo estaba de exámenes se produjo una huelga que apenas tuvo repercusión.

Tenemos tan normalizado no mirar más allá de nuestro propio hombro que ni siquiera reconocemos situaciones como ésta, que va en beneficio de una sociedad que valore más la infancia, para lograr una sociedad más sana, justa, equilibrada y feliz. Nos atraviesa.

La base de todo está en la primera infancia y la estamos entregando a cambio de horas de producción.

Si vamos a educar (sobre el concepto y la necesidad de educar podemos hablar otro día) que sea bonito.

Dejo a continuación un documental por si te apetece profundizar en este tema:

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Eva Janeiro
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