El directivo reventado. O la delineante.

Necesitamos más artículos como este que escribió hace unos días Fernando Gastón en LinkedIn.

En él, Fernando dice cosas como:

En los peores momentos te sientes un fracasado, el pensamiento positivo no abunda. Quizás no esté preparado para ser un ejecutivo ni padre ni nada. ¡A nadie le pasa esto!

Pero no es cierto, me acostumbro a hablar abiertamente de lo sucedido y descubro a multitud de directivos que han pasado por ello en soledad. Pero nadie lo cuenta.

En Linkedin hay una exceso de supermanes y una notable falta de seres humanos, que es lo que parece que soy.

Si hablásemos un poco más de nuestras miserias tendríamos contenidos de más calidad en Linkedin, que acompañarían a los que en un momento nos hemos sentido demasiado solos.

Todos pasamos por muchos malos momentos. Algunos, la mayoría, por algunos momentos muy, muy malos. En cada uno, adoptan formas distintas: momentos en los que crees que no vales nada, o que no mereces estar donde estás, que mereces todo lo malo que te está pasando, que no crees que esa racha mala vaya a tener fin o que no la podrás soportar…

Da igual cómo se plasme, la cuestión es que estás hecho una mierda. Pero, sobre todo, la cuestión es que es normal. Es habitual. Le pasa a (casi) todo el mundo en algún momento de su vida. En mayor o menor grado, por supuesto, pero pasa. Y es normal.

Y hace falta decirlo más, para que nos demos cuenta de que es normal. De que es similar a tener un cólico nefrítico y mucho más habitual. De que no es algo de lo que te debas avergonzar. Y que es algo contra lo que debes actuar igual que si te da una úlcera de estómago: acudiendo a profesionales.

Esto te pasa si eres albañil, taxista, arquitecta o directivo, o si no trabajas, pero es cierto que, cuando eres directivo, la cosa adquiere tintes particulares. Al directivo, al empresario, se le espera una entereza sobrehumana, una capacidad de aguante superior a la del empleado. Porque, claro, los empresarios están (estamos) hechos de otra pasta. Pues resulta que no. Salimos todos y todas del mismo sitio, hechos de los mismos materiales.

Cuanto antes nos demos cuenta de todo esto, mejor será para todos.