Mi primera marcha #niunamenos

Mariana Valenzuela Silva
Mariana Valenzuela
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3 min readOct 20, 2016

Mi procesión por la Alameda comenzó el lunes pasado. Le propuse una cita a mi amiga Cata: “Vamos a la marcha y después nos vamos a tomar y comer algo”. “Me encanta”, me respondió por WhatsApp. ¿Mejor panorama femenino o mejor panorama femenino? Jamás había marchado por nada, y creí que yendo con una amiga más experimentada en causas sociales, la experiencia no podría ser mejor.

Cuando llegó el miércoles, vi que algunas compañeras de trabajo llegaron vestidas de luto por el día de #niunamenos. En la agencia en la que trabajo se pensó que debíamos hacer una publicación en redes sociales que mostrara las situaciones machistas en las que nos vemos involucradas por ser mujeres en un mundo de hombres, por trabajar en publicidad, por trabajar en tecnología. En una reunión improvisada acordamos mandar reflexiones sobre nuestro diario vivir en este contexto: “Las mujeres solo pueden escribir de temas de mujeres”, “La gente encuentra raro que sepa de tecnología”, “A veces soy la única mujer en mi equipo de trabajo”, y cosas por el estilo. Y se empezó a dar una conversa muy linda, con nuestros compañeros, de como es trabajar “sola”.

Pero lejos las mejores reflexiones se dieron en el Metro, camino a la marcha con mi compañero de pega Manuel; y durante la marcha con mi amiga Catalina. La primera fue una conversa feliz, social y esperanzadora. “Que bien que esté pasando esto, que nos permite pensar y dialogar”, “que bacán que se esté hablando de la igualdad de género”.

La segunda, fue un poco más introspectiva. Mientras caminamos abrazadas, nos preguntamos qué nos había traído hasta ahí, a ese momento en el que declaramos, caminando, un favoritismo por el feminismo, a pesar de haber sido educadas para sobrevivir en un mundo de hombres.

Siendo la mayor de 3 hermanas, fui criada para jamás ser menos. Desde chica me inculcaron que nunca debía estar en desventaja, pero no desde una conciencia de género, si no porque esto, la vida, es una competencia. Así, comencé a formarme con un sistema que claramente estaba hecho para la guerra espartana. Yo tenía que ser una mujer lo más cercana a un hombre para poder surgir. Chao con los sentimentalismos y las debilidades. Eso es de niñitas, así que había que comportarse como hombre para ser tomada en cuenta. Y nadie me iba a decir lo contrario.

Con el tiempo, y gracias a situaciones como la marcha de ayer y el resurgimiento de la lucha de géneros, me he reencontrado con un lado femenino que tenía muy suprimido. Hoy pienso que está bien ser mujer y, sobre todo, que hay que quererse siendo mujer. Aceptando lo malo y lo bueno, desde los cambios hormonales a la posibilidad de ser mamá.
Y aunque quedan grandes vestigios de esa masculinidad autoimpuesta y de un feminismo mal concebido, me alegra saber que los veo, que soy consciente de ellos y que los puedo, eventualmente, erradicar de mi. Porque hoy igual prefiero no trabajar con mujeres y todavía me cuesta la ley cuotas (cual sea). En mi cabeza sigo creyendo que los hombres la tienen más fácil en este mundo y que me gustaría seguir pareciéndome más a uno que al estereotipo de mujer débil que deambula por mi cabeza.

Pero lo veo. Y ayer caminé para que se vaya. Para ejercitar esas conversaciones con recuerdos de infancia y autoanálisis. Para encontrarme de sorpresa con tantas mujeres, amigas, conocidas, que piensan igual que yo, pero que viven un sentimiento propio frente a consignas como el #niunamenos.

Ayer caminé para que no haya más mujeres asesinadas por hombres, para que no nos griten en la calle y ambos sexos tengamos igualdad de derechos. Pero también marché para que #niunamenos impulse a todas las mujeres que fuimos ayer a sumar a otras en esta lucha por respetar nuestro género y todo lo que viene con él. Nunca seamos menos que ayer. Seamos siempre más.

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Mariana Valenzuela Silva
Mariana Valenzuela

Co-fundadora de @masmujeresux #Product Manager. Periodista furiosa y amante de la gestión de proyectos. Head of Product @ Prey